Capitulo treinta y tres.

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- ¿Estás lista, Bethie? - pregunta mi padre del otro lado de la puerta. - Tenemos que ir al restaurante o perderemos la reservación. 

Me veo en el espejo por enésima vez, solo para volver a sonreír al ver a la Elizabeth a la que estoy acostumbrada. Llevo un vestido azul oscuro con flores color rosa, unos zapatos bajos a juego y el cabello suelto sobre los hombros. El maquillaje es ligero y natural, como suelo llevarlo siempre. 

Me siento tan bien conmigo misma que no le tomo mucha importancia al hecho de que hay una tercera persona invitada a la cena y no es mi hermano. 

- Te ves muy bonita. - dice papá cuando me ve. - Te ves como la Elizabeth que ha vivido conmigo toda su vida. 

- Eso es exactamente lo que quería. - afirmo contenta. - Necesito volver a encontrar a la Elizabeth Woods que deje opacada en el viaje a Los Ángeles. 

- Esa Elizabeth es perfecta. - dice nuestro acompañante desde el pasillo. - Me alegra volver a verla. 

- Gracias, Keith. - él sonríe emocionado y me extiende su brazo para poder salir de mi habitación rumbo al auto. 

Dudo al principio, pero termino aceptando su gesto y caminando junto a él ante la mirada atenta de mi padre. Subimos al vehículo juntos y, mientras Ben nos lleva al restaurante, mi padre y Keith comienzan a conversar sobre todo lo ocurrido en su tiempo en Francia. 

- La comida fue la segunda cosa más complicada. - dice Keith y siento su mirada sobre mi. 

- ¿Cuál fue la primera? - busca saber mi padre y me vuelvo hacia él al instante. No debería preguntar esas cosas. 

- Eizabeth. - cierro los ojos instintivamente y me lamento por su respuesta. No necesito esto ahora, no cuando Cameron y Jacob vienen a mi mente cada dos segundos. 

- Bueno, ahora que volvieron a Estados Unidos, tendrán tiempo de sobra para retomar las cosas. - sentencia mi padre y sé que no lo hace con mala intención pero, tal vez está forzándolo demasiado. 

Cuando el auto se detiene, Keith se apresura a abrir su puerta y rodear el vehículo para poder ayudarme a bajar. No puedo evitar sentir ternura ante su gesto. Tal vez no esté pensando en comenzar una relación con él, pero se reconocer cuando alguien es un caballero.

Al principio, dudo un poco en involucrarme a la conversación entre mi padre y Keith. Pero cuando comienzan a hablar de la cultura, el arte y la firma de vestir de los franceses, no puedo evitarlo. Esas cosas son mi pasión, son cosas que me encantan y que he decidido seguir como carrera en la universidad. 

- Deberíamos volver a Francia en las vacaciones. - sugiere mi padre y yo asiento varias veces. - Keith puede ser nuestro guía. 

- Sería un placer. - accede el rubio joven, dirigiendome una cálida sonrisa, una sonrisa que no puedo evitar corresponder. 

Keith siempre ha sabido cómo hacerte sentir cómodo. 

- ¿Comenzaras este año la universidad? - pregunta Keith. 

- Sí, estoy a días de empezar la vida universitaria. - respondo con emoción, la cual es apagada en cuanto recuerdo que Aaron no está conmigo para poder hablar de ello juntos. 

- Estoy seguro que Aaron estará ese día contigo. - me anima el joven con una media sonrisa. - Y alejara a todos los hormonales de ti. 

- Eso espero. - dice mi padre entre risas. - Porque mi hija no se merece a ningún jovencito inmaduro que no sabe como controlarse. 

- Estoy de acuerdo con usted, señor Woods. 

Mi celular vibra en mi bolso y lo saco disimuladamente para ver de qué se trata. 

Hit me with your best shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora