Ocho de la noche y Tessa se acaba de ir a casa. Me ayudó a ordenar algunas cosas y ya todo parece estar en orden.
Está viviendo con Mangel y creo que lo llevan de maravilla. Me alegro por ellos, pero sigo nerviosa por lo que me había comentado la mujer hace un rato.
¿Cómo es eso de que Rubén dejó su carrera de youtuber?
-Quizá cuanta gente está deseándome la muerte - suspiré mientras me recostaba en el sofá mirando el techo.
Como si no fuera poco que una sola persona me atormentara la vida, ahora se me suman veinte millones. ¿debería decirle lo de...?
El sonido de la puerta abrirse me sobresaltó y me senté de nuevo para ver a Rubén que acababa de entrar con los ojos muy abiertos.
-Eh... ¡jajajaja!, ¿paso algo? - carcajeó al verme tan sorprendida
-No... no, ¡jajaja! - disimulé - ¿Qué tal todo?
-No muy bien - suspiró y se lanzó al sofá con las piernas abiertas - la confesión de Astrid no es suficiente.
-¿Cómo que no es suficiente?, ¿Qué más quieren? - comenté molesta
-Quieren que tu cuentes su parte... - bufó - no quiero que lo hagas
-Quiero hacerlo.
-No Tiffa, no quiero que...
-Lo haré Rubén, solo así podremos ver a esos putos en la cárcel y lejos de las personas buenas, ¿no crees? No se diga más. ¿estás de acuerdo?
Dudó un poco y le di un corto beso para tranquilizarlo.
-Vale. - dijo asintiendo al fin
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-Traje pizza, ¿quieres? - me levanté y caminé a la cocina
-Sí por favor, muero de hambre - sonrió desde el sofá encendiendo la televisión
Fui a la cocina y saqué dos latas de soda de a nevera y llevé la caja de pizza hasta el sofá.
-Tessa estuvo conmigo hace un rato, me ayudó a ordenar unas cosas... no tenía idea que vivía con Mangel
-Sí, pobre hombre.... Esa urraca no se calla nunca, pero me agrada
-Ella es especial - sonreí recordando a mi amiga y sus ridiculeces -¿Has hablado con Alex?
-No, desde que se fue no he sabido de él. Hay que darle su espacio.
Bebí un sorbo de mi bebida y me levanté al baño a orinar. Llevaba aguantando un buen rato. Alex se fue de viaje fuera del país, solo. Estuvo mal, se cerró en sí mismo y no salió de su casa por varios días. No asimilaba la idea de que Eva lo usara como quién usa un juguete y luego lo tira porque ya está viejo o pasó de moda. Mangel y Rubén lo visitaron varias veces, Rubén me contaba que estaba pésimo, apenas comía y tenía unas ojeras tan grandes que si salía a la calle lo confundirían con un mapache.
