Capitulo 25. Persecución.

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Al día siguiente del concierto, me paré temprano para cambiarme e ir al supermercado ya que no tenía nada de comida en casa. Ahí me encontré a Freddy y platicamos un poco, estaba siguiéndome y tuve que correrlo sutilmente cuando iba a ir por mis toallas femeninas, me iba a dar mucha pena tomarlas con él presente.

Saliendo me ayudó con mis bolsas hasta llegar al edificio en donde nos encontramos a Carmen esperando en la entrada. Ella comenzó a acosarlo con fotos y abrazos hasta que él tuvo que irse.


- ¡Le dices a Alonso que lo amo! -Le gritó cuando Freddy ya bajaba las escaleras-

- No grites. -Le susurré y la jalé del brazo para meterla a la casa y cerrar- Como nada más molestas al pobre de Freddy.

- ¿Qué te puedo yo decir? Adoro CD9 y él es guapísimo, tenía que aprovechar poquito.

- En fin, equis ¿Qué decías hace rato? ¿Que dejaste qué?

- Ah sí, vine porque dejé las llaves de mi casa, ayer mi mamá me las pidió y recordé que las dejé en tu mesa. Mira, ahí siguen. -Las tomó- Oye ¿Y te cae bien Freddy?

- Pues sí, se ve que es buena onda. Tampoco he tenido oportunidad de platicar tanto con él. ¿Sabes? Ya lo veo mucho mejor, antes se le veía tristeza en los ojos y ahora aunque se sigue viendo un poquito triste ya ríe y hasta bromea, es muy chistoso.

- Claro que es chistoso, ósea es Freddy. Cambiando el tema. También venía a invitarte al cine, se acaba de estrenar una película que muero por ver, vamos.

- Ok, pero ahorita es muy temprano. Tengo que hacer unas cosas, ya sabes, limpieza, ordenar mi cuarto, lavar, poner la despensa en su lugar.

- Yo te ayudo.

- Gracias, eso ahorrará tiempo.


Pusimos música y nos pusimos a trabajar en mi departamento. Sacudimos, movimos los muebles para limpiar el piso, lavé mis ropa, otras sólo las metí a la lavadora mientras Carmen me ayudaba a doblar algunas cosas en mi cuarto. Acomodé mis libros, limpié el baño, luego el refrí, lavé trastes... vivir sola puede llegar a ser muy estresante, por suerte al menos ese día tenía a alguien apoyándome.

Como a eso de las cuatro y media de la tarde caímos rendidas en el sillón, prendimos la tele y la vimos un rato para luego apagarla y volver a pararnos para hacernos de comer.


-¿Y si mejor pedimos pizza? -Me preguntó Carmen con la voz agotada-

- No seas floja, hay comida para preparar y es más sano.

- Está bien señorita saludable. -Corrió hacia el reproductor de música y subió todo el volumen, regresó a la cocina saltando contoneando sus caderas, tomó un cucharon y empezó a cantar- ¡Jump! Sólo recuerda que somos la magna presencia de la tierra en carne fresca para enfrescarte la mente y recordarte que somos un brillante -Dejó de gritar la canción y puso el cucharon a centímetros de mi boca indicando que era mi turno-

- Sal y da, suelta la cuerda, recuerda la vida es una unidad cuadridimencional en donde existe el bien y el mal pero también el perfecto equilibrio -alcé las manos muy feliz mientras cantaba-


Ambas cantamos aun usando el cucharon de micrófono la parte de "Es tiempo de fundirme con el infinito, ha-ha". Cantamos juntas el siguiente pedazo lo más que pudimos, ambas quedamos sin aire y reímos.

Mi Mejor Casualidad «FREDDY LEYVA»Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt