Capitulo treinta y tres.

Comenzar desde el principio
                                    

Es un mensaje.

"Todo va bien, de hecho, mejor de lo que esperaba." 

Es Aaron. 

"Me alegro. Por aquí las cosas están tensas: Keith ha venido a Lousiana a visitar a la familia." 

"¿Qué? Oh, Bethie, lo lamento, lo lamento, lo lamento. Yo debería estar allá." 

Si, debería estar aquí. Pero no puedo depender de mi hermana para siempre. Además, él me ha puesto en primer lugar por mucho tiempo. Es momento de que busque su propia felicidad. 

"No importa ya. Que disfrutes Los Ángeles."

Bloqueo la pantalla de mi celular y devuelvo mi mirada a los dos hombres en la mesa, quienes han comenzado a conversar sobre la empresa de mi padre. Me limito a sonreír y asentir cuando halagan el trabajo del otro. Pero debo disculparme cuando mi celular vibra en mi bolso nuevamente. 

"¿Alguna vez has ido a Shreveport?" 

Cameron Dallas y sus preguntas. 

No puedo evitar reír y recibir una mirada extrañada de mis acompañantes. 

- Lo siento, es solo un mensaje. - me excuso y ambos vuelven a su conversación nuevamente. 

Pero no es solo un mensaje. Esas simples palabras han hecho que sonría y sienta que está justo a mi lado. 

"Vivo en Shreveport, Cameron, pero eso ya lo sabes."

"¿Sabías que está a aproximadamente 5 horas de Los Ángeles?"

"Si, lo sé. He viajado esa distancia dos veces." 

"Bien, bien, solo preguntaba." 

"¿Por qué el repentino interés por mi ciudad?" 

- Cariño, ya es tarde, será mejor que regresemos a casa. - dice mi padre y guardo el celular al instante.  

Keith se acerca a mí para mover mi silla y ayudarme a ponerme de pie. Me extiende su brazo nuevamente y, luego de reír porque continúa teniendo ese gesto conmigo, acepto y caminamos juntos al auto. 

Cuando llegamos a casa, mi padre se despide de ambos y sube a su habitación a dormir. Keith y yo nos quedamos en la sala por unos minutos mientras nos limitamos a sonreírle al otro. 

- ¿Cómo es que estabas en Los Ángeles a penas llegue? - me animo a preguntarle. 

- Tu padre creyó que sería bueno tener a un viejo amigo luego de lo ocurrido con tu novio. 

- Ex novio. - le corrijo cabizbaja. - ¿Cómo saben de eso? 

- Te dije que Jacob se ha hecho muy conocido. - responde y a los segundos siento su mano en mi mentón. - Es un idiota. Lo sabes, ¿verdad? 

- Fue bueno conmigo, Keith. 

- Pero no lo suficiente como para confiar en ti. - trago saliva. Me sorprende lo precisa que puede ser la información que ha llegado a sus oídos. - Y eso es una tontería muy grande. 

- Si, bueno, ya no hay nada entre Jacob y yo. No hay de qué preocuparse, supongo. 

- Mereces más. - me asegura, todavía sin quitar su mano de mi rostro. - Lamento mucho que hayas pasado por una experiencia tan desagradable. 

- Sí le quería, Keith. - le aseguro. - Y si lo tuviese en frente, le daría las gracias por unos días maravillosos. 

- Y los días que pases aquí en Louisiana, también lo serán. Me encargaré personalmente de que así sea.

- Keith, creo que... 

El timbre de la casa me interrumpe. 

Ketty y yo nos dirigimos una mirada extrañada antes de volvernos hacia el reloj del pasillo.

Son las 11:30 PM. ¿Quién puede haber llegado a esta hora? 

- ¿Quieres que vaya a abrir? 

- No, lo haré yo. - respondo, alejándome de él con paso decidido. 

Cuando llego a la puerta, suelto un gran suspiro y tomó el picaporte con una mano. Pero antes de abrir, siento una mano en mi hombro y giro asustada. 

- No sabes quién puede ser. - me susurra, aferrándose a uno de los instrumentos de hierro que papa usa para mover la leña en la fogata. - Deja que yo abra. 

Cedo ante la petición de Keith y dejo que el abra. Él asoma su cabeza por la puerta y yo me quedo detrás de él a la espera de que nuestro misterioso visitante hable.

- ¿Si? - pregunta el rubio. 

- Buenas noches, estoy buscando a Elizabeth Woods. 

Su voz hace que mi corazón se acelere al instante y cubro mis labios con ambas manos. 

- ¿Tú eres...? 

- Cameron Dallas. - respondo por él y logro salir de la casa a pesar de que Keith intenta impedírmelo. 

- Eli. - susurra el moreno antes de que corra a sus brazos y nos funda en un abrazo. 

- ¿Cómo...? ¿No estabas en Los Ángeles? ¿No estabas cuidando de Jessica? - pregunto rápidamente y él solo se limita a asentir mientras quita el cabello de mi rostro.

- Ella tiene a alguien que la cuide. - responde con una sonrisa. - Y pensé que sería muy injusto que tu pasaras los últimos días de vacaciones sola. 

Alguien se aclara la garganta detrás de ambos y nos obliga a voltear. 

- Hola, soy Keith. - se presenta el rubio y le extiende una mano a Cameron. 

- Cameron. - dice el moreno, correspondiendo su saludo con una mano mientras la otra descansa en mi espalda. - Un segundo. Ya he oído de ti. 

No, por favor, no ahora. 




*musica de suspenso* Esto se pone bueno! 

No me odien mucho por hacer que se emocionen y sufran en un mismo capítulo. 

Las amo! 

Hit me with your best shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora