20. Estaba destrozada.

3.9K 322 2
                                    

Luego de pasar un día entero conociendo el puerto con todas sus atracciones, James me llevó a su mansión. Pude escuchar unas voces que venían desde el estudio. Eran Jack y Elizabeth. Me acerqué a la puerta y escuché un poco.
-No, Jack, no iré con ustedes. Me quedaré con ella aquí, James no quiere que corra riesgo.
-Lizzy.
-Debes decirle, Jack.
-¿Para qué?
-Si no lo haces, le diré la verdad.

-¿La verdad? -Susurré.

-Bien, iré a hablar con ella ahora.
-No está, salió con James.
-¿Con tu hijo? ¿Por qué? ¿Desde cuando son tan amigos?
-¿Qué? ¿Estás celoso?
-¿Celoso? No.
-Jack, dícelo ésta noche.
-No, yo... No estoy seguro que sea ella.
-Jack...

-Juls ¿Que hace?
-¡James! -Dije asustada.
-¿Escucha una conversación ajena? -El chico enarcó una ceja.
-No, yo no... bueno, sí. Es Jack partirá hoy.
-Oh, sí. Lo harán. Gibbs, su hijo y Jack.
-¿Su hijo?
-Sí, es raro, había dicho que no quería ser un pirata. Al parecer algo lo hizo cambiar de opinión.
-Sí, a mi también me lo dijo. ¿Y usted no irá?
-No, claro que no, Juls, me quedaré atendiéndola a usted mientras consiga un barco a Port Melbourne.
Me quedé sin poder decir nada.
-No se preocupe, ya por fin estará libre de la presencia de Jack. -Agregó James.
-Sí, tiene razón.
-¿Le parece si tocó el piano para usted? -Me dijo James muy animado.
-Oh, le agradezco que sea tan atento pero quisiera ir a descansar mientras está la cena.
-Bien. -Dijo él sonriendo. -No es ningún problema, Juls. La acompaño.
-No, no se moleste.
James sonrió y no insistió. Al menos no era persistente. Caminé hacia el salón principal y fui a buscar la habitación de Isaac. Caminé por un pasillo hasta escuchar la voz de Gibbs detrás de una de las puertas. Tomé aire y arreglé mi vestido. Luego toqué la puerta.
-Joven Gibbs.
Hubo un silencio y luego Gibbs me abrió la puerta.
-Hola, señorita Roxton. ¿Busca a Isaac?
-Sí, señor Gibbs.
-Él está tomando una siesta ahora.
-Necesito hablar con él. Es algo urgente.
-Señorita Roxton. -Era Isaac detrás de Gibbs. -¿Qué se le ofrece?
-Hablar con usted.
-Bueno yo me iré. No quiero molestar.
Gibbs salió de la habitación dejándonos solos.
-¿Y bien? ¿Qué se le ofrece a la señorita?
-Isaac ¿le sucede algo? ¿Lo veo un poco indispuesto?
-No, no me pasa nada. -Él hizo un gesto de indiferencia.
Pensé en lo que había sucedido en la mañana cuando estaba en el jardín con James. Isaac estaba celoso. Sonreí y luego lo miré a los ojos.
-Creo que usted no está de humor, señor Gibbs. Será mejor que me vaya. -Empecé a caminar por el pasillo.
-No, no. Espere Juls. -Escuché que él empezó a caminar detrás mío luego escuché un golpe, Isaac había tropezado con la alfombra del pasillo.
-¿Isaac, se encuentra bien? -Me acerqué preocupada
-Oh, sí, estoy bien, sólo soy un poco torpe.
-¿Sólo un poco? -Lo miré de nuevo a sus ojos color miel, eran tan hermosos. Él bajó su mirada y se puso en pie.
-¿Por qué decidió irse con Jack, Isaac?
-Iré con mi padre, no con Jack.
-Pero ¿y el plan? No iba a ayudarme a robar el mapa.
-No.
-¿Fue por lo que pasó hoy en la mañana?
-¿Qué pasó en la mañana?
-¿Por qué no estaba en el desayuno?
-Estaba indispuesto.
Empecé a acercarme a Isaac y él dio un paso hacia atrás apoyándose en la puerta.
-Lo de anoche... -Bajé mi rostro y luego sonreí. -No pude dormir pensando en lo que estuvo a punto de suceder.
-¿Ayer? No recuerdo nada.
-Isaac ¿está usted celoso del joven James? ¿Por eso no quiere ayudarme?
-¿Por qué iba a estarlo?
-¿Por qué iba a cambiar de opinión, entonces? -Le dije desafiante.
Vi a Isaac comportarse un poco diferente a la noche anterior. Ahora era como un niño atrapado, tímido e ingenuo. Estaba nervioso como yo lo estaba. Aunque yo me estaba comportando de una manera muy atrevida pero sabía que si no lo hacía perdería la oportunidad de llevar a cabo mi plan. No sabía cuales iban a ser la consecuencias pero no me importaba. Aún así quería hacerlo.
-Isaac, respóndame. -Me acerqué más a él hasta que él empujó la puerta y se abrió, ambos caímos al suelo.
-¿Está bien, señorita?
Yo me reí al vernos a ambos, yo caí sobre él y lo miré a los ojos nuevamente. Me acerqué y presioné sus labios con los míos. Fue extraño y hermoso, sentía mis mejillas arder, aunque fue rápido, ya que, caí en consciencia que estaba en su habitación y sobre él. Nuestras miradas se conectaron por un momento y hubo un silencio.
-Disculpe señorita Roxton. Yo-yo-yo...
Reí al verlo tartamudear, luego me ayudó a levantarme.
-Eso no debió pasar, señorita Roxton.
-¿Qué?
-Esto es muy incómodo. Yo...
-¿No significó algo para usted?
-Señorita... -hubo una pausa y luego él me dio una expresión dura. -Claro que no, fue usted quien me besó.

En ese momento sentí que mi cuerpo se debilitaba y mis piernas se doblaban. Estaba destrozada. Lo miré con los ojos vidriosos y salí corriendo. ¿Por qué me había dicho eso?
Me encerré en mi habitación y quise tomar mi rubí para consolarme pero... el rubí no estaba ahí. Cómo no me había percatado que ya no lo llevaba ¿Desde cuando no lo tenía?

-Isaac. -Susurré.

La hija de Jack SparrowWhere stories live. Discover now