Capítulo diez: ¿Flores para mí?

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No fue un grito cualquiera, fue Jess diciéndole a Cameron que ya era suficiente.

Cameron aprieta los puños en cuanto todos voltean a verlos y luego, muy despacio, gira para verme. Siento mis vellos erizarse y cada poro de piel exhalar miedo cuando comienza a acercarse con una mirada amenazante.

- Mantente detrás de mí. - pide Aaron y Jacob toma mi mano para acercarme a él. - ¿Qué sucede? - le pregunta a Cameron cuando llega al bar.

- Tú eres la culpable. - me dice entre dientes. - Es por ti que Jess se pelea conmigo. - añade, señalándome con el dedo.

- ¿Qué demonios te pasa? - Jacob golpea la mano de Cameron y la aleja de mí. - Ella no ha hecho nada.

- Desde que llegaste, Jess no ha hecho más que enojarse. - continúa culpándome, ignorando las miradas de Jacob, Aaron y Nate.

- Yo no hice nada. - me defiendo con un hilo de voz. - Llegue con la mejor actitud y tú me...

- Regresa a Louisiana, no te quiero ver en Los Ángeles. - siento un nudo en mi garganta al escuchar eso.

- Pero yo sí la quiero en Los Ángeles. - le contradice Jacob, parándose frente a Cameron. - Y ni tú, ni nadie, va a alejarla de este lugar. Si lo que quieres es a la tal Jess, ve con ella y sé feliz, pero deja tranquila a Beth.

Cameron entrecierra los ojos. No ha desviado la mirada de mi, a pesar de los intentos de Aaron y Jacob de alejarlo. No me gusta para nada su actitud, no me gusta cómo me trata y como actua a mi alrededor.

- Mira, lo lamento, Cameron, pero el único que tiene un problema aquí, eres tú. - digo, todavía resguardada por mi hermano y mis dos amigos.

Él rueda los ojos y, en lugar de gritarme algún insulto, se va de la casa.

Tal ve debería sentirme aliviada de no tenerlo cerca, pero no puedo cuando mis ojos encuentran a Jess y veo lo devastada que está. Sé por lo que pasa porque siento lo mismo cuando peleo con Aaron.

- Ugh, me voy a arrepentir de esto. - me digo a mí misma antes de seguir a Cameron fuera de la casa.

- ¡Bethie! - grita mi hermano cuando ya he llegado a la puerta principal. - ¿A dónde crees que vas?

- Voy a hacer las paces con él, Aaron. - respondo resignada, repitiendo en mi cabeza la imagen de Jess triste por la pelea. - Uno de los dos tiene que ser el maduro.

- Bethie, te trató muy mal. - alega mi hermano. - No voy a dejar que...

- Aaron, haré las paces con él y luego no lo volveremos a ver más. - le aseguro. - Nos regresamos a Louisiana o cambiamos nuestros planes y organizamos todo para ir a ver a tus amigos. - Aaron suspira.

- ¿Enserio quieres hacer esto?

- No, pero es lo único que me queda. - me acerco a besar su mejilla y le sonrió débilmente antes de salir de la casa.

Cameron está sentado en el césped del jardín exterior con un vaso de cerveza en la mano y la mirada perdida. Tomó una bocanada de aire antes de acercarme y caminó hasta él.

Me odio tanto por esto.

- ¿Puedo sentarme?

- De todos los lugares que hay en esta casa, decidiste venir aquí. - dice, rodando los ojos. - ¿No puedes dejarme tranquilo? - niego con la cabeza mientras me siento junto a él.

- Tú tampoco me caes bien. - admito y él ríe amargamente.

- ¿Enserio? No lo había notado. - comenta con sarcasmo.

- Mira, el punto es que ambos nos odiamos y solo hay una solución.

- ¿Matarnos? - no puedo evitar reír por lo bajo con esa pregunta.

¿Cómo supo lo que pensaba?

- Que yo me vaya. - Cameron se vuelve hacia mí con los ojos abiertos de par en par. Definitivamente no esperaba que cediera tan rápido. - Haz sido su mejor amigo por mucho tiempo y no es justo que una completa extraña llegue a arruinar todo. Hablaré con Jess y le explicaré las cosas, pero mi hermano y yo no volveremos a molestarlos.

Cameron se queda viendo al vacío por un buen rato, tal vez pensando qué respuesta darme.

- Llevas un día aquí y ya pusiste de cabeza todo, Elizabeth.

- Imagínate lo que haría si me quedo una semana. - bromeo y logro mi objetivo: hacer que ría. Podrá ser un idiota, pero este idiota debe tener algo bueno para ser el mejor amigo de Jess. - Lamento como se dieron las cosas, Cameron. Pero te agradezco por cuidar de Jess todos estos años.

- Elizabeth...

- Ve y llévala a casa, yo la llamaré en la mañana. - le digo antes de que él pueda arruinar todo con una de sus típicas frases arrogantes.

- Pero, yo quería...

- ¡Se acabó el tiempo! - escucho a mi hermano exclamar en el fondo. - Jacob nos llevará al hotel.

- Adiós, Cameron. - me despido antes de que mi hermano me tome de la mano y me lleve a la camioneta de Jacob.

Nunca me ha gustado decir adiós, pero en esta ocasión, sé que no volveré a verlo. No habrá razones para hacerlo.

El problema es que no sé si eso me agrada o me incomoda.

- Te admiro, Beth. - dice Jacob cuando ya estamos en su auto. - Acercarte a la persona que peor te ha tratado es admirable.

- Era necesario, pero eso no quiere decir que no me haya costado.

- No lo merecía y aún así lo hiciste. - comenta mi hermano. - Eso es suficiente para saber que eres mejor persona que él.

- No lo sé, Aaron, en mi cabeza estaba ideando alguna forma de matarlo.

- Y con mucha razón. - me apoya Jacob. - Pero lo bueno es que no volverás a verlo.

Me quedo dormida cerca de las 3 AM, es por eso que maldigo por lo bajo cuando golpes en mi puerta me despiertan a las 8 AM.

El desayuno solo llega si yo lo ordeno, Aaron debe seguir durmiendo y no conozco a nadie en esta ciudad. Entonces, ¿quién puede ser?

Me levanto de la cama arrastrando los pies y me envuelvo en mi bata antes de abrir la puerta. Afuera no hay nadie, pero han dejado un ramo de rosas y una nota firmada con un nombre.

No puedo evitar que se forme una sonrisa en mi rostro.

¿Esto es real?




¿Quién creen que envio las flores? ¿Alguna idea?

Espero sus comentarios!

Les mando mil besos!


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