Capitulo 31. Mi cuidadora personal.

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- Sí, al principio me caía muy mal. Nos odiábamos.

- ¿En serio? Pero se ve que son excelentes amigas.

- Lo somos, pero no fue así siempre. Antes me molestaba y la molestaba, para mí no era más que una payasa. Incluso una vez se metió con el chavo que a mí me encantaba sólo para fastidiarme.

- Wow, no me imagino a (Tn___) haciendo algo como eso.

- Bueno, no lo hizo nada más porque sí. Yo también la había estado fastidiando. Digamos que me lo gané.

- ¿Y cómo se hicieron tan amigas después?

- Resulta que siempre que nos encarábamos y peleábamos yo me metía en el tema de su familia. Todos en el salón sabíamos que nunca veía a sus papás y yo llegué a ser muy cruel y decirle que no la querían y por eso jamás estaban con ella, que por eso la habían abandonado aquí con su abuela. Aunque después me enteré que no fue exactamente así, pero ya sabes, cuando eres adolescente actúas de una manera muy idiota.

- ¿En serio nunca ve a sus padres?

- Casi no, ellos trabajan mucho y siempre están de una ciudad en otra. Bueno, el punto es que ella en la escuela no tenía muchos amigos que digamos. Sólo le hablaba a unas cuantas personas, un día vi que ella lloraba, tenía la cara fatal, parecía que ni había dormido; una semana antes pasó lo de que se metió con el que a mí me gustaba, quise regresársela. La espié mientras hablaba con un chico para saber por qué lloraba y luego hacerle burla, pero me sentí mal. Le estaba contando que su abuela acababa de morir, que se sentía muy sola y ya no tenía a nadie en el mundo que la quisiera y aún recuerdo las palabras "Carmen tiene razón, yo no le intereso a absolutamente nadie, ni a mis padres" y me sentí la persona más horrible en el mundo. Esperé a que terminaran de hablar y que (Tn___) saliera del salón. Yo soy algo impulsiva, a veces cuando las cosas me nacen hacerlas sólo las hago, cuando al fin salió la tomé del brazo y aunque al principio me vio entre sorprendida y asustada, no se negó a recibir mi abrazo. Se nos hizo raro a ambas, pero se podría decir que con ese abrazo empezó todo. Le pedí disculpas y ella a mí, le dije que no debía pensar que estaba sola y que a ningún padre le da igual sus hijos. Pasaron los días y cada vez nos llevábamos mejor, tenemos varias cosas en común y también por eso somos tan amigas. Ahora la quiero mucho.

- ¿Ya ves? Y me andabas diciendo que dejarías de hablarle.

- Es que si es capaz de casi matar a alguien, me daría miedo seguir siendo su amiga. Aunque igual creo que la ayudaría para que le den atención medica por loca, aunque bueno, esa ya la necesita.


Intenté no reír para evitar el dolor en mi abdomen, pero no pude. Estuvimos platicando de otras cosas; de cómo ella nos conoció, de lo ilusionada que estaba por conocernos, de cómo me sentía yo al estar cumpliendo mi sueño y más. Aunque creí que esa chica era un poco atrevida, no me caía nada mal.


- Yo siempre he dicho que mi debilidad es Alonso. Pero teniéndote aquí puedo notar que eres mucho más guapo de lo que pensaba o de lo que se ve en las cámaras.

- Qué linda -le sonreí- gracias, tú también eres bonita.

- Gracias.

- Oye... -Me quedé pensando un momento- ¿Puedo contarte algo? Y después tú me das tu opinión.

- Claro, dime.

- Es que no sé qué me sucede exactamente, pero creo... bueno no, estoy seguro de que empieza a gustarme...

Mi Mejor Casualidad «FREDDY LEYVA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora