Capítulo catorce: Tal vez

945 41 4
                                    

- ¡Elizabeth Woods, si no abres esa puerta, soplaré y soplaré, y la derribaré! 

Parpadeo un par de veces y abrazo aún más fuerte mi almohada. No quiero levantarme, quiero seguir durmiendo. 

- ¡No eres el Lobo Feroz y yo no soy una de los cerditos! - grito a modo de respuesta. - ¡Ve a gritarle a mi hermano, Grayson!

- ¡No seas perezosa, Beth! - reclama, golpeando la puerta. - ¡Tenemos que irnos ya si queremos llegar  a tiempo a la casa de Jacob! 

¡La casa de Jacob! ¡Demonios! 

- ¡Ya voy, dame 5 minutos! - grito, levantandome de un salto de la cama. 

Sujeto mi cabello en una cola alta, me aseo y me visto lo más rápido que puedo. Meto la ropa que usaré en un bolso y, como no tengo mucho tiempo para escoger una chaqueta, termino doblando la que Cameron me prestó anoche y guardándola junto al resto de cosas. No me preocupo por maquillarme, ya que: 1) nunca me ha gustado mucho, 2) solo utilizo polvo compacto, delineador y labial, y 3) voy a la playa. 

Me coloco mis lentes de sol, guardo la tarjeta de acceso en el bolsillo de mis shorts y abro la puerta intempestivamente, haciendo que alguien caiga a mis pies.

- Sabía que me amabas, pero no como para que te pusieras a mis pies. - bromeo con Grayson y él ríe.  

- ¿Egocéntrica? ¿Dónde? - responde él mientras se levanta del suelo. - Vamos, Ethan y Aaron nos esperan en el auto. - añade, rodeandome con el brazo. 

El camino a la casa de Jacob no es tan largo como Grayson proclamaba, de hecho, solo es media hora lo que nos toma llegar a la playa de Santa Mónica. Estacionamos frente a una bonita y moderna casa de dos pisos, dónde Jacob espera junto a Nate y una bonita joven pelirroja. 

- ¡Bienvenidos a Santa Mónica! - gritan nuestros tres anfitriones a penas bajamos del auto. 

Jacob y Nate nos ayudan a bajar nuestras cosas y nos guían a la sala de la casa.

El lugar está decorado con colores que van del negro al blanco, dandole un aspecto moderno al lugar. Hay ventanas que van del suelo al techo y balcones con vista al mar. La brisa llega hasta donde estoy parada y el aroma a mar entra por mis fosas nasales. 

No sé cómo Jacob no se queda aquí todo el día,  es perfecto. 

- Chicos, les quiero presentar a la hermana de Nate. - anuncia Jacob, refiriendose a la pelirroja. - Su nombre es Jean. 

- Hola, Jean. - saluda mi hermano. - Soy Aaron. - le extiende la mano y ella se la estrecha sonriente. - La bonita de ojos claros es mi hermana Elizabeth y los gemelos son Ethan y Grayson. - nos presenta a cada uno y Jean saluda a todos. 

- Al fin habrá otra chica. - dice Jean. - Jacob y Nate pueden ser desesperantes. 

- Pero nos amas así. - bromea Jacob. - ¿Listos para la playa? 

La casa de Jacob está a solo metros de la playa, lo que hace que me guste más el lugar. Solo tenemos que bajar unas cuantas escaleras para llegar a la suave arena y un poco más para cubrirnos bajo la sombra de las sombrillas. 

Los gemelos y mi hermano son los primeros en correr al mar. Nate y Jean son los siguientes, dejandonos a Jacob y a mí solos.  

- ¿Qué piensas del lugar? - me pregunta.

- Es increíble, Jacob. - respondo  mientras me quito las gafas y las dejo sobre mi toalla. - Gracias por invitarnos. 

- No hay de qué. - él se acerca y dejo que rodee mi cintura con sus brazos. - Quería pasar un poco más de tiempo contigo, pero sin alejarte de tus amigos y hermano. 

- Eso es muy lindo, Jacob, gracias. - susurro con su rostro a solo centimetros del mío. - Haces tantas cosas por mí que no hay palabras para describir lo feliz que estoy. 

- ¿Eres feliz? - asiento. - ¿Podrías decir que contribuyo a eso? 

- Formas una gran parte de las razones que me hacen feliz. - Jacob besa mi mejilla con suavidad y luego me abraza como si temiese que fuese a desaparecer en cualquier segundo. 

- Tú también me haces feliz. - susurra en mi oído antes de que sienta gotas de agua fría corriendo por mi espalda y lance un grito. - ¡Nate, voy a matarte! - grita Jacob. - ¿Estás bien? 

- Sí, todo bien.  Ve por Nate. - respondo entre risas y eso le basta a él para que salga corriendo detrás de su amigo. 

- ¡No huyas! 

- ¡Basta, Jacob! - pide Nate. - ¡Es que ustedes dos son tan dulces que empalagan! 

- Tiene razón. - escucho a alguien decir a mi costado y me vuelvo para encontrarme con Jean. - Ustedes dos son adorables. 

- Gracias. - digo, dejando que mi voz demuestre mi duda. 

- ¿Desde hace cuanto son novios? - pregunta, clavando su mirada en mí. 

- Oh, no somos... - Jean comienza a reír y niega con la cabeza al ver mi inseguridad y balbuceo. 

- Tranquila, sé que no son novios. - su mano se apoya en mi hombro y recarga su cabeza sobre ella. - Pero están saliendo, ¿no es así? - asiento. - Está muy emocionado con todo esto, no ha salido con muchas chicas desde que lo conocí y eso fue hace 10 años.

- Jacob es simplemente encantador. - admito, buscándolo con la mirada. - Es tan bueno conmigo que me cuesta creer que sea real. 

- Pues para él es muy real, demasiado diría yo. - es lo último que me dice antes de que mi hermano me cargue y lleve corriendo hasta el mar. 

- ¡Aaron, sueltame! ¡Sueltame o hago que te deshereden! 

Muy tarde, mi hermano ya me ha lanzado al aire y lo único que puedo pensar es: el mar me va a tragar viva. Veo en el cielo como  vuelan las aves y poco a poco siento las gotas de agua estallar en mi espalda. Pero justo cuando creo que voy  sumergirme en una ola, unos brazos me atrapan.

- Estás bien, ya te tengo. - me susurra al oído esa voz dulce y melodiosa que me hace sentir tan bien. 

Jacob. 

Tomo una gran bocanada de aire para asegurarle a mis pulmones que sigo viva y ubico con la mirada a Aaron, quien no hace más que reirse mientras rueda en la arena. Voy a matarlo. 

- ¡Cuidate en la noche, Carpenter! - le grito furiosa. 

- Vamos, Bethie, era la única forma de hacer que vinieras al mar. - se defiende él, acercándose a nosotros. - Además, no terminó tan mal. 

Solo cuando dice eso me doy cuenta de que mis brazos están enredados en el cuello de Jacob y que él me tiene sujeta fuertemente contra su pecho. Esta es una posición algo comprometedora. 

- Bueno, basta, vamos a calmarnos. - sugiere Jacob, dejando que mis pies descansen en la arena, pero sin soltar mi cintura. - No más intentos de matar a Beth.

- Estoy de acuerdo con eso. - le apoyo. - Pero ya que todos estamos aquí, disfrutemos del mar antes de que termine roja como un camarón. 

Una hora después y cansada por haber intentado huir de los chicos y sus intentos de que entre con ellos más allá de la seguridad de la costa, Jacob y yo caminamos. Él me tiene tomada de la mano y en un determinado momento, me detiene y me abraza por detrás. Apoya su cabeza en mi hombro, cierro los ojos y escucho como susurra en mi oído una estrofa de la canción que cantó en la fiesta de Nate. 

Cuando siento un aletear en mi pecho, me doy cuenta que tal vez esté enamorandome de Jacob Whitesides. 







Listo, lo dijo: se está enamorando. ¿Los shippean o la prefieren con alguien más? 

Espero sus opiniones, hermosas.

Las amo!

Hit me with your best shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora