43. Repítelo hasta que te lo creas...

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Ella asintió y luego caminé hasta Jack.

-Dime que te llevas el mono. -Era Jack.
-Sí, por supuesto es el mejor recuerdo tuyo.
-Mi niña. -Jack me dio una de sus sonrisas y luego me abrazó. -Te voy a extrañar.
-Y yo a ti.
-No olvides que llevas sangre pirata. No dudes nunca en volver al mar, yo te estaré esperando.
-Claro que lo haré, me encantaría volver a comandar el barco de mi padre, el Perla Negra es... -Él me interrumpió.
-Libertad, lo sé.
-Gracias por todo. -Le dije.
-Cuídala mucho, hijo. -Jack le dijo a Isaac.
-Sí, señor.
-Invitenme a la boda.
-Claro, todos están invitados. Va a haber ron. -le dije y luego sonreí.

Caminé a estribor para bajar a el bote y me detuve, miré mi padre pirata.

-Jack. Pa... Te quiero.
-Repítelo hasta que te lo creas, cariño. -ambos sonreímos.

Me alejé del Perla con un dolor en mi corazón, extrañaría a mi padre y a sus amigos. Regresaría a mi nueva vida junto a Isaac. La última voluntad de mi madre se había cumplido y yo era feliz por eso.

***

-Bien, cap' ¿cuál es el curso? -Preguntó Gibbs al timón.
-El curso. -Jack llevó su mano a la brújula y se dio cuenta que no estaba en su cinturón.
-Es una pirata después de todo ¿cierto? -Era Elizabeth. Jack sonrió.
-Sí, lo es... -Él respondió.

***

-¿Crees que lo note? -Dijo Isaac viendo la brújula en mis manos.
-No sé ¿Barbossa notó que robaste su espada embrujada?
-No lo sé, quizás nos den algo por ella y por ésta, mi padre me la dio pero aún no sé usarla. -Isaac tomó mal la pistola y se disparó al aire. El monito cayó en la cubierta malherido.
-Isaac ¿que hiciste?
-Lo siento, Juls. Yo no...

Vimos como el monito se repuso y volvió a las cuerdas de las velas. Ambos nos miramos sorprendidos y luego sonreímos.

-¿Crees que nos den algo por un mono inmortal? -Le dije.

***

El tiempo pasó y mi boda con Isaac fue hermosa, mi familia, la madre de Isaac y su esposo, todos en Port Melbourne asistieron, invitamos a mi padre Jack y Gibbs pero por obvias razones no asistieron, eran piratas buscados por la corona y mi padre Clarence nunca daba segundas oportunidades. Elizabeth si estuvo presente, al parecer no iba a estar sola ahora, ya que, estaba en cinta, su esposo no había perdido el tiempo escoltándolos al Crimson.

Isaac había puesto su propio negocio de pasteles en el puerto, era un trabajo digno y él hacía lo que le gustaba.

Pasaron unos tres años, nunca supe nada de mi padre Jack, por lo tanto Isaac tampoco de su padre. Elizabeth venía a visitarnos a menudo, le había enviado una carta dándole una buena noticia, así que, decidió visitarnos nuevamente, envíe un par de cartas a Isla Tortuga esperando algún día divisar el Perla Negra en el horizonte.

Los meses transcurrieron hasta que un amanecer observé un navío de velas negras, no podía creerlo, corrí hasta Isaac y fuimos al muelle para recibirlos.

-Y bien ¿Dónde está mi nieto? -Jack había bajado del Perla y Gibbs con él.
-Cap ' creo que sería nuestro nieto.
-Gibbs, si lo dices así suena como si fuéramos un matrimonio.
-Sí, tienes razón, Jack.

Mientras ellos discutían si el bebé se parecía a alguno de los dos, Isaac y yo los llevábamos a nuestra casa.

-Hola pequeño Jack. -Mi padre se acercó a la cuna.
-No. Se llama Joshamee como su abuelo. ¿Cierto? -Gibbs nos miró muy seguro.
-Tiene mis ojos. -Exclamó Jack.
-No, son los ojos de mi hijo Isaac. -Gibbs replicó.
-Al menos tiene la nariz de Juls. -Dijo Isaac.

El bebé miraba a ambos asustado. Ellos seguían discutiendo por el nombre. Isaac y yo nos miramos confundidos.

-Jack, no puede llamarse Jack.
-¿Y si puede llamarse Joshamee? no él se parece más a mí, debe llevar mi nombre.
-Ambos están equivocados.

Jack abrió grandes sus ojos al escuchar la voz conocida de su padre.

-¡Abuelo! -Dije feliz y lo abracé. -¡Que bueno que viniste! No pensé que llegara la carta hasta isla Náufrago.
-Aquí estoy, pequeña.
-Hola pa. -Dijo Jack.
-Jacky, déjame ver a Edward.
-¿Edward? -Jack y Gibbs exclamaron al mismo tiempo mientras se miraban confundidos.
-Lo siento, le prometí a mi abuelo que nuestro primer hijo llevaría su nombre. A Edward le gusta.

El capitán Teague sacó algo de su bolsillo y lo colgó en la cuna, todos nos miramos sorprendidos, era la calavera de la madre de Jack.

-Es para que se sienta acompañado.
-¡Gracias abuelo! -Dijo Isaac sonriendo por compromiso.
-Lo siento ¿llego tarde? -Era Elizabeth.

Entró por la puerta y saludó a todos rápidamente, luego caminó hasta la cuna.

-¡Oh pero que adorable es! Se parece a ti, Jack.
-Te lo dije, Gibbs. Me debes una botella de ron.
-Sí, pero al menos yo no soy adorable.

Todos reímos al ver a Jack serio.

-Lizzy ¿por qué esos mocosos te siguen? -Mi padre le preguntó.
-Jack, quiero presentarte a Weatherby e Isabella Turner. Mis hijos gemelos.

Jack sonrió sorprendido mientras veía a los pequeños escondidos detrás de la falda de Elizabeth.

Después de la reunión familiar decidí devolverle la brújula a Jack. Después de todo era suya.

-¿Y a dónde van ahora?
-Escuchamos hablar de un tesoro al norte. Un rey loco lo escondió hace unos años en alguna isla desolada, creo que mi brújula me ayudará a encontrarlo.
-Me encantaría ir contigo pero...
-Tienes una familia que cuidar ahora, quizá en algunos años puedas llevar a Jack Edward a pasear en el Perla.

Sonreí al escuchar a mi padre llamar a Edward, Jack.

-Claro que sí, padre.
-Todos los días veo el atardecer y te recuerdo como...
-Mi madre te recordaba con cada crepúsculo.
-Sí, estoy orgulloso de ti, pequeña.

Sonreí agradecida.

-Debes irte, Clarence está por llegar. No quiero que tengan problemas.
-Te quiero, hija. -Sonreí con él.
-Repítelo hasta que te lo creas.

Fin...

La hija de Jack SparrowOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz