22.

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Lydia POV

Amanecí a la mañana siguiente completamente destrozada por dentro. Mi parte de almohada que me tocaba estaba empapado aún, por las lágrimas que dejé en la noche ahí. Sentía un vacío interior irremplazable, era uno de los peores sentimientos del mundo, al menos para mí.

Me levanté con pocas ganas y fui a la ducha, para intentar aliviarme. Claramente no pasó. Mientras el agua caía a lo largo de mi cuerpo, los recuerdos iban invadiendo mi mente. Y es que en realidad, habíamos pasado seis meses con Liam. Le habíamos visto crecer, aprender a gatear, a hablar... Quedaban muchas cosas por enseñarle, cosas que ni Stiles ni yo podríamos ver ya. Intentaba motivarme, pensando que sus padres le cuidarían bien, aunque de esta manera no hacía más que engañarme a mí misma.

Sus padres no tenían pinta de ser los mejores del mundo, de hecho estaban más cerca de ser los peores que los mejores. El ambiente que Liam iba a vivir en su nueva casa no es el adecuado para un niño pequeño, ni mucho menos. Padres violentos, fumadores, groseros... ¿Qué valores podrían enseñarles a su hijo? ¿Qué clase de padres eran cuando ambos abandonaron a su hijo en primer lugar? Podrían haber vuelto juntos ahora, pero esa familia está condenada desde el principio, acabaría siendo una familia desestructurada.

Tras pensar esto, empecé a sollozar en la ducha, incapaz de contener mi dolor. Todo en esta casa me recordaba a Liam: el salón en el que jugaba, la habitación en la que dormía, la cocina en la que comía... hasta el propio Stiles. ¿Cómo íbamos a estar nosotros ahora? Ni siquiera mi amor por Stiles puede sanar esta herida abierta. Terminé de ducharme y vestirme, para ir a ver a Stiles. Solamente había un modo de hacer esto algo menos doloroso, aunque doliese igualmente. Pero antes de hacerlo, debía hablar con Stiles.

Salí al salón, donde vi a Stiles sentado, con la mirada perdida. No había que tener mucha inteligencia para saber que estaba pensando, en lo mismo que yo desde que me levanté. Me senté junto a él en el sofá y no dije nada, esperando que él fuese capaz de entablar conversación conmigo. Pero no pudo. Yo no quería alargar esto mucho más tiempo, así que simplemente le dije lo que estaba pensando.

—No puedo seguir aquí. Todo en esta casa me recuerda a Liam, es un sufrimiento continuo—empecé a decir, con voz temblorosa—. Stiles... he decidido que me voy a ir, es lo mejor que puedo hacer— Stiles seguía inmóvil, aunque al terminar yo de hablar, se giró con los ojos llenos de furia.

— ¿Y ya está? ¿Esa es tu solución? ¿Huir? ¿Crees que no me duele esto a mí o qué? —Stiles estaba muy alterado, pero yo decidí no interrumpirle, necesitaba desahogarse—. Entonces qué hacemos, cogemos todo, hacemos las maletas y nos vamos, ¿no? ¿Eres consciente de que tu actitud es de ser cobarde? ¡Vas a dejar que esos capullos ganen!

— ¡Sí! ¡Soy una cobarde! —grité con un tono demasiado alto—. Pero necesito irme para intentar seguir con mi vida, que ya me está costando bastante. Y Stiles, ellos ya han ganado, en el momento en que se llevaron a Liam lo hicieron.

— ¿Y vas a rendirte? ¿No piensas luchar por Liam?

—Mis ganas de luchas se esfumaron ayer, además de que sería inútil. Esta gente está armada, Stiles. ¡Casi te corta la garganta ayer! —recordé, con gran dolor.

—Muy bien, no luchamos. ¿Huimos, entonces?

—No, no en plural... Solamente yo me iré—susurré en voz baja, temiendo la reacción de Stiles—. Esta es tu casa, no puedo obligarte a marcharte.

—Sabes que ese no es el verdadero problema. Sé sincera, dime porqué no quieres que huyamos juntos.

— ¡Porque tú también me recuerdas a él! ¿Contento? —las peleas nunca se me dieron bien, siempre terminaba aguantándome las lágrimas para no llorar. Esta vez no era una excepción.

— ¿Dónde irás? ¿Volverás con tu madre? —Me sorprendió el hecho de que parecía haber aceptado mi decisión muy pronto, pero no dije nada.

—No, necesito irme más lejos... Me iré del país. Avisaré antes de irme a todos y partiré, continuaré mis estudios en otro lugar— Stiles asentía con la cabeza, con bastante decepción en su rostro—. Lo siento de veras, Stiles.

—Sí, como sea. ¿No haces tu maleta? Para que te vayas cuanto antes, digo— El pasotismo en la voz de Stiles era muy doloroso, parecía que le daba igual que me fuera. ¿Tan poco he significado para él?

Me di la vuelta camino a la habitación, preparando mis cosas y haciendo el equipaje. Una vez estuvo todo listo volví al salón, donde vi que Stiles tenía sus codos apoyados en la mesa, y la cabeza escondida. Con la maleta hice ruido, sobresaltándole.

— ¿Te vas ya? —preguntó, mientras se levantaba para despedirme. Yo asentí con la cabeza—. Es tarde para hacerte cambiar de opinión, ¿no?

—Sí, la decisión está tomada—suspiré. Debía de despedirme de Stiles, pero no sabía cómo.

—Seguiremos en contacto, ¿verdad? No quiero ni puedo perderte por completo.

—No me digas estas cosas, así me resultará más difícil irme—pedí tristemente—. Y sí, yo creo que por teléfono aunque sea podremos seguir en contacto.

—Ha llegado el adiós, entonces.

Stiles se acercó a mí para darme un beso, pero yo giré la cara. Un beso suyo solamente haría más daño. Él pareció molestarse un poco, pero no dijo nada. En cambio, me dio un abrazo, el último.

—No importa donde vayas, o la distancia que nos separe. Encontraré la forma de volver hacia ti, lo prometo—aseguró Stiles. En este punto, ya no pude contener más las lágrimas.

—Adiós, Stiles—me despedí tristemente.

—Adiós, preciosa. No te olvidaré.

...

Miré todos los posibles destinos, los vuelos que había hoy. Eran bastante numerosos y debían de tener plazas para comprar un billete de última hora. ¿Dónde podría ir? Ya que quería alejarme bastante de Estados Unidos, decidí ir a Europa. El primer lugar y el más lógico es Reino Unido, ya que allí hablan un perfecto inglés. Además, tampoco me importaría hacer turismo allí los primeros meses, hasta acostumbrarme a vivir allí. Sí, me iría a Inglaterra.

Me dirigí al mostrador para comprar un billete. Fue un momento un poco triste cuando dije que viajaría sola, pero esta había sido mi decisión, no debía apenarme.

Una media hora más tarde, ya estaba en las puertas de embarque, a punto de montar en el avión. Después de los típicos trámites para viajar en avión, pude montar en el vehículo aéreo, el cual se dirigiría a Reino Unido. Eran unas cuantas horas de vuelo, pero no importaba.

En el momento en que el avión despegó, supe que no había marcha atrás. Acababa de perder a dos de las personas que más quiero en mi vida, y en menos de dos días. Decir que estaba rota por dentro era quedarse corta. Solo espero que todos podamos seguir con nuestras vidas y eliminar el dolor, o al menos intentarlo. 

This is (not) our baby || StydiaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz