Capitulo 3

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Lauren POV
Al escuchar la frase que había dicho Mirla "¡Tenemos una chica enamorada!" Inmediatamente negué con la cabeza y tome mi bebida, me levante de la silla de golpe y con un tono serio y fuerte le indique a la chica que nos retiráramos del restaurante. No me sentía cómoda en aquel lugar, era extraño pues por un momento me sentí feliz y al pasar tres segundos me sentía como una completa mierda.
Mirla y yo caminamos rumbo a nuestro dormitorio a paso rápido, yo miraba el suelo y sorbía de mi bebida, en cambio, Mirla se quejaba de que detuviera mis pies y le explicara qué fue lo que pasó.
No conteste ni nada, pues quería hablar con ella cuando estemos en un lugar más seguro.
Llegamos a la puerta de nuestro dormitorio y yo demore algo en buscar la llave.
—¿Qué pasó? ¿Te molesto lo que dije?—preguntaba la chica una y otra vez, eso me llenaba de estrés así que de mis manos resbalaron las llaves.
—¡Puedes cerrar la boca!—grite, las demás chicas que pasaban por el pasillo se detuvieron al escucharme, se había quedado todo en silencio. Me agaché, tome las llaves y abrí la puerta.
Mis pasos eran más fuertes, mi rostro estaba rojo y por la furia arroje de golpe el vaso al piso y me acosté en mi cama.
Mirla algo extrañaba y confundida dio unos pasos temerosos adentrándose al cuarto, cerró la puerta y dejó su bebida en la mesa. Cogio una silla y puso la silla a lado de mi cama.
—Se que estas enojada, pero ¿quién era ella?—pregunto Mirla en un tono dulce y suave, su tono era similar al de Camila así que no pude evitar imaginarme a Camila alado de mi.
Deje salir un suspiro y me enderecé, me senté en la cama de modo que pudiera abrazar mis rodillas.
—Si las dos vamos a dormir bajo este mismo techo creo que te tengo que explicar algo—dije con una voz corta, sabía que las próximas palabras que mi boca expulsaría serían sacadas desde el fondo de mis recuerdos y de mi corazón.
—Te voy a contar una historia—Mirla no hacía ningún gesto ni nada, tenía todos sus sentidos sobre mi.
—La historia de Michelle y Camila.
Le conté cada detalle de cómo conocí aquella chica, le hable de la primera vez que nuestras miradas se cruzaron en aquella tienda a la mitad de la carretera.—Al principio no le di importancia, ella me vio en el pasillo de golosinas mientras metía creo que unas galletas a mi ropa. Con su tono dulce exclamó que Noé Ramírez bueno robar así que ella se ofreció a comprarme algo.—Ese fue nuestro primer contacto.
Le hable sobre nuestro primer cruce en la escuela, cuando tiró su bebida de fresa sobre mi, cuando patinamos en la pista de hielo.
También le conté sobre la novela, su expresión al escuchar esa parte fue oro. Sus ojos se abrieron como plato y una leve risa salió de sus labios.—¡Qué lindo!—comentó la chica.
Le hable sobre la primera vez que descubrí que ella leía mi novela pero por último llegue a la parte donde iniciaron los problemas. La ida a Zurich.
Viajar con ella fue lindo, le conté sobre nuestro vuelo, cuando descubrió cómo era mi infancia y como ella me ayudó a volver a hablar con mi madre.
—Pues, esa tal Camila fue muy dulce contigo—añadió Mirla.
Con mi mirada baja asentí con la cabeza, incluso llevaba yo una sonrisa de oreja a oreja la cual después de cinco segundos se desvaneció.—Al llegar a su cuarto, cuantos abrió la puerta nos encontramos con sus padres y la directora... Para salvarme mentí sobre el viaje y toda las mentiras cayeron sobre ella.—Esa última parte de la historia de Michelle y Camila fue la que más me dolió, pues por mi miedo ella se había alejado.
—Si ella es feliz sin mí yo soy feliz, fue el último mensaje que tuve de ella por medio de mi novela...—me detuve un momento haciendo que el cuarto quedará en un completo silencio.
—Yo no soy feliz sin Camila.
Con eso acabe mi relato, sentí un nudo en mi garganta pero sobre todo sabía que mis ojos se empezaban a humedecer y una lagrima de tristeza caía sobre mi mejilla.
—Te haces la fuerte pero en realidad eres tan frágil, tan frágil de herir y tan sensible.
Añadió Mirla, esa frase caía exactamente hacia mí pues era real.
Mirla sabía que mi rostro se estaba apoderando de lagrimas hacía que se acercó más a mi y con las mangas de su ropa empezó a secar mis lagrimas, una por una, lo hacía de manera delicada y tierna.
—Eres como una flor marchita... Solo necesitas amor.

N/A
Hola! Perdón por si hay alguna falta de ortografía o algo mal redactado.
L@s amo!

Infinity (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora