48.

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LAVINA

—¿Cuánto tiempo más tenemos que esperar?—apoye mi cabeza en la pared—Tengo frío.

PERO ESTAMOS EN VERANO, KEJESTO

—Ya no siento mis pies—se quejó Sadie.

—Dejen de actuar como unas bebés y cállense que no puedo oír nada—dijo Fiona volviendo a colocar su oreja en la puerta de la cabaña donde hace como una hora se encerró Colt con Leah.

Hasta el momento no sé qué es lo que ocurre, ni tampoco sé por qué precisamente estoy aquí.

Vine básicamente porque Fiona entró alterada a la cabaña y como era la única que estaba ahí ya que dormía, aclaro que anoche nos acostamos muy tarde y bueno mi cara estaba pegada a la almohada y no me dejaba levantarme.

Como sea, eso no la detuvo porque me agarró y literalmente me sacó de los pelos.

En el camino nos cruzamos con Sadie, que para su mala suerte no pudo escaparse de la situación.

Y ahora estamos las tres en medio de la noche aquí.

—Aunque sea dinos que es lo que estamos haciendo—pregunté, mientras me ataba el cabello.

Fiona no me prestó atención estaba más al pendiente de lo que pasaba del otro lado.

—Estamos espiando a Colt y Leah ¿no?—preguntó curiosa Sadie–¿por qué?

—Tengo dos teorías, una puede que nuestra BatiFiona esté ayudando a la pareja a que oficialicen su relación, le gusta a ayudar a los demás—dije— o es porque está celosa.

—Dejen de hablar, nos atraparán—susurró Fiona—y para que lo sepan, quiero saber si mi consejo está siéndole de ayuda a Colt.

—¿Ayudaste al chico que te gusta para que esté con otra chica?—preguntó Sadie— yo no lo haría ni loca, Fiona eres más buena que dios.

Ella se encogió de hombros.

—Es mi amigo, es lo menos que puedo hacer después de haber sido una tonta. Él quiere estar con Leah, además no soy de esas personas que insisten, tuve la oportunidad, la perdí. Ahora es momento de ella o de alguien más.

—Eso es muy lindo de tu parte, creo que ya tienes un lugar asegurado en el cielo—señaló Sadie.

Fiona resopló.

—Si, Dios me debe estar esperando arriba con los brazos abiertos—dijo—Ahora enfoquémonos en lo que está sucediendo entre esas cuatro paredes.

—Entra y averígualo tú misma—propuse y antes de que dijera algo. Abrí la puerta de un golpe y empujé a Fiona.

—¡Ops! Es tiempo de correr—avise a Sadie y ambas nos fuimos dejando a Fiona.

Soy re buena persona.

No, no lo eres.

Antes de entrar a mi cabaña, me detuve para tomar aire.

—Eso fue malvado—habló Sadie.

—Solo le di un empujón, literal. Ella necesitaba ayuda y lo hice.También iré al cielo—sonreí, mirando el cielo oscuro.

—Seguramente. ¿Crees que estará bien?

—¡Claro! En fin, iré a seguir durmiendo—bostecé.

Ella asintió y después de despedirse se fue, y yo entré para ir directo a mi cama calentita.

Lavina deja de invernar.

Déjame en paz, pepita.

¿Pepita?

Camp Goys [1] EDITANDOWhere stories live. Discover now