Cap 40

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Estabamos desayunando era muy temprano, por lo que los demás dormían.

Aún tenía sueño, casi no dormí. Estaba bebiendo un café y unas tostadas.

Lucas comía en silencio. Al parecer no tenía nada que decirme. Es que la escena que tuvimos ésta mañana me dejó sin palabras y por lo que veo a él lo dejó muy pensativo.

Era un Jueves, dentro de pocos días caería el otoño. Genial, amo el otoño.

-Disculpa...- dijo Lucas mirándome.

-¿Tengo algo que perdonarte?- lo miré frunciendo el ceño.

-Sí, que sea un idiota contigo aveces-

-Eso es natural en ti, estoy acostumbrada- me fulminó con la mirada- sabes que sí-lo señalé- Además, así te amo- sonreí.

-¿Y si vamos arriba?- alzó las cejas- Tenemos días que no tenemos algo de acción- reí a carcagadas por eso.

-Eres un idiota- reí -¿Y porqué no lo hacemos más interesante?- alcé mi cejas.

El sonrió.

-¿Qué tienes en mente gatita?- sonrió.

-Siempre es en la habitación- alcé mis hombros- Deberíamos probar en otros lugares- reí.

El rió a carcagadas. Problemente porqué es la primera vez que ,e escucha hablar así o decir cosas como estas.

-Me parece bien- se cruzó de brazos y sonrió.

Terminamos el desayuno y luego nos debatimos por donde empezar.

-Insisto- me giré hacía él- La playa sería un buen lugar-

-Pero es que mira- señaló la barra de la cocina- Se ve muy bien, nos llama-

Era algo así como él lo decía.

-O...- me volteo hacía él- Los dos lugares serian buenos- le guiño el ojo.

Se acercó a mi y me cojio por la cintura.

-Me parece perfecto, así si viene alguien salimos corriendo para la playa- sonríe.

-Un momento- di pequeños golpes en su cabeza- ¿Ésto está funcionando? Wao- me reí a carcagadas. Él me soltó y se cruzó de brazos.

-No es gracioso- hizo un puchero.

-Sí lo es, primera vez que dices algo inteligente- lo di un beso.

Él me siguió, me atrajo hacia él para poder estar mejor. Paso mis manos por su cuello y pongo una en su mejilla. El me tiene abrazada por la cintura. Se baja un poco.

-¿Qué ha...- no me dejó terminar cuando me cargó.

-Vamos- habló con la voz ronca.

Sonreí, lo volví a besar. Me depositó con cuidado en la barra de la cocina. Mi piel se erizo cuando el mármol frío chocó con mi piel, me estremecinun poco y Lucas se limitó a solo reír. Pasó una mano por mi espalda para atraerme más hacía él. El beso era más rápido y salvaje. Nuestros pechos subiendo y bajando con rapidez. Nuestras respiraciones aceleradas. Sus manos recorrían todo mi cuerpo. Todo era tan perfecto como siempre.

Escuchamos unas pisadas bajando por las escaleras, nos separamos lentamente. Iba a hablar pero el me detuvo.

-Vamos a la playa...- me susurra. Asentí.

Me tomo por la mano y salimos de allí. Corrimos mientras nos reíamos hacia la playa. Paramos en la orilla y nos miramos mutuamente.

-¿No las quitamos aquí o qué?- pregunte.

Una Casa,  3 Problemas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora