Y se marcha, no sin antes tomar su bolso y dar un beso sonoro en la mejilla de la hermana del tatuado. Amana no hace una sola mueca ante el afecto que le da mí tía, y sé que no se encuentra bien. La manera en que sus hombros están tiesos, mostrando toda la tensión que estaba corriendo por su cuerpo.

—Amana quiere hablar contigo —Dash dice, aprieta el hombro de su hermana y me da una pequeña sonrisa antes de seguir los pasos de mi tía. La puerta se cierra, dejándonos a ambas dentro de la habitación. Sé que debería decir algo, sin embargo, ninguna palabra hace el esfuerzo por salir de mis labios.

Amana está de pie a unos cuantos pasos de la cama que estaba ocupando y, como si no me doliera nada, me encargo de hacer un poco de espacio para ella.

—¿Vienes?

Ella abre la boca, como si pensara en su respuesta, parece dudarlo y pienso que se negará, sin embargo, en silencio y con toda la calma que reúne, se dirige a pasos lentos hacia la cama. Su cuerpo cae sobre esta y me siento un poco sorprendida cuando su cabeza termina sobre mi pecho, sus brazos se aferran a mi cintura y sé que ha llegado al tope. Sé que después de que Dash se enterara de todo, era momento de sacarlo.

—Todo está bien ahora, Amana —Mi voz está a punto de romperse, pero hago todo el esfuerzo para atraer aquella sensación cálida que mi madre me daba cuando tenía pesadillas durante las noche. Aquellos abrazos y palabras que me murmuraba en el oído hasta caer dormida nunca serían eliminados de mi cabeza. Aún después de que había pasado más de un año de su muerte, su recuerdo seguía vivo en mi mente. Ella seguiría viva hasta el último día que mi corazón deje de latir—. Me tienes a Adrien y Dash para cuidar de ti. Tu madre —Me aclaro la garganta, apoyando mi barbilla en su cabeza cuando siento como un sollozo se escapa de sus labios—. Me tienes a mí, Amana.

>>Estaré aquí siempre que me necesites, aún cuando me encuentre lejos, estaré ahí, recordándote que tienes unos hermanos que mataría por tu felicidad.

—Y-yo tengo miedo, H-Holly —dice, aún con el rostro escondido en mi pecho. Su cuerpo se sacude y soy capaz de sentir la súplica en sus palabras. El recuerdo de gritarle a Richard que parara invade mi cabeza, jugándome una mala broma—. Tenía miedo... él...

—Él ya no es tu problema, Amana —La interrumpo. Según tenía entendido Dash tenía a Ethan detrás del rastro de Colín, tarde o temprano lo encontraría, y a consecuencia de ello terminaría en la cárcel—. Dash no es el único que está detrás de él.

—¿Conociste a los policías que están a cargo del juicio de Richard Miller? —Pronunciar su nombre ya no me producía miedo, sin embargo, el asco se mantenía ahí. Espero a que Amana salga de su escondite, lo cual hace luego de unos minutos. Sus ojos están rojos cuando observa los míos, y la expresión de miedo surcando su rostro llega a tocar la fibra más delicada de mi corazón. No quedaba nada de aquella niña que me insultó la primera vez que la conocí, en su lugar, una niña llena de miedos estaba abrazándome con el rostro cubierto de lágrimas—. Ellos están a cargo de ambos casos, coloqué una demanda contra Colín, sé que pagará por todo lo que hizo.

—Solo quiero olvidar lo que pasó —dice, con voz ronca—. Pensé que todo era un juego, pero cuando me golpeó... —traga, duro, mostrándome el miedo que atraviesa en sus ojos—. No pensé que todo terminaría así. Dijo que conocía a Dash... Que le haría daño.

—Dash sabe cuidarse —la atraigo nuevamente hacía mí, sintiendo como el medicamento empieza a hacer efecto en mi sistema—. Dash cuida de ti, siempre lo ha hecho.

La pequeña morena junto a mí murmura algo que no logro entender, y siento como la oscuridad me envuelve, llevándome a lo más profundo de ella. La primera imagen que desplaza a la oscuridad hace que el miedo invada mi sistema, llevándome a los peores recuerdos que tenía en mi cabeza.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now