take 6

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Camila no duerme. Camila no come. Camila no habla con nadie. Camila se ha quedado sola.

Ya no es la misma chica de antes.

Se encontraba tumbada en el sofá de su casa pensando, pensado en las personas, en Dinah, en Lauren. Y en el daño que les había causado. Ella había notado como también había perdido a Normani, ella silenciosamente se había alejado, sólo así, había desaparecido del grupo por completo y en silencio, Camila estaba siguiendo sus pasos. Casi no estaba yendo al colegio y parecía que a nadie le importaba, que nadie se preocupaba por ella. Ninguno de sus amigos llamaba y lo que hacía sentir peor a Camila era que Dinah si lo hubiese hecho, porque cada vez que ella faltaba, la polinesia siempre le llamaba y después de clases, iba a su casa para pasar tiempo con ella.

La mente de Camila no hacía nada más que dar vueltas, vueltas y más vueltas. Pero siempre, terminaba en lo mismo, en aquellos ojos verdes llenos de dolor. Su corazón se encogía cada vez más al recordarle de rodillas frente a aquéllas lápidas, con lágrimas saliendo de sus ojos. Tampoco podía olvidar el pequeño pasaje que recitó antes de dejar el cementerio.

¿Por qué había actuado ella de esa forma? Camila sabía sobre amor, había leído el amor, había visto películas de amor, pero nunca, nunca en su vida había experimentado el amor. Pero, ¿Era esa una excusa para dañar a la ojiverde? ¡No! Por supuesto que no. Todo siempre en la vida de la morena, era una rutina, todo estaba exactamente calculado. En sus planes nunca estuvo y nunca estaría el enamorarse de una mujer y menos de una que no formaba parte de su grupo social o estuviese 'a su altura'. Así lo veía ella antes. Pero comprendió muchas cosas. Sus ojos se abrieron de una forma excepcional. Ella había comprendido muchas cosas. Ella siempre fue, nada más que la única mala de la historia y le pesaba. Le pesaba en su corazón. Le dolía cada que respiraba. Era cómo una mezcla de sentimientos. Culpa, tristeza, enojo, odio, decepción, desesperación. Así se sentía, contra ella misma.

Todo lo que una vez Lauren le dijo, sobre la atención, sobre el autoestima, el valor a sí misma... Siempre tuvo razón. Porque la pequeña morena ahora mismo, no era más que un cuerpo sin alma.

El día siguiente, decidió que era tiempo de pararse de aquel sofá, entonces, fue a la universidad. Cuándo llegó el tiempo de receso, fue a su mesa y notó que otra chica había tomado su habitual silla. Observo a sus amigos y parecía que la habían reemplazado completamente. De todas maneras, no tenía ganas de verlos. Así que no entró a la cafetería, simplemente tomó sus audífonos y se dirigió al gimnasio que a esa hora estaba usualmente vacío. Al pasar por el pasillo, escuchó unas pequeñas risas, entonces, se escondió tras la pared para espiar.

-Parece que ella no está por ahí. -Pudo ver a Normani con... ¿¡Dinah!?

Camila abrió un poco sus ojos y se asomó mejor.

-Pobre, ¿cómo esperas que Laur se apresure con esa bota en su pie? -La polinesia dijo con una sonrisa.

-¿No había dicho que hoy se la quitaban? -Preguntó la chica de piel oscura guardando algunos libros en su casillero.

-Si, en realidad. Iremos después de clases para que le quiten esa maldita cosa. -Respondió con una sonrisa.

-¿P-podría... Ya sabes, acompañarlas? -Normani preguntó algo apenada y Dinah se rió.

-¡Claro, Mani! Estoy segura de que a Lorenzo le gustará la idea. -Normani rió por el apodo.

-Le quieres mucho, ¿cierto? -Dinah sonrió ampliamente y negó.

-No. Yo le amo. -Contestó y la Normani sonrió grande.

-¡Dinah Jane! -Ambas chicas voltearon rápidamente y se echaron a reír al ver a una Lauren con la cara manchada de algún tipo de dulce y arrastrando su pierna.

Thousand Hands (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora