Capítulo 14.

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Nunca me hubiera imaginado que un beso pudiera sentirse de esta manera, seré rara, pero cuando lo veo en las películas me da cierto asco, creyendo que es una estúpida mezcla de babas, por eso, entre otras cosas nunca me había atrevido a hacerlo yo misma, no sé... pero no tiene nada que ver con cómo lo imaginaba en mi cabeza.

Al separarse unos minutos después y con ambas manos todavía en mis mejillas, Hugo me mira a los ojos. Creo notar el deseo que corre por ellos, porque es justo lo que me sucede a mí. Incluso como si tuviera ganas de más.

— No sé qué me estás haciendo, Mel. Pero no pares. – No dice nada más, se encuentra como yo, sin palabras después de lo que acaba de pasar.

No puedo reaccionar aunque ya ha pasado un buen rato, ¿acaba de suceder eso entre nosotros? ¿Nos hemos besado?
Me ha gustado no lo puedo negar, cada parte de mi cuerpo ha experimentado una sensación nueva, especial.

¿Por qué me siento así? ¿Todos los besos te hacen sentir de la misma manera? No tengo la respuesta, solo sé que nunca he tenido ganas de besar a nadie, hasta que apareció Hugo.

Tampoco tengo ni idea de qué debo hacer ahora, se ha marchado después de decir sus últimas palabras, algo misteriosas. ¿Qué es lo que no tengo que parar de hacer si ni siquiera entiendo qué es lo que hago?

Cojo mi móvil con las manos aún temblorosas, de hecho, creo que todo mi cuerpo se encuentra en un continuo estremecimiento. Estas dudas solo puede aclarármelas mi mejor amiga.

Sara, ¿peli esta tarde en mi casa? — No quiero contarle todo a la ligera, necesito tenerla cara a cara — Y no me digas que tienes planes con Javi, no te funcionará. Tu queridísima amiga también merece tu tiempo.

— Ok. A las cinco estoy allí. Mi queridísima amiga es una payasa — Responde, haciéndome sacar una sonrisa.

Bien, reviso la lista de películas que tengo en el portátil, descarto las pasteladas y los dramas, con mi vida tengo suficiente. Terror, misterio... eso es, no estaría mal pegarnos algún que otro susto. Elijo una que parece tener buena pinta cuando escucho el timbre de la puerta, el tiempo se ha pasado volando.

Estoy poniéndome las zapatillas de estar por casa para bajar a abrir, pero la puerta de mi habitación se abre de par en par.

— ¡Pero si tenemos aquí a la amiga más payasa del mundo! – Exclama Sara, invadiendo de repente. — ¿Tantas ganas tenías de verme? — Deja su bolso en la silla de mi escritorio y se acomoda a mi lado.

— Estoy viendo que a partir de ahora voy a necesitar una cita cada vez que quiera hacerlo. — Le contesto seria, entornando los ojos y cruzándome de brazos, haciéndome la ofendida.

— ¡Ay, qué tonta eres! Sabes que me tienes aquí cada vez que quieras — Apoya su cabeza en mi hombro.

— Ya, ya... eso espero, o si no te partiré por la mitad — Asiento — Así Javi y yo podremos compartirte, no es mala idea, ¿verdad? — Concluyo.

Como no, es demasiado fácil hacerle reír y la dejo a lo suyo, poniéndole el ordenador portátil sobre las rodillas para que vea la película que he elegido.

— ¿Quieres palomitas? — Le pregunto cuando está acomodándose.

— Palomitas y Coca Cola — Me muestra todos sus dientes mientras pongo los ojos en blanco y voy hacia la cocina. — ¡Gracias!

Bajo las escaleras de dos en dos, ya en la cocina pongo las palomitas en el microondas y mientras se hacen saco las dos Coca colas de la nevera.

— ¿Qué película veréis?

En busca de la felicidadWhere stories live. Discover now