Capítulo treinta y nueve.

524 36 0
                                    

Veo a Cameron al final del pasillo que conduce a la puerta principal de mi casa y siento un nudo en la garganta. Sin quererlo y sin previo aviso, este hombre se ha metido en mi corazón y, a pesar de que no sé qué es lo que siento específicamente por él, estoy segura de que su partida no me hace feliz.

- Aquí tienes, estos son los boletos. - le extiendo los papeles y, a penas él los toma, me abrazo a mi misma. - El auto de mi padre te llevará al aeropuerto, solo debemos esperar que regresen.

- No es necesario, Eli, puedo tomar un taxi. - niego inmediatamente con la cabeza.

- Papá insistió. - me limito a decir y evito su mirada.

- Elizabeth. - me llama y, como no le hago caso, se acerca a mí y me toma por el mentón para obligarme a verlo. - Sabes que si pudiese quedarme, lo haría.

¿Enserio? ¿Lo haría? Entonces, ¿por qué me da la impresión de que siempre tendrá alguna razón para salir corriendo?

- Claro. - murmuro y Cameron bufa por el tono sarcastico que he usado.

- Elizabeth, tengo que ir, ella no se siente bien. - muevo la cabeza en señal de asentimiento y quito sus manos de mi rostro. No necesito esto ahora. - Por favor, entiendeme.

- Oh, claro que entiendo.

Elizabeth, no lo hagas.

- Entiendo que siempre hay una razón para que nos alejemos. - Cameron frunce el ceño y, si bien me estoy odiando por haberselo dicho de frente, mi mente procesa lo siguiente que diré. - Siempre tendrás algo que hacer al otro lado del país o en otro estado; siempre terminaremos peleando y siempre terminaremos a kilometros de distancia el uno del otro.

- Estas haciendo una escena por algo sin sentido, Elizabeth. - me advierte. - Esto es exactamente lo que Aaron hace por ti y lo que tú harías por él.

- Aaron, quien según tú es capaz de dejar todo por estar conmigo, me dejó tomar un vuelo sola sabiendo perfectamente que... - me quedo callada unos segundos y pienso bien lo que voy a decir.

No puedo hacerlo. Me prometí no volver a mencionarlo.

- ¿Qué sabe perfectamente? - insiste Cameron en un tono de fastidio. - Vamos, dimelo.

- Olvidalo. - le pido entre dientes, decidida a obviar el complemento de mi oración. - Solo olvida todo y ya.

- No, Elizabeth, tienes que decirme. - Cameron me toma por los hombros y, al cabo de unos segundos, levanto la vista hacia él. - Dime. - exige.

- Me dejó tomar un vuelo sola cuando sabe perfectamente que mi madre murió en un accidente aéreo. - suelto repentinamente y el rostro de Cameron se desfigura completamente.

Esto no es lo que esperaba que le dijera. Seguramente pensó que de mis labios saldría algo como: Aaron me dejó sola en el avión sabiendo perfectamente que te amo y que estaba deprimida porque no estaría contigo. Pero, en lugar de eso, termine contandole la cruda realidad.

- Eli, no lo sabía. - su mano acaricia mi mejilla suavemente y por unos segundos, me siento tentada a estrecharlo entre mis brazos.

- Aaron cruzó un limite muy grande y yo dejé que lo hiciera para que fuese detrás de Jessica. - añado con la voz temblorosa, en parte por la tristeza y en parte por la rabia. - ¿Cómo crees que me siento ahora que Aaron regresa triste a casa, sin haber conseguido nada, y que, para complementar todo, te vas en la primera oportunidad que tienes?

- Eli, no es así, no estoy huyendo de ti. - me asegura mirandome directo a los ojos, pero no puedo creerle.

Tal vez no quiero creerle.

- Luego de que mi madre murió, todos se fueron, Cameron. - le cuento sin saber bien por qué. - Me quedé sola con papá y su depresión. Tuve que crecer a la fuerza, tuve que ser la responsable en la casa y la encargada de velar por el bienestar de la familia. Me convertí en la pequeña mamá de mi padre y de mis primos.

- Eli... - murmura Cameron cuando las lagrimas caen por mis mejillas.

- ¿Sabes por qué ahora ellos me cuidan a mí con tanto celo? - Cameron parpadea un par de veces. No tiene ni idea. - Porque por años fui yo la que los mantuvo cuerdos y porque durante ese tiempo no hice más que dañarme a mí misma. Cuando Aaron llegó a mi vida, mi familia estaba mejor, pero yo era un desastre. Sus cuidados son la forma de retribuirme por poner en juego mi propia salud para verlos felices.

- Lo lamento, Eli, enserio. - murmura Cameron y dejo que me atraiga a su pecho mientras lloro amargamente al recordar esa época de mi vida.

- No importa ya, eso es el pasado. A pesar que todavía siento una punzada en el pecho cuando lo recuerdo, sé que ya nada me puede hacer, es algo que dejé atrás. - le digo mientras aprieto su camiseta. - Ni siquiera sé por qué te lo dije. La que debería disculparse soy yo.

- Eli, no tienes por qué hacerlo, puedes confiar en mí. - asiento mientras me alejo lentamente y seco con el dorso de mi mano mis lagrimas.

- Confio en que no se lo dirás a Jessica. - Cameron me mira sin entender. - Fuimos mejores amigas, pero lo que sucedió luego de la muerte de mi madre es algo que solo mi familia sabe.

- Guardaré el secreto. - Cameron toma mi mano y la besa suavemente por unos largos segundos.

Siento un cosquilleo viajar por todo mi cuerpo e intento reprimirlo al instante. No puedo estar enamorada de Cameron, no puede pasar esto ahora.

Él acuna mi rostro con sus manos y acaricia con sus pulgares mis mejillas. Veo directo a sus ojos y encuentro a un hombre sincero y que se preocupa por mí. Sé que si le pido que se quede, lo pondré en una encrucijada porque deberá decidir entre su mejor amiga o yo.

Tal vez esa es una de las razones para rehusarme a aceptar mis sentimientos por él.

- Eli, nunca te voy a dejar. - susurra y siento su aliento chocar contra mis labios. - Siempre voy a estar para ti, no importa si estoy aquí o en China.

Viendo a sus ojos, me doy cuenta de una dolorosa verdad: lo necesito aquí conmigo pero no puedo tenerlo.

No puedo hacerle esto a Cameron, no puedo arrastrarlo a un mundo al cual no pertenece, no puedo hacer que deje todo por mí.

Es por ello que, cuando la bocina del auto de mi padre se escucha desde fuera de la casa, cubro las manos de Cameron y las alejo lentamente de mí. Mis dedos recorren su piel por unos segundos, tratando de grabar lo que se siente acariciarlo y sentir su cercanía, y luego me animo a verlo a los ojos.

- Adios, Cameron. - le digo y, justo antes de que la puerta principal se abra, lo dejo ir y comienzo a caminar hacia las escaleras.

Este es el final. Esta vez no será uno feliz para mi.







Tranquilas, tranquilas, no me mateb. Vamo a calmarno! Con la última frase no quise decir que se acaba la novela, solo quiero que sientan el dolor de Elizabeth.

Ok, eso sonó mal.

Pero me refiero a que quiero transmitirles las emociones que yo me imagino al momento de escribir.

Espero les guste el capitulo. Les mando mil besos!

Hit me with your best shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora