Come and pick me up at midnight

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- No lo parece. - comenté yo. - que te estés escondiendo.
Él sonrió con esa dichosa sonría hecha para la guerra.
-Ahora no. Pero antes sí.
-Y por qué no os escondéis ahora?
- Porque si lo hago no puedo besarte, no puedo verte. Y quiero hacer ambas antes de irme, porque estoy seguro de que no podré hacerlas más. 

Me quedé paralizada durante unos instantes, mirando su rostro.
- He venido a despedirme, Milady.

Despedirse? Ya? Pero si ni siquiera...
Por qué me importaba tanto si ni siquiera le conocía?

- De-Despedirse.- mustié.
-Sí, lo siento, lo de esta noche no debía haber ocurrido, no he hecho sino ponernos a ambos en peligro. -me dijo con cierta tristeza. Sus preciosos ojos verdes escrutaron mi rostro con sumo cuidado.- pero había pensado q valía la pena intentarlo, al menos una vez.

La luna iluminaba su triste silueta, mientras ésta se acercaba con cautela a mí.
- Seguramente, mañana, vendrán a por mí y no voy a darles esa opción.
- Por qué habéis tenido que robarle?
-Era lo que se debía hacer, era lo justo.
Un disparo lejano interrumpió sus palabras. Ambos nos giramos y escuchamos a un guardia llamar a otro justo debajo de nosotros.

Él, rápidamente me empujó hacia la pared, lejos de la luz.
Podía sentir su respiración junto a mi cuello, como esta lo acariciaba y calentaba a la vez.

- Qué pasa John?
-Creo que he visto a alguien.
-Estás seguro?
-Sí. Como cace a uno de esos malditos escoceses...

Mis ojos, irremediablemente se toparon con los de él, si respiración ya no caía sobre mi cuello, ahora lo hacia sobre mis labios.
Sus manos parecían unirse con la pared detrás de mi espalda, y sus ojos parecían una planta más en mi balcón.
Mi corazón no paraba quieto, estaba nerviosa, mucho y sabía que él también porque podía escuchar sus latidos, que simultáneamente hacían el mismo estruendo que los míos.

-Llamemos a los demás guardias.- dijo la voz ronca de antes.

Miré alarmada a "Robin Hood"; como respuesta, posó su dedo sobre mis labios.
Se me escapó un gemido al hacerlo y sus ojos se clavaron con más intensidad en mí.
Iba a apartar la vista para no agobiarme, pero sé que no pudo.
Se me quedó mirando y lentamente, bajó su rostro hacia el mío.

- No, primero asegurémonos que hay alguien. No debemos molestar a los señores.

Me quedé quieta, apoyada contra la pared, mirando como su atractivo rostros se inclinaba para besarme.
-De-Deberías...- le susurré, pero mis palabras se confundieron en un jadeo al notar su aliento sobre el mío.

-Está bien, vamos a cargar los fusiles por si acaso.

Cerré los ojos y al instante sus ardientes labios besaron los míos.
Antes de corresponderle, los abrí de golpe otra vez y le detuve.
- Quién eres?-le susurré.
Él sonrió con ternura y alzó su mano para quitarse la máscara, pero se detuvo.
- Por qué no lo descubres por ti misma?- me respondió mientras se acercaba a mí de nuevo, peligrosamente.
Suspiré y dirigí mis manos a su cabeza, que lentamente, descendía hacia mis labios.
Encontré el nudo que sujeta a la máscara e intenté desatarlo pero mis ojos se centraron en sus labios que comenzaban a acechar los míos.
-Vamos, quítamela. - me susurró con una voz increíblemente seductora mientras sus labios rozaron los míos.
No me pude controlar y le besé. Rápidamente él me correspondió y devoró las comisuras de mis labios, que ardían en deseos de besarle.

Tal vez era mejor no saber quién era.

De todas maneras eso me importo poco mientras él me besaba, aunque mis manos seguían en su máscara.
Las suyas se apoyaban contra la pared, evitando que su peso cayera sobre el mío. Sin darse cuenta, soltó una mano para poder atraerme hacia él.
Su cuerpo quemaba.
Con delicadeza apoyó su cuerpo en el mío, noté cada músculo y cada trozo de su piel, como estos quemaban la mía.

-Aylin? Dónde estás?- dijo Sohnia desde el interior de la habitación.
Presa del pánico, me separé de él.
- Aylin?- volvió a preguntar, esta vez más cerca.

-Debo irme; será lo mejor.- dijo Robin Hood mirándome intensamente.
-Sigo sin saber tu nombre. - le dije, mientras jadeante, cogía aire. Él sonrió y se dispuso a desatarse la máscara.

- Aylin?!

Aquello le interrumpió.
-Tal vez sea mejor que no lo sepas. -susurró apartándose cautelosamente de mí.

Los pasos de mi amiga se oían cada vez más cerca.
- Voy, espera. - le contesté mientras miraba Robin.
- Vale.

-Dime un nombre, aunque sea falso.
- Alaster.
-Gracias. - le dije. Él sonrió tristemente y pasó su pie por un lado del balcón. Me acerqué y besé su mejilla. -suerte, Alaster.

Su sonrisa se ensanchó y lentamente pasó su cuerpo entero al otro lado.
-Suerte a vos también, Milady. No os olvidaré. Os estaré esperando.-dijo mirándome por ultima vez antes de saltar.
Corrí a asomarme para ver si estaba bien, y lo estaba. Observé su silueta escocesa correr bajo la luz de aquella extraña luna de leyenda.

-Aylin, no te vas a creer lo que me acaba de pasar.- me dijo Sohnia. Rápidamente, aparté mi vista del suelo donde Alaster había saltado segundos antes.
-Tú tampoco.- le dije girándome.

Highlands ( #PGP2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora