27.

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Stiles POV

No pude sacarme la idea de Lydia comprometida y no conmigo de la cabeza en toda la noche, estupendo. No pude dormir bien, y quizá el sofá tuviese algo de culpa, pero no la mayoría. Saber que Lydia dormía a tan sólo unos pasos con su novio... Menudo imbécil. No le conoces, no debes juzgarle, suele decir la conciencia. Bobadas, él tampoco a mí y ya me juzgó desde el primer momento.

El caso es que el estirado, como había decidido llamarle, se fue pronto, porque tenía que trabajar. Estoy seguro que le dio más rabia a él que a nadie, pero así es la vida.

Me resultaba imposible no pensar en que era mi momento de recuperar a Lydia, aunque fuese algo cruel para él. Pero él me la había arrebatado primero, además parecía un controlador con ella.

El plan de hoy era sencillo: Lydia nos enseñaría Londres a Liam y a mí. Aprovecharía para conversar con ella, hacerle ver que mis sentimientos siguen ahí. Solamente esperaba que los suyos también estuvieran.

...

-Y este es el Museo de Historia Natural, al que no entraremos, claramente-explicó Lydia, señalando el gran edificio.

-Jo, no nos dejas entrar a ningún sitio-Liam hizo un puchero -. Ni al museo, ni al Big Bang...

-Es Big Ben, cielo-corrigió Lydia-. No podemos entrar porque es un reloj, no te dejan.

- ¿Y al río tampoco?

-Es un poco raro eso, Liam... -dije yo extrañado.

-De hecho sí se puede. Hay un vehículo especial, el pato. Es como un autobús con ruedas por la carretera que puede meterse en el río, y así navegar por el Támesis. ¿Te apetece, Liam?

- ¡Sí, al río! -gritó emocionado, por lo que yo reí.

Finalmente, nos montamos en el pato. Era tal cual Lydia lo había descrito. El momento en el que empezó a bajar la rampa para meterse en el río fue un momento extraño, pero muy divertido. Los turistas gritaban pensando que nos hundiríamos, pero no fue así. Estábamos navegando por el río, era increíble. En cierto punto, pasamos por debajo del famoso Tower Bridge, que estaba abierto para que pasasen los barcos. Liam estaba muy emocionado intentando tocar el agua, parecía un niño pequeño. Y de hecho lo era. Con todo lo que había crecido me costaba recordar que la última vez que le vi era aún un bebé.

-Mira papá, ¡estoy tocando el río!

Yo sonreí a Liam, para luego mirar a Lydia, que estaba mirándonos.

-Me gustan estos momentos. Los echaré de menos cuando os vayáis.

-No tienes por qué hacerlo, ¿lo sabes, no? -pregunté yo.

-Sí, debe ser así-Contestó mirando a la ventana, evitando contacto visual conmigo.

Decidí no insistir más, al menos de momento.

Una media hora más tarde, nos encontrábamos en la cola esperando para subir al London Eye, esa famosa noria gigantesca de Londres. La cola avanzaba rápidamente, debido al gran tamaño de cada cabina, en la que entraban muchas personas.

Nosotros entramos en una con otras dos familias, con hijos aparentemente de la edad de Liam. La puerta se cerró y la noria comenzó a moverse lentamente. Me acerqué a mirar por el gran ventanal todo, era impresionante. Sentí a Lydia situarse junto a mí, para mirar el paisaje también.

-Es increíble, ¿no? -preguntó ella, a medida que la noria iba subiendo. Ya casi estábamos en lo más alto-. ¿Sabes por qué lo llaman Ojo de Londres? -Yo negué con la cabeza-. Porque se puede ver todo Londres desde aquí arriba. Todo se ve más claro, desde otra perspectiva.

This is (not) our baby || StydiaWhere stories live. Discover now