Capitulo 22. La carta.

184 15 0
                                    

"Antes de que empieces a leer, quiero decirte que dónde sea que esté me sentiría muy feliz si tú encuentras un nuevo amor. Ahora sí, comencemos con esto.

Para ti no es ningún secreto lo que siento. Recuerdo que aquel lunes no quería acompañar a mi mamá a su clase con esos cinco torpes ¿Si no hubiera ido qué hubiera pasado? Afortunadamente decidí ir y de repente vi que entró un chico muy guapo. Entró sonriendo y sentí cosas en mi estómago, volteó a verme e hizo su sonrisa aún más grande, le contesté con otra sonrisa y sentí que sus ojos brillaron. ¿Quién iba a decir que tiempo después ese chico se convertiría en mi vida entera?... "

Quise seguir leyendo pero mis ojos se inundaron, su recuerdo seguía presente y dudaba que algún día se fuera. Guardé la carta en un buró que estaba alado de la cama, aún no estaba listo para leerla completa. Terminé de arreglar las cosas y salí a la sala con la mochila de ropa en mi hombro, le dejé comida a Layla en su tazón y estaba listo para dirigirme a casa de la profesora. Bajé las escaleras y ahí seguía sentada la vecina en la jardinera.


- Hasta luego (Tn__). Que estés bien.

- ¿Te vas? Gracias Alfredo, igual.

- Dime Freddy. Y sí, tengo que hacer algunos pendientes y apurarme, es que mañana tengo un concierto.

- Ok, hasta luego Freddy... Freddy. -La oí murmurar y la vi raro, se encogió de hombros sin darse cuenta de que la observaba y volvió la atención a su libro-


Tomé mi auto y conduje hasta la casa de Rosalía, el camino fue rápido.

Di pasos hacia la puerta y ya estando enfrente de ella los recuerdos volvían a mi cabeza, puse la mano en mi frente y volví a respirar profundo, luego toqué la puerta.


- Buenas tardes Freddy. ¿Vienes a buscar a... -Enseguida agachó la mirada y es que siempre que yo iba a esa casa me hacía la misma pregunta-

- Hola señora. ¿Cómo ha estado?

- No lo sé. Cómo podrás darte cuenta aún no me lo creo, me hace mucha falta.

- A mí igual, no se imagina cuánta.

- La vida sigue.

- Eso sí.

- Pasa, hijo.

- Gracias. -Entré como me sugirió- Venía a traerle esta ropa, es de Ros.

- ¿Y qué hacías tú con ella?

- Nunca le contamos, pero nosotros teníamos un departamento. No es mucha ropa pero creí que sería bueno regresársela a usted.

- Ya sabía yo que eso de que se quedaban en casa de la abuela de Alan con supervisión era mentira... ¿Tú cómo has estado Freddy?

- Pues si le digo que bien le mentiría, señora. Me he distraído un poco en los ensayos ¿Es que sabe? Justo mañana es nuestro primer concierto.

- ¿En serio? parece que fue ayer cuando llegaron a mi clase.

- Ros siempre me decía lo mismo, todo pasó tan rápido. Pero hasta ahí llegué. Señora, siento que no puedo más, ya no hay nada por qué seguir con eso.

- ¿Cómo que nada? ¿Y tu carrera? ¿Y tu futuro? A mi hija no le habría gustado escucharte así. ¿Vas a echar tanto esfuerzo a la basura?

- ¿Para qué seguir? Si ya no está mi fan número uno, la que siempre me apoyaba y me acompañaba.

Mi Mejor Casualidad «FREDDY LEYVA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora