the police. »j.b

30

—Me encanto esta tarde. Gracias de verdad Justin, por quitarme todo este peso de encima.—beso el cachete de Justin.

—¿Qué somos?—pregunto de la nada Justin.—no entiendo esto, un día nos amamos al siguiente nos odiamos, y luego nos dejamos de hablar, necesito que me hagas ordenar mi mente, por favor.

—Seremos lo que tú quieres que sea...—susurro ella con pena.

—¿Quieres ser mi puta?—riendo. —es broma nena.

—¿Qué podemos ser? Tú tienes tu pareja, Justin.

—Podemos ser todo y a la vez nada.—dijo Justin mirando al techo.

—¿Quieres estar con ella?—dijo Kendall mirándolo a los ojos.

—No, sinceramente no.

—¿Por qué no terminas con ella?—dijo levantándose de la cama y poniéndose en posición india en la cama.

—Por que siento que la voy a lastimar. Pero hoy tratare de acabar con eso...—dijo Justin colocando ambas manos detrás de su cabeza.

—¿Luego qué?

—No preguntes tanto y deja que el tiempo decida todo, Kendall.— le regalo una sonrisa. Escuchó abrir la puerta principal y los dos se tensaron y se pusieron nervioso.

—Abajo de la cama.—hizo muecas y repitió las mismas palabras una y otra vez. Kendall asintió y se metió debajo de la cama metiendo con ella su ropa interior.

—Hola, Justin...—abrió la puerta Cara pasando a la habitación.

—Hola... Debemos hablar...—dijo un tanto incomodo.

—También yo.—dijo mirando el piso.

—Primero tú.—la miro y le hizo palmadas a la cama para que se sentara a su lado.

—No, tú primero.—sentandose a su lado.

—Bueno, quería decirte lo mal que me siento por esto y quería decirte que...—interrumpido.

—Lo se, aún te gusta ella.

—Sí y también que...— interrumpido de nuevo.

—Que no puedes dejar de ponerte nervioso al verla, lo se.— sonrió.

—Si... Ya tienes tu conclusión tú misma.—sonrió.—ahora vienes tu.

—He estado hablando con un chico, no ha pasado más de ahí, se que tu tenias tu apoyo al igual que yo lo tenía a el.—dijo sonriendo.—pero, hay mas que atracción. Y desearía que tu y yo fuéramos mas que únicamente amigos, así como el trabajo, ¿recuerdas?

—Sí, también deseo lo mismo.— sonrió dándole un abrazo a Cara.

—Mañana me llevare mis cosas, para que ella pueda pasar a esta habitación.—si supiera que esta abajo de ti.—me mudare con el.

—Tranquila, espero que te vaya excelente junto a el. Te deseo lo mejor del mundo.—sonriendo.

—Gracias, Bieber.—besando su mejilla.—te quiero mucho.

—También yo.

Cara salio de la habitación y se retiro del departamento, Justin puso la mano debajo de la cama para poder ayudar a Kendall. Al sacarla de la cama le dio un gran abrazo victorioso, y sonrieron los dos a la misma vez. Se dieron un gran beso que los dos sonrieron.

—¿Qué haremos ahora?— preguntando la chica de cabello negro.—primera vez que mantengo una relación.

—A celebrar por nosotros. Te invitó a unas copas en el club más caro de Miami.

—Vaya, vaya. Que sorpresa, ya me quieres emborrachar.— riendo.—ooookay.

—Segunda cita. Hecha.—miro Justin a SU chica.

—Justin, hay unos tipos rodeando el edificio.—dijo Kendall nerviosa.

—¿Qué hablas?—se levanto y miro hacia la ventana. Maldita sea, el DPA.

Kendall comenzo a ponerse nerviosa. Nada les salia bien a ambos, lo bueno es que no había nadie en el departamento.

—¿Nos escondemos?—pregunto Kendall con bastante inocencia.

—Nos matarían si nos encuentran...—dijo serio.

Kendall vio una vez mas hacía la ventana y noto que estaban subiendo hacia la entrada del edifico.

—Ya están aquí.—dijo Kendall.

—Por la ventana, Kendall.— agarro la mano de la chica y en seguida abrió las ventanas, pudo notar que abajo habían mas y mas piedras. Muerte asegurada.

—Me entregare, Justin.

—No, no lo hagas.—respondió Justin.

—Me quieren es a mí...—contestó ella.

—No, pero no te dejaré ir.

—Lo haré... Acabare con esto, Justin.—Kendall en un abrir y cerrar de ojos se poso en la ventana y el DPA paso a la habitación y la vieron en la ventana. En seguida puso sus dos manos arriba de ella y el DPA la agarro.

—Justin, te amo...—y así fueron las penúltimas palabras de Kendall hacia Justin, mientras ella se iba con el DPA, Justin solo la dejo ir sin más nada que hacer.