Sus movimientos no se detienen, alargando mi orgasmo unos minutos más y, cuando sus dientes se clavan en mi cuello, lo siento tensarse en mi interior.

Calor es lo que inunda mi vientre, haciéndome saber que por la calentura, ambos habíamos olvidado el condón. Pero lo dejo pasar, sabiendo que mi periodo no estaba lejos.

Aun cuando Dash parece notarlo, no dice una sola palabra. Ambos nos quedamos ahí, abrazándonos, hasta que somos capaces de poder respirar con normalidad.

***

—¿Él abogado te dijo que tenía todo listo? —Dash pregunta. El enojo parece haber sido eliminado por completo de su sistema, y es cuando agradezco al sexo por haber calmado a la fiera.

—Si —Mi ceño se frunce cuando un auto negro se detiene frente a mi ex vivienda, y el elegante hombre baja del auto, observando el lugar—. En realidad es él.

—Bien. —Dash es el primero en bajar del auto, para rodearlo y abrir mi puerta con rapidez. La mano del moreno toma la mía, con más fuerza de la normal, y se encarga de colocar llave al auto.

Auto que había alquilado a mis espaldas.

—Señor Caplan —El hombre alto se gira hacia nosotros, sonriendo con cordialidad para luego tendernos la mano a ambos—. ¿Podemos terminar ya con esto?

—Claro que sí —El acento alemán aparece en su voz, y ahora entiendo el leve enamoramiento que Alison tenía con él—. Sólo tenemos un pequeño problema.

—¿Cual? —Dash es el primero en preguntar.

—El señor Miller se niega a firmar la parte de su contrato.

—Si se niega el deberá asumir todos los gatos —Mi voz es firme, hasta sueno un poco enojada—. De mi parte no saldrá un centavo más, tengo mi residencia en Nueva York.

—El dueño del lugar se niega a dejar todos los pagos al señor Miller —Sé la desconfianza del dueño hacia Richard, pero ese ya no era mi problema—. Se negará a firmar el documento si alguien no se hace cargo del lugar.

—La policía de California puede hacerse cargo de sacar a ese hijo de puta —Aprieto la mano de Dash, tratando de mantener a raya su enojo—. Holly no va a seguir pagando ese lugar.

—Lo sé, señor Barton —Me sorprende el hecho de que el abogado conozca a Dash, pero lo paso por alto, sabiendo de antemano que Alison era demasiado cotilla—. Trataré de hacer que el dueño firme, sólo necesito su firma, y podrá irse por ahora, señorita Parks.

—Bien —Concedo, apartándome un momento de Dash para seguir al abogado hasta su auto. Este coloca el portafolio sobre el capó de su auto, y unos papeles no tardan en aparecer en mi campo de visión—. ¿No necesitaré venir a este lugar de nuevo?

—No —el asegura, dejando ante mí una sola hoja, indicándome el lugar donde debía firmar—. Eso será todo por ahora. Estaré en contacto con Alison y ella le hará saber todos los movimientos. Que tengan un buen viaje de regreso, señorita.

—Gracias. —Mi mano es estrechada por el rubio, pero el ambiente cambia drásticamente cuando aquella ronca y nauseabunda voz suena con fuerza.

—¿Holly?

Mi corazón late con fuerza, pero todo a mí alrededor parece viajar en cámara lenta. Soy testigo del cuerpo de Dash pasando de mí, haciendo su camino hacia el canoso hombre. Sangre y odio es lo único que se dibuja frente a mí.

—¡Dash! —Mi grito suena con fuerza, pero no soy capaz de acercarme. El alto tatuado esta sobre el hombre de avanzada edad, atestando duros golpes contra su rostro.

El señor Caplan es el único que se mueve hacia ellos dos, tomando a Dash como puede, alejándolo del hombre sobre el suelo.

Lagrimas pican en mis ojos, y me muevo con rapidez hacia Dash, tomando su rostro entre mis manos. El enojo inyectado en sus ojos lo hacen pasar por otra persona.

—Dash por favor —Mi voz es un débil susurro, el cual lucha por traer de regreso al Dash que conocía. Al dulce y divertido chico con tatuajes que era hace menos de una hora—. Mírame, por favor.

—Señorita Parks...

—¡Saque a esa basura de aquí! —Siseo, dirección al abogado, quien duda antes de soltar a Dash. El moreno lucha contra mi agarre, pero cuando sus ojos se enfocan en los míos, la ira parece disiparse de golpe—. No me dejes, Dash. Quédate conmigo.

La visión descontrolada del hombre del cual estaba enamorada, me hace recordar lo que me había dicho aquella noche en el riachuelo. Él no se podía controlar.

—Dash —Lo llamo nuevamente, quitando su atención del hombre detrás de nosotros. Rezaba interiormente para que el señor Caplan se hubiera llevado a esa basura—. No estás solo, estoy contigo... pero por favor, mírame.

Las manos del moreno se cierran alrededor de mis brazos, apretando con fuerza. Sé que no es él, sé que se está dejando controlar por el impulso. Pero el quejido que brota de mis labios cuando los dedos de Dash se presionan con más fuerza en mis brazos, parecen traerlo a la realidad.

¿Holly? —susurra, lleno de pánico. Sus manos me sueltan, y lo veo retroceder casi por inercia—. Lo siento. No quise, yo... ¡Mierda lo siento!

Sin decir nada, me acerco a él rodeando su cintura con mis brazos. El moreno parece sorprendido, y lo siento dudar antes de rodear mi cuerpo con sus brazos.

La tensión parece desaparecer antes cada segundo, pero sé que no es así. Dash estaría enojado consigo mismo por haberme hecho daño, aunque lo hizo sin querer.

—Me asustaste —Me sincero. Sintiendo lágrimas caer sobre su camisa. El miedo de ver a Dash hundido en su personalidad, me hacía temblar de miedo. Él no se podía controlar. Luchaba contra eso, pero aun así, el impulso parecía ser más fuerte—. Pensé que ibas a cometer una locura.

Yo también —Su voz es un susurro bajo. Su cabeza cae sobre la mía, apoyándose un poco sobre mi cuerpo. Sé que llamamos la atención de las pocas personas paseando por la calle, pero sinceramente no me importa—. Quería matarlo...

No lo hago arrepentirse de sus palabras. Yo también quería matar al hijo de puta, pero no lo había hecho. No valía la pena ensuciarme las manos con su sangre.

Richard Miller no valía la pena.

Tú me trajiste de regreso. —Mis pensamientos se ven interrumpidos por el moreno, y siento su corazón latir con fuerza contra mi mejilla—. Tu lo hiciste, Holly.

φ$'T#

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα