Decido aguantar por un momento, sabiendo perfectamente que la madre de Dash no tenía que saber que prácticamente teníamos una relación de odio... y más odio.

—Me estas lastimando, es suficiente —Gruño, manteniendo la voz baja cuando me libero de su agarre. Dash me fulmina con la mirada y sin decirme nada me empuja con cuidado al interior de una oscura habitación—. El que me traigas aquí no hará que te tenga miedo, Dash.

Estoy de mal humor, y el hecho que Dash se ría de mí, sólo aumenta la irritación en mi sistema.

—No te traje aquí para que me tengas miedo, Holly —Su voz golpea contra mi oído, haciéndome estremecer por completo, y me pregunto cómo logra verme en medio de tanta oscuridad. Sus dedos tiran del dobladillo de mi blusa, empujándome a detenerlo con rapidez—. Lo necesito, Holly... No lo hagas más difícil.

Sus labios se cierran contra los míos en un rápido movimiento, invadiendo mi boca con su ávida lengua. Un jadeo me abandona cuando sus manos ahuecan mi trasero, obligándome a rodear su cintura con mis piernas.

—Dash...

—Cierra la boca —El gruñido que suelta, me hace estremecer por completo. Más aun cuando soy dejada sobre una superficie suave. Un gran par de manos se deshacen de mi blusa, dejándome completamente agitada debajo del cuerpo de Dash—. ¿Por qué diablos siempre me llevas la contraria?

Un largo gemido se escapa de mis labios cuando los dientes de Dash encuentran la copa de mi sujetador, su lengua no tarda en entrar en contacto con mi tenso pezón, haciéndome estremecer cuando presiona sus dientes con suavidad.

—Dash... detente... tu madre está abajo.

Un nuevo gruñido es emitido por parte del moreno, pero no se detiene. Sus labios ascienden por mi cuello hasta llegar a mi oído, donde sin vergüenza alguna, clava sus dientes en mi lóbulo sin cuidado alguno.

—¿Crees que mi madre va a detenerme cuando ya te tengo así? —Se burla. Una de sus manos se pasea por mi estomago hasta llegar al interior de mis pantalones. Mi respiración se atasca en mi garganta, y toda la tensión del día parece eliminarse cuando sus dedos se presionan en el lugar correcto—. Eso es Holly... —el gemido en apreciación que explota en mi cabeza me obliga a arquear la espalda—. No te contengas conmigo, cariño.

—¿Qué haces?... —Un largo gemido brota de mí cuando Dash tira de mi pantalón, dejándome únicamente en bragas. Sus dedos no tardan en volver a presionarse contra mi centro, mientras sus labios buscan los míos con apremio.

Podía sentir el cuerpo de Dash completamente vestido. Sin saber qué hacer, me inclino un poco hacia él, tratando de encontrar el dobladillo de su camisa, pero este retrocede, soltando una leve risa.

—No vas a quitarme la ropa, Holly —Un suave beso se presiona contra mis labios entre abiertos, dejándome algo confundida—. No voy a perder mi oportunidad de saborearte.

—¿Qué? ¡Dash! —Un chillido es arrancado contra mi voluntad cuando la mano del moreno se estrella contra mi trasero. El peso de su cuerpo se apoya en mi espalda, dejándome imposible el moverme solo un poco—. Eres un idiota...

—El idiota que puede tocarte, Holly. —Mi labio inferior es atrapado por mis dientes cuando mi ropa interior desaparece. Soy fácilmente manejable por Dash cuando estoy completamente desnuda. El gemido por parte de ambos cuando vuelve a besarme solo aviva el deseo que corre por mis venas.

Quería a Dash.

Lo quería de una vez por todas.

Con total torpeza, me deshago de la camisa del moreno, pero me veo frenada cuando empiezo a tirar del botón de su pantalón.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now