Capítulo 55. Dragones, Grandes y Pequeños.

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 - Mira... ¿recuerdas mi viaje a Alemania? - mi corazón se detuvo, literalmente. 

Asentí, y luego recordé que no podía verme.

 - Sí... - susurré.

 - Mira, cariño, no quise decírtelo antes, porque no estaba segura, pero necesitas saberlo ahora... hay una razón por la cual viajé. 

Me quedé en silencio, y mamá retomó la conversación unos segundos después.

 - Yo... Paul consiguió un muy buen trabajo ahí, Percy. Mi editorial no tiene problemas con que escriba desde allí. Y... Paul y yo viajamos ahí porque hay una academia que está interesada en darte una beca por natación... fuimos a inscribirte, Percy. Si entrabas, pues nos mudaríamos, y si no, nos quedaríamos en Nueva York. Y, bueno, entraste. 

Tuve que repetir las palabras de mi madre en mi mente seis veces hasta que cobraron sentido. 

 - No - dije, simple y claro. No me mudaría. No dejaría Nueva York. No dejaría a Annabeth. No me iría.

 - Cariño... 

 - ¡No! - repetí, casi demasiado alto. 

 - Percy, escucha... 

 - ¡No puedes esperar que esté de acuerdo con la idea, mamá! ¡Cómo se te ocurre! Yo...

 - Será más seguro para ti, car...

 - ¡No, mamá! Escúchame, en serio me alegro por Paul y eso. Pero no me mudaré. ¡Tengo una vida!

 - La decisión está tomada, Percy.

 - ¡No! - estaba consciente de que sonaba como un niño caprichoso, pero no me importaba. ¿Es que mi madre estaba loca? ¿Mudarme al otro lado del mundo?  - ¡Estás siendo egoísta!

 - No, Percy - su tranquilidad me sorprendió - tú estás siendo egoísta. 

 - Hablamos después - dije, y antes de que me arrepintiera, colgué. 

La habitación dio vueltas a mi lado, y mi respiración se agitó. Traté de concentrarme y calmarme. Esto era un sueño, un simple sueño. 

Pero no funcionó. Conozco a mamá. Ya lo había decidido, no había nada que pudiera hacer. No era como si pudiera quedarme, ella y Paul son la única familia que tengo. 

Mierda, pensé, mierda, mierda, mierda... Annabeth. 

*****

Dos día después, me encontraba clavando mi vista en el reloj colgado en la pared del salón de Literatura, viendo la aguja del segundero seguir su usual patrón. La clase estaba en tal silencio que podía oír el suave sonido que emitía, un pequeñísimo golpe que me sacudía entero. 

Aunque Thalia, Frank y Piper estaban a mis costados, no tenía la mínima intención de dirigirles la palabra, ni ellos a mí. 

17, pensé, 16, 15...

Unos cuantos segundos más y sería libre. Me iría de la academia el lunes, pero de todos modos, sería libre. Vi a Thalia clavar las uñas en su carpeta, sus dientes aprisionando su propio labio con demasiada fuerza.

9, 8, 7...

 - Bueno - la voz del Sr. Peterson, el maestro de literatura nos hizo pegar un salto a todos. Había olvidado que estaba ahí - pueden irse, chicos. Fue un placer tenerlos como mis alumnos este año y espero poder verlos el año siguien...

Pero sus palabras fueron interrumpidas por el sonido de la campana, y todos nos pusimos de pie, caminando, casi corriendo, hacia la puerta. 

Salir no fue fácil, he de admitir. Todos rodeaban la puerta, viendo como dos chicos y una chica trataban de pasar por allí al mismo tiempo, sin llegar a ningún lugar.

You and me (Percabeth)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ