Lydia estaba recogiendo la comida que había sobrado, de una forma en que solamente Lydia Martin podría. Me acerqué a ella por detrás y pasé mis brazos alrededor de su cuerpo. No podía verle la cara, pero sabía que en ese momento estaba sonriendo.

— ¿Y esta muestra de cariño tan inesperada? —preguntó riendo, antes de girarse quedando cara a cara conmigo. Desde que nos besamos por primera vez, apenas sabíamos lo que era el espacio personal. En este momento nuestras frentes estaban pegadas, nuestras narices se rozaban y faltaba muy poco para que nuestros labios lo hiciesen.

—Te encantan estas muestras de cariño, no te engañes—respondí con una amplia sonrisa.

—Como me conoces...

Lydia se puso de puntillas para darme un beso en los labios, uno de los que tantos nos dábamos últimamente. Como era costumbre ya, puso sus manos en mi pelo y yo en su cara, tocándola como si fuese la primera vez.

No se quedó en un solo beso, ya que después del primero vino el segundo, el tercero... y sucesivamente. Agarré las piernas de Lydia haciendo que las enredase en mi cintura y, para no perder el equilibrio, nos moví hacia la pared más cercana, la de la entrada. Una vez que la espalda de Lydia chocó con la pared, mordí suavemente su labio, provocando un gemido en Lydia. Bajé un poco su camiseta, haciendo visibles sus clavículas, las cuales me detuve a besar punto por punto.

—Stiles...—musitó Lydia, aunque fue apenas imperceptible—. Si no paras ahora yo no podré parar después...

— ¿Quién habló sobre parar? —Respondí con una sonrisa maliciosa. Cuando Lydia vio mis verdaderas intenciones, me quitó rápidamente mi camiseta, dejándome sorprendido—. Ahora no te vas a escapar, preciosa.

Empecé a besar su cuello con la mayor intensidad que pude, mientras jugaba con los tirantes de su sujetador. Pero cuando estaba a punto de quitarle la camiseta, el timbre de la puerta me hizo parar.

—No abras... —susurró Lydia, para besarme de nuevo, con más pasión ahora. El timbre volvió a sonar y me obligué a mí mismo a parar. Ya continuaríamos luego.

—Debo abrir, quizá Scott se haya olvidado algo—. Lydia asintió de mala manera, pero me soltó.

Nada más abrir la puerta, tiraron de mi cuerpo hacia fuera, para luego ponerme un cuchillo en mi cuello. Intenté gritar, pero no pude. Lydia se asomó a la puerta para ver lo que ocurría y al verlo, puso una cara de espanto que no podría olvidar.

—Tú... —pronunció con temor.

— ¿Pensabais que no volveríamos ya? Mocosa, te prometí regresar, siempre cumplo mi palabra—. Esa voz y esas palabras solamente podían venir de una persona: la madre biológica de Liam. Lo que haría que la persona que me tiene agarrado y amenazado con un cuchillo sea el padre.

—Veo que hemos interrumpido algo, querida...—dijo el hombre riéndose—. Y luego los malos padres somos nosotros, cuando estos dos estarán haciéndose de todo con nuestro hijo delante.

—No... es vuestro hijo—pronuncié con dificultad, debido al cuchillo—. Lydia, no les des a Liam por nada del mundo, ¿me oyes? —Lydia en este momento estaba aterrada, reteniendo las lágrimas en sus ojos.

—Lydia, ¿eh? —Repitió la mujer—. Pues Lydia, si no nos devuelves a nuestro hijo inmediatamente, cortaremos la garganta de tu novio. Trágico, ¿verdad? Devuélveme a mi hijo y el chico no saldrá herido. Es simple.

— ¡No les escuches! —grité como pude—. Liam no puede ir con ellos, sufrirá demasiado. No te preocupes por mí—susurré triste, esperando mi terrible destino.

—No trates de hacerte el héroe, Romeo—se burló el hombre, acercando el cuchillo a mi cuello, de manera que me rozaba ya—. Mocosa, ¿qué mejor regalo para un padre en el cumpleaños de su hijo que tenerlo de vuelta? Dame a Liam ya o Romeo muere.

Lo que más me aterraba no era el hecho de que estaba a punto de ser asesinado por un psicópata, era el hecho de que Lydia parecía estar pensando qué hacer.

—Lydia, te quiero—confesé, provocando la sorpresa de ella. Debía hacerlo ahora, quizá no tuviese oportunidad de hacerlo en otro momento—. Mereces ser feliz, y sin Liam sé que no podrás. Déjame ir, Lydia—pedí, mientras una lágrima escapaba de mi ojo. Lydia negaba con la cabeza, muerta de espanto.

—Liam es mi bebé, no puedo no amarlo—empezó a decir ella—. Pero también te amo a ti, Stiles. No podría vivir sabiendo que yo soy la culpable de tu muerte. La única manera en la que nadie salga herido es darles lo que quieren.

— ¡No! —exclamé. Pero era demasiado tarde, Lydia ya había cogido a Liam en brazos, saliendo de casa.

—Dejad que nos despidamos al menos—pidió Lydia, ahora sí, llorando.

—Está bien, que se despidan. No volverán a ver a Liam nunca más, que menos—respondió la mujer.

Lydia acercó el cuerpo de Liam al suyo, para darle un abrazo.

—Lo siento mucho Liam, de verdad que no quiero hacer esto—habló Lydia, entre llantos—. Pero no me queda otro remedio. Espero que logres ser feliz y, si alguna vez te acuerdas de mí, me perdones por esto. Que nos volvamos a encontrar—susurró, antes de darle un beso en la frente al bebé. Lydia, con tremendo dolor, dejó a Liam en los brazos de su madre biológica, y, en el momento en que lo hizo, el cuchillo dejó de estar en mi cuello.

La pareja comenzó a alejarse de nosotros, por lo que en ese momento supe que lo que estaba viviendo era real, Liam estaba siendo alejado de nosotros, para siempre.

— ¡Liam! —grité yo, lo más fuerte que pude.

— ¡Papá! ¡Mamá! —gritó Liam, pataleando en los brazos de su madre biológica. Intentaba librarse de su agarre para volver con nosotros, aunque no servía de nada. Para él debía ser como alejarse de su verdadera familia. Esto solo hizo que se me rompiese más el corazón.

— ¡Volveremos a vernos, lo prometo! —Grité antes de que se cerrara la puerta del ascensor—. Ni siquiera pude despedirme...

Miré a Lydia, que estaba igual de mal o incluso peor que yo. Atraje su cuerpo al mío, para consolarla, que llorase lo que quisiera, sabía que estaba sufriendo. Sin embargo el abrazo no era para consolar a Lydia, más bien era para consolarme a mí, que estaba destrozado.

Acabábamos de perder a Liam definitivamente. En el día de su cumpleaños. ¿Cómo íbamos a poder seguir adelante? Se suponía que hoy sería un día feliz, y, desde luego, no había terminado así.



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This is (not) our baby está llegando a su fin, no quedarán más de unos seis capítulos como mucho :'(

No me odiéis por el drama, me duele igual a mí, especialmente al escribirlo :S

This is (not) our baby || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora