—No lo sé —Giro, captando toda su atención—. ¿No te ibas a una fiesta?

—Amigo —Se burla, regresando la mirada al restaurante por solo un segundo—, te conozco. ¿En serio te meterás en territorio de los Reynolds?

—La ciudad es libre —Es lo único que respondo. Tenía ganas de pelear, pero James Reynolds no estaba en mi lista. Al menos por ahora—. Pero no, es mi turno de vigilar a Amana, no está bien.

—¿De nuevo? —Niego. Al menos eso me tenía tranquilo. Ella estaba comportándose mejor—. Amigo, sabes que Amana es como una hermana para mí, ¿no llegaste a pensar que necesita ayuda?

Lo había pensado, justo antes de que toda la mierda empezara a caer sobre mí. Tener un hermano mayor pendiente de una empresa y no de su familia, me dejaba a mí, cuidando de mi madre y la pequeña Amana.

Era difícil.

—No depende de mí, lo sabes.

Ethan golpea mi hombro en señal de apoyo. Es lo que siempre hacía. No necesitábamos palabras para apoyarnos, no cuando habíamos pasado varias cosas juntos. Era la persona en la que más confiaba.

—¿Te gusta?

—¿Qué?

—La morena —Señala. La he vuelto a observar sin siquiera darme cuenta. Mi puños están apretados en cuanto la noto intercambiar palabras con el menor de los Reynolds—. No la has dejado de acosar.

—El acoso es tu trabajo, Ethan.

—Buen punto —Se ríe—. Si te portas bien prometo conseguir información sobre ella para mañana.

—No lo hagas. —Por alguna extraña razón, investigarla sonaba mal. Era nueva en la ciudad, lo sabía porque no la había visto antes. Nunca olvidaría esos ojos tan grandes.

—Investigaste a Cara —Se está riendo de mí, sus ojos verdes lo dicen todo—. Estas jodidamente bromeando. ¿Qué tiene de especial?

—Nada —gruño. Trago duro cuando regreso la atención a ella. Está observándome a través del grueso cristal, y aun así soy capaz de ver con claridad sus ojos. No podía distinguir el color al estar lejos, pero lo iba a ser, pase lo que pase—. Se me hizo conocida, pero no recuerdo haberla visto antes.

Ethan se ríe en voz baja, bebiendo de su cerveza.

La morena se mueve, levantándose con rapidez de su asiento y, prácticamente, huyendo del restaurante. Es más pequeña de lo que espere y su cabello se sacude con fuerza cuando choca contra el frió aire de nueva york.

Cabello negro y corto, me gusta.

No me mira, pero sé que nota mis ojos sobre ella, aun cuando termina subiéndose a un auto con rapidez. Cuando está en el interior, espero a que arranque, sin embargo, no lo hace. Un teléfono se presiona contra su oído y distingo un pequeño ceño fruncido.

—Joder, hombre, dale espacio a la pobre chica —Mike golpea mi espalda, haciéndome sentir incomodo—. Desde allá puedo ver como meas sobre ella.

—Mearé sobre ti si no cierra las maldita boca, Mike.

Mike era mucho más grande que yo, pero pondría su culo contra el suelo si intentaba pasarse de listo conmigo. No era yo cuando me enojaba, y ellos lo sabían.

—Lo entendí —Mike asiente—. Por lo poco que sé, es una Parks —Mi cuerpo se congela. El moreno era más rápido que Ethan, el genio de la computadora—. Al parecer Alexander Parks era un hombre que se divertía mucho.

—¿Es hermana de Elton?

—Media hermana —Corrige—. No creo que quieras estar detrás de ella.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now