•Narra Simon•

Me levanté con cuidado de no despertar a Adele. Fui a la habitación y tomé una cobija. La sacudí y me la llevé a la sala. Cubrí a Adele para que no se resfriara. Me acosté a su lado y la abracé.
Ese privilegio de tenerla entre mis brazos, de admirar su cuerpo, de hacerla mía, es lo que me da ánimos para seguir. No sé cómo llegué a pensar la opción de dejarla. No podría vivir sin esta hermosa vista de su rostro relajado a mi lado, sin sus besos, sin su aroma, sin Adele o mis hijos. No podría soportarlo.
Me quedé dormido poco después.

Desperté al sentir que Adele se movía. Volteé a verla y vi que me estaba sonriendo y que un rayo de luz le iluminaba la mitad de la cara. La moví un poco para que no le molestara el sol.
—No fue un sueño Simon—dijo adormilada—. Creí que había sido un sueño.
—No no lo fue—dije y le di un beso—. Buenos días.
—Extrañaba despertar entre tus brazos.
—Yo también extrañaba despertar y tenerte entre mis brazos.
Nos quedamos un buen rato así abrazados y dándonos besos.
—¿Qué hora es?—me preguntó.
—Las...—me estiré un poco para alcanzar mi celular—. Siete de la mañana.
—Deberíamos irnos, para ver cómo están los niños.
—Estarán bien. Tranquila. Vamos.
Asintió.
Nos levantamos, nos vestimos y después de estar listos nos fuimos directo a la camioneta.
—Prométeme que volveremos pronto—dijo viendo hacia atrás mientras nos alejábamos por el sendero.
—Claro que lo haremos. Lo prometo.

Llegamos en una hora a casa. Adele se fue directo a la habitación de Angelo, yo a la habitación de Melody.
Toqué a la puerta.
—Melody, cariño, hemos llegado.
—Pasa...—escuché su voz adormilada.
Entré y la vi en su cama. Es sábado y son las ocho apenas.
—Buenos días—dije sentándome a su lado.
Se sentó y después de estirarse sonrió.
—Buenos días—dijo después de un bostezo—. ¿Cómo les fue?
—Muy bien. Tú madre y yo ya estamos bien.
—¿Es en serio?—dijo alegre—. ¡Es lo mejor que pudiste decirme!—me abrazó por el cuello—. ¡Oh papá que feliz estoy por ustedes! Gracias por volver.
—Yo también estoy muy feliz Melody. Los extrañé mucho—le di un beso en la mejilla.
—¿Y mi mamá?
—Con Angelo.
Melody se quedó viendo la puerta y seguí su mirada. Adele había pasado rápidamente hacia las escaleras. Ambos salimos de la habitación.
—¿Qué sucede?—le pregunté. Adele iba a media escalera.
—Angelo tiene el ojo morado y golpes por toda la cara—dijo entre enfadada y preocupada.
Volteé a ver a Melody y su mirada de sorpresa me dejó ver que no sabía nada. Fui a la habitación de Angelo. Estaba sentado en el filo de la cama.
—¿Qué pasó Angelo?
Volteó a verme y en efecto, tenía el rostro destrozado.
—Una pelea. Nada grave. Oye, en verdad la contestaste ¿eh? Me vio así y no me castigó ni nada—dijo con una sonrisa.
—Ay Angelo. Eres un caso perdido. Ven, vamos a llevarte al doctor.
Adele entró en ese momento con una bolsa de hielo y el botiquín del baño.
—Ten, sostén esto en lo que le pongo el hielo—me dio el botiquín.
Adele se sentó frente a Angelo.
—Ayer me curaron y todo eso—dijo Angelo antes de quejarse por el hielo.
—¿Quién te hizo esto? Simon pásame el desinfectante—se lo di.
—Robert. Ya sabes, lo de siempre.
—Tienes que alejarte de ese chico...
—¡Ouch! Mamá, cuidado—dijo Angelo.
—Lo siento... Owww ven aquí—abrazó a Angelo y él confundido le devolvió el abrazo a su manera. Sonriendo me levantó el pulgar y articuló un "gracias".

•Narra Melody•

—¿Dónde te metiste ayer? La tía Laura me llamó histérica—le dije a Louisa por video llamada.
—Fui con Lily y se me fue el tiempo pero no escuché el celular y adivina quien está castigada.
—¿Disculpa? Creo que no escuché bien.
—Si si lo hiciste. Yo, Louisa Dockrill, estoy castigada.
—Wow–dije en verdad sorprendida—. ¿Y cuál fue el castigo?
—Tener que ir con los abuelos.
—¿No vendrás mañana?
—No, ni el próximo fin de semana. Muero. Es decir, amo a mis abuelos pero no soporto escuchar una y otra vez las historias de mi abuelo y la granja y el olor a humedad de la sala de mi abuela.
—Owww Lou...
—Lo sé, pobre de mi. ¿Y tú? ¿A qué hora te vas?
—En media hora. Theo vendrá por mi. Quería que me ayudaras.
—A la próxima te voy a cobrar Melody.
—Jajajaja lo siento.
—Bueno, a ver, ¿cuales opciones de atuendo tenemos hoy...?

Después de arreglarme me despedí de mi madre y mi padre. No le dije que iría con mi novio porque ni siquiera sabe que tengo uno y estaban muy ocupados en investigar a Angelo y en llevarlo a que le revisarán el ojo que no se le veía nada bien.
Theo llegó a la hora indicada y me fui con él a su casa. Dijo que sus padres querían invitarme a comer y que aún me debía ver esa película que habíamos quedado.

—Mi madre es vegetariana pero yo amo la carne al igual que mi padre. Si hay alguna pelea por favor discúlpame—dijo estacionando su coche en el garaje.
—Tranquilo jaja. Estoy acostumbrada a peleas en la mesa. Mi hermano y yo solemos ser los protagonistas.
—Bueno jaja. Solo quería disculparme de antemano.
Me abrió la puerta y me ayudó a bajar. En cuanto entramos una flecha de juguete casi lo golpea en la frente. Asustada vi la flecha pero él parecía estar acostumbrado a ese tipo de ataques.
—¡Fallaste!—gritó al aire. Entonces vi a su hermano saliendo de una esquina.
—Rayos...—dijo enfadado y salió corriendo con arco en mano hacia la sala.
—Lo lamento. Gracias a dios que no te dio a ti.
—¿Siempre lo hace?
—Siempre. Al principio lo lograba, justo en la frente. Pero uno se acostumbra y toma práctica. Gracias a él tengo buenos reflejos.
Entonces una flecha lo golpeó en el hombro.
—¡Si!—celebró su hermano y no pude evitar soltar la carcajada.
—Buenos reflejos—dije riendo.
—No cuenta, no estaba viendo. Mejor vamos jaja.

Llegamos hasta el comedor donde ya estaba puesta la mesa. Su madre salió de la cocina con un plato enorme lleno de papas.
—Hola hola—dijo sonriente. Dejó el plato y me abrazó—. Bienvenida querida Melody, siéntate donde quieras. En un momento vendrá Fred. ¡Tommy! A comer.
Me senté al lado de Theo. Su padre me saludó de la misma manera y su hermano se sentó al otro lado de Theo sin siquiera ver la silla, estaba ocupado llenando una pistola de Nerf con balas naranjas.
—Que bueno que viniste Melody—dijo la madre de Theo sirviéndome aún más comida—. Estamos muy contentos de tenerte con nosotros.
—Gracias por invitarme—dije sonriendo.
—Claro, como no estar contento de tener a la hija de una gran estrella en nuestra mesa—dijo su padre.
Sonreí un poco incómoda.
—Y como novia de nuestro pequeño...
—Mamá—dijo Theo.
—¿Qué? Estoy muy contenta de que seas novio de esta pequeñita. ¿Acaso eso está mal?
—Y dime, Melody, ¿cómo sigue tu madre?—me dijo Fred.
—Mejor, gracias.
—¿Es cierto eso de que se va a divorciar de tu padre Mely querida?
—No—dije un poco molesta—. No es cierto.
—Que bueno. Con eso de que no estaba en las fotos...
—Oye Melody. ¿Tú madre tiene en mente otro álbum? Sus discos son los más vendidos en las tiendas últimamente. Sería muy bueno que saque otro...
—La verdad no...
—¡Imagínate! Si hace otro y graba unas cuantas canciones para una versión especial con nuestras tiendas. Podríamos hacer un buen trato.
—Con tan hermosa voz como no va a vender tantos discos—dijo la madre de Theo.
Estaba muy muy incómoda. Estaba pasando lo que siempre pasa. Me usaban para información de mi madre y Theo no decía nada. Volteé a verlo.
—¿Qué tal si voy por el postre?—dijo nervioso.
—Claro querido claro.
—¿Por qué no le preguntan a Melody sobre su presentación a próxima semana? Hará una audición para presentarse en el Royal Albert hall—dijo antes de ponerse de pie e irse a la cocina.
—¿En serio Melody?
—Si...—dije picoteando mi comida—. Será el lago de los cisnes.
—¿Y tú madre va a cantar o asistirá?—dijo el padre de Theo.
—Pium Pium—Thomas empezó a disparar a todos lados. Esquivé una bala.
—Mi madre no...
—¿Te imaginas? Que tu madre cantara en tu presentación. ¡Hermoso!
—Si—dije harta. Me limpié la boca con la servilleta y me puse de pie—. Gracias por la comida pero recordé que tengo que irme con mi madre—hice énfasis en las últimas palabras y salí del comedor. Una bala rozó mi oreja.
Estaba muy enfadada, caminé decidida hasta la entrada principal y saqué mi celular para llamar a David pero, al salir lo vi parado en la calle de enfrente. Iba a bajar las escaleras cuando sentí que me tomaban del brazo.
—Melody, espera—dijo Theo.
—Ya no lo soporto Theo. Tus padres están peor que los paparazzis y tú no los detuviste.
—Lo siento Melody. En serio. Por eso fui por el postre para que dejaran de hablar y...
—Tengo que irme Theo—dije soltándome de su agarre.
—Espera...
—¡Te lo dije!—volteé enojada—. Te dije que siempre pasaba lo mismo. Creí que iba a ser la excepción pero no, siempre es lo mismo.
Corrí, corrí hasta la camioneta y me subí sin ver a Theo.
Me puse a llorar del coraje y la decepción en el camino a casa.
Al llegar a casa cerré de un portazo. Angelo apareció en el recibidor con un pedazo de carne en el ojo.
—¿Qué suce...?
—Nada—dije enojada.
—¿Qué te hizo el noviecito?
—¿Qué novio?—dijo mi padre viéndome confundido.

...
Aquí está el capítulo 31. Comenten por favor :)
❤️

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