Capítulo 26.

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No lo había dicho exactamente, pero por primera vez en mis ya dieciocho años de vida, había reconocido que quería a alguien, a Hugo. No he pronunciado esas dos palabras, pero él ha entendido perfectamente lo que siento, ahora sí.
¿Eso le alegraba? ¿Le alejaba de mí? Con cada paso que damos me asaltan más dudas, no sé hacia dónde va a llevarme esta relación, si es que puede llamarse así.

Estoy poniendo mis sentimientos por encima de todo, ¿es eso lo que debo hacer? Me merezco ser feliz al fin y al cabo, ¿no?
Supongo que el amor es así, un tremendo lío, una montaña rusa que te mantiene arriba o te deja caer de repente, moviendo tu corazón a su antojo.

Es sábado, aunque ahora, en vacaciones de verano, para mí todos los días eran iguales. No tengo nada que hacer excepto tirarme en el sofá o ir a alguna fiesta que organizara algún compañero o amigo de alguien. De momento, hoy el primer plan es el que precede.

Por sorpresa, Hugo no está en casa. Tampoco mamá, aunque eso no me sorprende en absoluto, ya que la oficina parece su verdadero hogar.
Desayuno viendo unos dibujos que no me gustan, como ninguno de los que hacen últimamente, cuando yo era pequeña sí que estaban bien, eso eran realmente dibujos animados, ¡qué buenos recuerdos!

La puerta se abre de golpe, haciendo que casi me atragante con la cucharada de leche y cereales que acabo de meterme a la boca. Hugo aparece con una sonrisa enorme que le ocupa toda la cara, en sus manos lleva un álbum rojo oscuro, granate más bien, enorme.

— Buenos días, pequeña — Se sienta junto a mí besándome la punta de la nariz — Ten — Me ofrece el gigantesco libro.

— ¿Qué es? — Intento vocalizar con la boca llena.

— Tu regalo, tal y como te dije — Parece expectante mientras me observa — Siento que sea con un poco de retraso.

Dejo el tazón de cereales sobre la mesa para cogerlo. Pesa más de lo que parece.

— Todavía no hay mucho con la que rellenarlo, pero lo haremos poco a poco si quieres...

Contengo la respiración aunque no sé porqué mientras lo abro, ¡eh, pero si esa soy yo! Fotos, muchísimas fotos en las que yo soy la protagonista. Veo mi propia silueta en la playa, sonriéndole a Hugo con cara de tonta... si, de tonta enamorada. Voy pasando las páginas, encontrándome a mí una y otra vez, en un par de fotos salgo cabreada, con mechones de pelo cubriéndome la cara, en otra salgo corriendo hacia la cámara, o sea, hacia Hugo, con una sonrisa en mí que ya parece permanente.

— ¿En serio? — Pregunto sorprendida.

— No me digas que no te gustan.

— Estás loco.

— Si, Mel. Soy un fotógrafo loco y enamorado — Ríe, dándolo por hecho — Pero sigue pasando, hay más.

Hago lo que dice, las siguientes fotos ya no las recuerdo. En una estoy dormida, o eso creo, pero sin embargo una pequeña sonrisa asoma en mi rostro.

— ¿Me hiciste fotos cuando dormía?

— Claro, ya te dije que estabas preciosa.

Vuelvo la vista al álbum notando las mejillas arder. Hay varias fotos más, con la luna de fondo, iluminando toda mi figura.
Es un gran detalle, y reconozco que me gusta. Hugo es un buen fotógrafo, sin duda alguna.

— Es increíble verme así.

— Sacaré todo de ti, esas fotos representan tu parte dulce, Mel. Aunque quieras esconderla, la tienes. Este book lo llevaremos a la agencia, si tú quieres... claro. — Traga saliva acercándose — Ahora eres mayor de edad y puedes tomar tus propias decisiones.

— No, que va — Muevo la cabeza a ambos lados — ¿Es que quieres que todo el mundo me vea de esta manera?

— No seas bruta, no se ve nada — Sonríe — Siempre voy a hacer lo que mejor sea para ti, ¿no te ha quedado claro?

— Hay un problema... — Muerdo mi labio inferior. Él espera a que termine la frase. — No me gusta que me hagan fotos.

— Eso no es ningún problema, tranquila. — Me besa rápidamente en los labios. — Voy a darme una ducha, me he despertado temprano y no me ha dado tiempo. Tú solo piénsalo, ¿de acuerdo?

Me deja ahí, con un álbum repleto de fotos mías entre las manos y sin saber qué hacer ni qué decir. Sigo pensando que es una locura que alguien me vea así, además, ¿de verdad pueden estar interesados? Las fotos están bien hechas, lo que no termina de convencerme es quién sale en ellas. No estoy decidida...

En fin, lo cierro de golpe y me concentro en la televisión, pero también estoy cansada de ver dibujos estúpidos y cambio hasta encontrar un canal de música, mucho mejor.

Suena algo movido, no estoy muy puesta en la música actual y no me suenan ninguna de las tres canciones siguientes.
Pero, de repente una melodía llama mi atención, no sé el motivo pero hasta me acerco a la pantalla para escucharla mejor; el título es Love is gone.

— ¿Quieres bailar? — Hugo me sorprende, inclinado hacia mí y ofreciéndome su mano.

— No bailo, no sé bailar — Doy dos pasos hacia atrás.

— Pero yo sí, vamos... ven — Cojo su mano, todavía tiene el pelo húmedo y me embriaga su olor cuando me pega a su pecho y con su brazo rodea el bajo de mi espalda.

Ahora mismo me dejo llevar al ritmo de la preciosa canción. Me gustaría preguntarle a Hugo donde ha aprendido a bailar de esa manera, porque es digno de ver, yo en cambio parezco un pato mareado pero sus movimientos disimulan muy bien los míos.

— Diría que somos una especie de Bella y Bestia, en el baile final... — Así me siento, como en una nube, flotando... — Aunque está claro que la Bestia sería yo en esta ocasión.

Hugo suelta una carcajada, pero no detiene su baile. Llega una parte de la canción que aumenta la intensidad y él hace lo mismo, girándome por toda la casa y esquivando cada cosa que está en nuestro camino, hasta el último segundo, que descansa al mismo tiempo que termina la melodía.

— Esta canción es preciosa — Susurra.

— Lo sé — Asiento convencida de ello — Tiene algo, no sé el qué.

— Tiene... verdad — No me ha soltado todavía, su brazo rodea su cintura y nuestros rostros siguen estando tan cerca como antes — Y mucho sentimiento, entiendo que te haya llamado la atención.

— ¿Qué quieres decir? — Pregunto sin comprender.

— Te sientes identificada, Mel. — Roza su nariz con la suya — Tienes miedo, sigues teniéndolo porque crees que voy a irme, que voy a dejarte... pero no lo haré, así que deja de huir de mí de una vez por todas.

En busca de la felicidadWhere stories live. Discover now