- Esperas encontrar a tu Romeo.- le dije aún sonriendo.- ponte el morado de gasa blanca, estás preciosa. Caulquier hombre que se precie no te dejaría escapar.

Sonrió y me abrazó.

- Gracias prima. Ahora necesito una máscara y para eso habrá que bajar a el pueblo. Voy a vestirme.

15 minutos más tarde, ella, su nodriza, una doncella y yo, fuimos a el pueblo.

Las calles estaban llenas de gente que gritaba y se reía, se respiraba un ambiente diferente a el de la corte y el castillo, se respiraba un aire de libertad. Catlin nos dirigió hacia la tienda de cosas de París y todo eso, donde había varias máscaras expuestas.

La doncella que iba con nosotras tropezó y me giré a cogerla. Ella me lo agradeció y corrió a meterse dentro. Me quedé de pie unos instantes, mirando el lugar que ella había estado mirando, un pequeño puesto donde había un chico de unos 17. Sonreí al comprender el por qué de su tropiezo. Mientras me giraba, mis ojos se encontraron con unos ojos verdes oscuros que me miraban desde el otro lado de la abarrotada calle, observé el rostro que estaba cubierto por una capucha azul, pero en seguida reconocí a el dueño de aquellos ojos, era James. Incliné ligeramente la cabeza, saludándole muy discretamente. Él me imitó y apartó la vista bruscamente y se giró a hablar con sus amigos.

Me giré y me adentré en la tienda, donde Catlin se estaba probando varias máscaras. La dueña de la tienda me miró con cierto recelo y sospecha.  Parecía que me había visto saludando a James.

- Cuál te gusta más? Te regalo la que quieras.- me dijo Catlin con una sonrisa de oreja a oreja. Sonreí y miré las máscaras que tenía expuestas, mis ojos se fueron directos a una de color azul con dibujos en verde, negro y dos flores color vino en los lados. Catlin siguió mi mirada y abrió la boca.- es preciosa, te quedará genial!

- Gracias - le dije mientras cojía la máscara. Lo cierto es que era preciosa. La dueña de la tienda me miró y me habló con un marcado acento.

- Una máscara típica de leyenda.

Alcé la vista y la miré con curiosidad y a la vez sorptendida.

Catlin se rió, haciendo que dirijiera mi atención de nuevo hacia ella.

- Ahora necesito que me ayudes.- me dijo levantando dos máscaras, una púrpura y otra blanca.

- Blanca.- dije señalándo ésta.

- Genial, pensaba coger esa pero no estaba segura.

Pagó las dos máscaras y salimos de la tienda, no miré la esquina donde antes había visto a James, no quería problemas. Volvimos a casa, cenamos mientras Catlin le contaba a la familia las compras recientes y después nos fuimos a descanasar.









Así que varios días más tardes fui con Sohnia, Robert y Catlin, a parte de mis tíos.



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El baile de máscaras y de disfraces estaba lleno. Toda la planta baja del castillo estaba llena de gente. La mayoría ingleses, sólo había algunos escoceses.

Yo estaba sola removiendo mi copa de algo que aún no sabía que era cuando de pronto vi una silueta entrar desde la terraza.

Una silueta conocida. Robin Hood.

Alguien se había disfrazado de Robin Hood, como un inglés. El joven llevaba una máscara preciosa que le cubría la parte superior del rostro.

Sonreí, había alguna gente disfrazada, bueno, tampoco muy disfrazada. Yo había pensado en Juana de Arco, pero teniendo en cuenta lo de Francia, me vestí normal, con un vestido azul noche, con flores turquesas y blancas.



Highlands ( #PGP2020)Where stories live. Discover now