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Lydia POV

Me dirigí a la agencia inmobiliaria, estaba a punto de firmar el contrato para quedarme con ese piso. Lo necesitaba. Decidí vestirme adecuada para la ocasión, no quería parecer una inmadura. Y es que cuando tienes 18 años, la mayoría de la gente te trata como un crío. Pero yo no era una cría y necesitaba vivir cerca de mi universidad, este piso era la clave.

- ¿Señorita Martin? - Oí preguntar fuera. Yo me levanté y pasé al despacho. - Buenos días, señorita Martin.

- Buenos días. Venía a tramitar lo del piso, si no hay ningún problema. - La señora frente a mí pasó a mirar el ordenador y una serie de papeles. Yo mientras me mantuve callada, cualquier tontería podría hacerme perder ese piso. Vi que la señora de la agencia puso una cara algo rara. - ¿Todo bien?

- Aparentemente sí. Pero al parecer el antiguo propietario no quiere saber nada más de ese piso y tendrá que pagar menos mes a mes. Está usted de suerte. ¿Cómo dice que se llama?

- Lydia, Lydia Martin.

- Parece muy joven para entender la importancia de un piso.

- No se preocupe, lo entiendo. Lo necesito para estar cerca de mi universidad. El transporte diario me sale muy caro.

- Está bien, el piso es suyo. Pero la mínima queja o cosa rara y usted perderá el piso. ¿De acuerdo? - Yo asentí y la mujer me dio las llaves de mi nuevo piso. - Que tenga un buen día.

Desde luego que lo tendría, acababa de conseguir un piso. ¿Qué podría estropearlo?

...

Después de un viaje en taxi, paré frente a mi nueva casa. Abrí el portal con las llaves y cogí el ascensor. Iba a entrar dentro cuando salió un chico de allí y chocamos, haciéndome tirar todo lo que llevaba, excepto las maletas.

- ¡Mira por donde vas! - Grité indignada, al ver que el chico había pasado de mí y se iba del portal.

- ¡La culpa es tuya, doña prisas! Que amargada. - Escuché decir a él. ¿Me acababa de llamar amargada?

- ¿Amargada? ¡Eres un borde! ¿Cómo te llamas? -El chico se giró antes de irse a mirarme. Era atractivo, pero tenía la pinta de ser un completo idiota.

- A ti te lo voy a decir. - Dijo yéndose. Yo resoplé y me metí en el ascensor, después de haber recogido todas mis cosas. Pulsé el botón número 3, mi planta. Al salir busqué la letra B, ese sería mi piso. Me dirigí hacia él y abrí la puerta.

Al entrar en el piso, todo estaba según la foto. El piso estaba amueblado y no era extremadamente grande, una habitación con cama de matrimonio, una pequeña cocina, un baño y un salón. Era pequeño comparado con mi casa, pero para mí sola me valía. Decidí empezar a colocar todas las cosas. Saqué mi ropa de la maleta y después mis pertenencias de las cajas.

Dos horas más tarde, había terminado. Decidí sentarme en el sofá a descansar, cuando oí algo fuera que llamó mi atención. Intenté agudizar más el oído para comprobar mis sospechas. Parecía un bebé llorando. Decidí salir fuera para ver que ocurría. Al abrir la puerta, en el medio del pasillo se encontraba un cochecito de un bebé, del cual provenía los llantos. Miré a ver si había alguien, pero no, solo estaba el bebé. Me acerqué al cochecito a mirar. Dentro había un bebé, de no más de 5 o 6 meses. El bebé tenía unos inmensos ojos azules, pero estaban llenos de lágrimas. Además, había una nota. La cogí y me dispuse a leerla.

No tan querido tú:

Estoy harta de ti. Me dejaste embarazada y prometiste apoyarme, pero no lo hiciste. Han pasado casi 6 meses desde que di a luz y tú nunca te preocupaste de tu hijo. Yo estaba dispuesta a tenerlo, si tú me ayudabas. Pero decidiste que no. Pues mira, no puedo más, necesito alejarme de este bebé. Me recuerda a ti. Es por eso que te lo dejo, a partir de ahora tú te harás cargo del bebé, ya que es tu hijo. No intentes buscarme, no me encontrarás. Disfruta de tu hijo.

Posdata: tu hijo se llama Liam, Liam Dunbar.

Al terminar de leer la nota, no me lo podía creer. ¡Una mujer acababa de abandonar a su bebé! ¿Cómo había sido capaz? Miré al bebé, parecía más tranquilo ahora, se había dormido. Mejor. Supuse que el padre de la criatura era el vecino del tercero A, por lo que fui a su puerta y llamé. Si era su hijo debería llevárselo ya. Además, yo sabía que el vecino estaba en casa, ya que escuché su puerta antes. Después de lo que pareció una eternidad, la puerta se abrió. Casi se me abre la boca de la sorpresa al ver quien era el padre.

- Hombre la amargada. - Dijo a modo de "saludo" - ¿Qué te trae por mi casa, mi belleza?

- Eres un idiota. - Dije mirándole desafiante. Maldita sea, tenía de vecino de enfrente al tío borde del ascensor. ¿Podría mejorar mi suerte? - Y no hablo solo por lo del ascensor, si no por no hacerte cargo de Liam.

- ¿Liam? ¿Quién es Liam? - Yo le miré sorprendida. ¿No conocía a su hijo?

- Liam es tu hijo, eres un padre fabuloso. - Al momento, el chico soltó una carcajada. - ¿Qué tiene tanta gracia?

- Lo gracioso es que te pienses que yo tengo un hijo. No sé tú, pero soy demasiado joven. Y siempre uso protección, yo no tengo ningún hijo.

- ¿Cómo que no? ¿Y él? - Dije señalando el cochecito. El chico me siguió hasta allí y cogió la nota, para leerla.

- Mira, este no es mi hijo. Tiene que haber algún error.Puede que el padre viviese en el tercero B.

- Ahora yo vivo ahí. Me acabo de mudar. - El chico rodó los ojos. - No te preocupes, que tu compañía a mí tampoco me agrada. ¿Conocías al antiguo vecino?

- No, vine hace dos o tres semanas. Yo también soy nuevo, estoy aquí por los estudios.

- Ya somos dos.

- Bueno, pues mira, haremos esto. Yo voy a volver a mi piso y como el bebé es de tu antiguo dueño, tú sola buscarás una solución. Que te vaya bien. - Él iba a irse, pero yo le agarré de su camisa, impidiéndoselo.

- En ningún momento pone que fuese del tercero B. Podría ser del tercero A, ya que tú te has mudado hace poco. Como no especifica, me ayudarás con esto, no te vas a ir de rositas. - El castaño levantó una ceja. - Y ni se te ocurra reprocharme.

- Vaya, veo que estamos ante una estirada. ¿Cómo te llamas? - Me planteé si contestarle de la misma forma en que él lo había hecho antes, pero decidí ser más madura.

- Soy Lydia. ¿Tú? ¿Me dirás ahora tu nombre, tío borde?

- Soy Stiles. Me gustaría decir que estoy encantado de conocerte pero sería mentira, especialmente después del lío en el que me has metido. ¿Qué vamos a hacer?

Miré al bebé y después a Stiles. No tenía ni idea de lo que debíamos hacer, pero desde luego dejar al bebé ahí solo no era una opción.

- Entremos en tu casa con el bebé y hablemos. Tenemos que ponernos de acuerdo en muchas cosas.

- Nada más conocerme y ya quieres ir a mi casa. Si es que os vuelvo a todas locas. - Dijo yéndose a su casa. Yo rodé los ojos y cogí el cochecito.

- Idiota. - Sentía que iba a ser muy difícil tratar con Stiles, era la clase de chico que más odiaba yo: creído, borde, prepotente... Pero debía hacerlo, teníamos que acordar algo sobre el bebé, sobre Liam. Y cuanto antes lo hiciese, antes podría perderle de vista. - ¿Pelirroja, vienes? - Empujé el cochecito con Liam hasta su casa, después Stiles cerró la puerta. Esto iba a ser complicado.



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Esta es mi nueva novela Stydia, puesto que More than one step está a punto de terminar. Espero que os guste tanto como MTOS, la iré alternando con HIAPOE :)



This is (not) our baby || StydiaWhere stories live. Discover now