Capítulo treinta y seis.

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Cameron sobrevivió al almuerzo con mi familia y al paseo al campo con mis primos del día siguiente. Plantó una sonrisa en su rostro durante todo el tiempo y, al cabo de unas horas, Thomas y el resto de mis primos ya conversaban con él como si se tratase de un amigo de toda la vida.

Eso no le gustó mucho a Keith, quien rodaba los ojos cuando todos reían con un comentario de Cameron.

Esta mañana, decidí que llevaría a mi amigo a recorrer un poco la ciudad y, una vez más, confirmé que me encanta pasar tiempo con él. Él me hizo reír, me hizo sonrojar y me hizo sentir que solo ambos importabamos en este mundo.

Me hizo sentir querida.

Pero cuando la noche llegó, mi padre envió a un chofer por nosotros para ir a cenar. Felizmente, mi ex novio no nos acompañó.

Cameron golpeaba el suelo con el pie rápidamente mientras ibamos en el auto y, aunque me hubiese gustado darle un abrazo para tranquilizarlo, me limite a sonreírle.

Tal vez no parezca, pero me han afectado las cosas que Cameron me ha dicho.

La cena transcurrió tranquila y, felizmente, mi papá cambió de modo "policía malo" a modo "amigo". Lo cual es raro dado que no suele ser así con otros hombres que no sean parte de la familia.

Supongo que Cameron le ha causado una buena impresión.

- Entonces, dejame ver si entendí. - dice mi papá, dejando su tenedor a un lado del plato. - ¿A penas el vuelo de Bethie despegó, llamaste para comprar un boleto de avión?

- Algo así. - responde Cameron, evidentemente nervioso. - Cuando supe que Aaron había dejado a Bethie irse sola y recordé lo nerviosa que se pone en los vuelos, supe que debía hacer algo.

- Oh, eso es cierto, acabas de recordarme que Aaron está castigado por dejar que Bethie venga sola en el avión. - mi papá saca su teléfono y teclea un par de cosas, seguramente dirigidas a mi hermano.

- Te lo dije, me protegen. - le susurro a Cameron.

- ¿Todavía puede castigarlo? - pregunta él y yo río mientras asiento.

- Pagaría por ver la expresión en el rostro de mi hermano cuando lea el mensaje.

- Tienes un lado oscuro, Eli. - me vuelvo hacia Cameron lentamente y veo su rostro sonriente a pocos centimetros del mío. - Me agrada ese lado, es divertido.

- Supongo. - digo, justo antes de que mi padre se aclare la garganta.

La cena transcurre tranquila, gracias al cielo. Cameron le cuenta a mi padre algunas cosas de mi visita a Los Ángeles e incluso se atreve a decirle que al principio no nos llevabamos bien, a lo que mi padre responde con una risa sarcastica porque sabe que suelo llevarme bien con todo a quien conozco. Pero lo que definitivamente termina por impresionar a mi padre es mi historia del robo afuera del restaurante de comida china.

- Cielo santo, Bethie. - dice mi padre, abriendo los ojos de par en par. - ¿Te hicieron algo? ¿Por qué no dijiste nada?

- Aaron y yo no queríamos alarmarte. - me excuso. - Y mi hermano se encargó de ayudarme a recuperar todo al día siguiente. Conseguimos un nuevo telefono y días después compró un nuevo anillo para mí.

- La ciudad se ha vuelto tan insegura. - comenta papá al alcanzar mi mano sobre la mesa. - Me alegra que no haya pasado nada grave, Bethie.

- Lo sé, papá. - él besa mi mano con ternura y veo de soslayo a Cameron sonriendo.

Un recuerdo viene a mi mente al instante: el robo en Los Ángeles. Ese día, a pesar de que Cameron y yo no nos llevabamos bien, me sujetó entre sus brazos como si fuese lo más delicado y preciado del mundo. Supo como tranquilizarme y dejó de lado su enojo para pararse firme y dejar que me sujete de él. Cameron fue como ese caballero de brillante armadura de los cuentos de hada que leía cuando pequeña.

- Fue un gran susto, pero Cameron estuvo allí para mí. - el moreno voltea a verme extrañado. Probablemente esperaba que omitiera esa parte. - No nos llevabamos bien, pero dejó eso de lado para reconfortarme.

- ¿Enserio? - le pregunta mi padre y Cameron asiente dudoso. - Gracias, Cameron, significa mucho para mí. - mi amigo asiente. - Tal vez Bethie no te caía tan mal, solo no sabías cómo actuar cerca de ella.

- Tal vez. - murmura Cameron, volteando a verme por una fracción de segundo con una casi imperceptible sonrisa.

Al llegar a casa, me despido de todos y subo a mi habitación corriendo. Cierro la puerta y me quito mi abrigo. Saco mi telefono de mi bolso y, mientras intento quitarme el vestido, marco el número de mi hermano.

- ¿Sabes? Comienzo a odiarte. - es mi forma de saludar a mi hermano cuando contesta la llamada. - Esta bien que estes enamorado, pero no me olvides.

- Sabes que no es cierto eso. - dice Aaron con dulzura. - Eres mi pequeña Bethie y siempre lo serás, no importa si estoy casado y con cincuenta hijos.

- Bien, eso quería oir. - Aaron me mando un beso volado y yo río. - Necesito hablarte de algo.

- Cameron o Keith, tiene que ser uno de ellos.

- Te odio.

- Me amas. - ambos reímos.

- Bien, son ambos. - admito mientras me quito los zapatos de tacon. - Tengo un problema con ambos.

- ¿Qué sucedió? - pregunta preocupado.

- Cameron es muy atento conmigo y sí, me agrada que lo sea, pero a penas hace dos días terminé con Jacob. - comienzo a explicarle. - Y Keith, cielo santo, Keith sigue siendo el mismo chico persistente de siempre. Se ha propuesto hacerle la vida imposible a Cameron y a demostrarle a toda costa que él tiene más posibilidades conmigo.

- ¿Las tiene?

- ¿A qué te refieres? - pregunto, fingiendo no entender.

- ¿Tiene Keith más posibilidades contigo que Cameron? - trago algo de saliva y entro a mi armario para que nadie escuche mi conversación con Aaron.

- No lo sé.

- Sí lo sabes.

- Aaron... - digo en un tono de voz que hace parecer que le estoy suplicando.

- Elizabeth Woods, te conozco lo suficientemente bien para saber que te atrae Cameron.

- Es un chico apuesto.

- Pero no te atrae solo por eso, Bethie, ambos lo sabemos.

- Él es... Me hace sentir tan...

- Te gusta. - me corrige con dulzura. - Bethie, Cameron te gusta y hasta me atrevo a decir que te ha gustado desde hace un tiempo. Tal vez no desde cuando se conocieron porque fue un cretino, pero supongo que fue cuando...

- No, Aaron, espera. - le pido. - No puedo. Hasta hace unos días, estaba con Jacob. No puedo solo correr junto a Cameron y decirle que siento algo por él.

- Entonces sí sientes algo por él.

- No, era una suposición. - me apresuro a corregir. - El punto es que no se puede.

- No te estoy sugiriendo lanzarte a sus brazos y besarlo, ni siquiera se te ocurra. Sólo estoy diciendo que sientes algo por él y no es algo malo.

- Es que creo que...

- ¿Elizabeth? - me llama alguien desde el otro lado de la puerta en un tono que me alarma y hace que mi cuerpo se congele al instante.

¿Qué ocurre ahora?


¿Qué creen que haya pasado ahora?

Espero disfruten el capítulo, les mando mil besos!


Hit me with your best shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora