32. Es un tonto.

3K 267 6
                                    

Subí las escaleras y ahí estaba él. Había una botella de vino y dos copas detrás suyo. Lo vi sonreírme igual que siempre.

-James. ¿Qué es todo esto?
-¿Qué?
-¿Cómo sabías que vendría?
-En realidad no. El marino Willet me está acompañando, le iba a invitar una copa más tarde.

Yo sonreí, James tenía un sentido del humor muy agradable. Me acerqué al timón y lo tomé sin que él me lo pidiera. James sirvió las copas.

-Pensé que no vendrías. -James me dio una copa y luego aseguró el timón con una cuerda.
-Lo siento, me quedé dormida. La verdad han sido muchas impresiones últimamente. Estoy agotada.

Tomé un sorbo del vino y observé las estrellas.

-Son hermosas ¿cierto? -Me dijo él.
-Sí. -Contesté.
-Me gusta pensar que cuando yo las veo mi padre también lo hace.
-Lo quieres mucho ¿Cierto?
-Sí, pero me hace mucha falta. Mi madre me ha hablado tanto de él que...
-¿Estarías dispuesto a subir al Holandés para estar con él?
Hubo un silencio, James se quedó pensativo.
-No lo sé. No quiero dejar a mi madre sola.
-Entiendo. -Hubo otro silencio.
-¿Le gusta bailar, Juls?
-¿Qué?
-Dame la copa.

Él se llevó las copas y luego hizo una reverencia, yo le respondí con otra mientras reía, él estaba loco. Me tomó de la mano y de la cintura y empezamos a bailar. Dimos vueltas de un lado a otro en la cubierta de la popa. James reía conmigo y de un momento a otro estábamos muy cerca. La luz de la lámpara iluminaba nuestros rostros, yo lo miré a sus oscuros ojos marrones , tan soñadores, él me había halado a su cuerpo, vi sus ojos en mis labios, sabía lo que haría y no lo detuve.

James me besó tan suave y delicadamente, sentí mi rostro arder, mis manos estaban en su pecho, fue muy dulce pero no sentí nada. Mi mente viajó a un recuerdo. Mi beso con Isaac. Empujé a James y me solté de su agarre. Corrí a mi camarote. Eso nunca debió haber pasado. Creí que al menos James iba a disculparse. Pero no me detuvo cuando me fui.

Traté de dormir pero mi mente seguía dando vueltas en ese beso. Cerré mis ojos y escuché el vaivén de las olas, las aves marinas anunciando el amanecer. Escuché a la señora Turner despertar y vestirse para salir del camarote.

¿Que más me esperaba para este día? ¿Vendría otro sucio pirata a amenazarme? ¿Por qué siempre me veían como la débil sólo por ser mujer? Necesitaba un arma o un sable, aunque sea una daga para defenderme sola. Se suponía que era hija de un pirata debía ser valiente y audaz.

Luego de un tiempo escuché alguien tocar a mi puerta. Me senté y me puse la bata.
-¡Hola, Juls! Soy yo ¿estás visible?
-Sí, adelante Jack.
-Gracias.
-No pensé que tuvieras buenos modales.
-En realidad, no. Elizabeth me pidió que lo hiciera.
-Bien ¿viene a contarme más historias de barcos fantasmas y sirenas?
-No. Quiero que vengas conmigo. Creemos que tu eres la única que nos puede llevar hasta Isaac.
Me quedé pensativa.
-Con una condición.
-¿Y que es? No me pidas que me bañe.
-Si te hace falta pero no, no es eso.
-¿Entonces?
-Quiero que usted me enseñe a usar un arma o que me den una daga, quiero aprender a defenderme sola.
-Me gusta. Bien, le diré a ese chiquillo creído de James que te enseñe a usar la espada.
-No. -Dije inmediatamente.
-¿Qué?
-Él no, prefiero que sea usted.
-¿Yo?
-Sí, quizá así empecemos a crear vínculos de padre e hija. -¿Qué estaba diciendo?
Jack me miró con un rostro de confusión, tenía el ceño fruncido y me dio una sonrisa fingida.
-Si le parece. -Le dije.
-De acuerdo.
Caminé detrás del tambaleante pirata hasta el plan, allí estaban los demás en la mesa. Vi a James y traté de esquivar la mirada, mi cuerpo se tenso al tener que sentarme junto a él.
-¡Buenos días! -Dije por educación. Ninguno me contestó.
-Jack, la brújula. -Era Gibbs.
-¿Qué sucede? -Les pregunté, vi a la señora a Turner sonreírme.
-No tengas miedo, Juls, una vez yo pasé por esto. -Ella me dijo mientras yo la veía confundida.
-Toma la brújula, Juls. -Mire a la señora Turner y luego tomé la brújula, aun estaba cerrada.
-¿Y ahora? -Les dije.
-Ayer te dije que la brújula es mágica y... -Jack fue interrumpido.
-Apunta hacia lo que más deseas. -Era Elizabeth.
-Lo que anhelas con tu corazón. -Era James, alcé mi vista a él y me dio una de sus dulces sonrisas, era como si nada hubiese pasado entre los dos.
Miré la brújula y pensé ¿Qué era lo que más deseaba?
-Tu deseas ir a Crimson Deep. -Jack dijo y todos me miraron con atención.
-No... en realidad deseo a mi madre de vuelta. -Les dije.

Todos alegaron y hicieron sonidos irritados, creo que se estaban dando por vencidos. Jack tomó su botella de ron y subió a la cubierta, James lo siguió, Elizabeth se levantó para ir por té. Gibbs se quedó conmigo, dandome una sonrisa.
-Isaac te ama, Juls.
-No es cierto. Él me robó el rubí.
-Él no te robó el rubí, fue otra persona y sé quién fue. Isaac no se atrevió a decirte lo que sentía porque dijo que no tenía que ofrecerte.
-¿Cómo? -Estaba confundida.
-Subió al barco para ir por el tesoro y así tener que ofrecerte.
-Es un tonto. -Empecé a reír y luego a llorar, era de felicidad.
-Sé que tu lo quieres, pequeña. Piensa en él y en cuanto deseas verlo.
Asentí y abrí la brújula, la aguja se movió de un lado a otro, era muy extraña, no señalaba el norte. Pensé en Isaac, en cuanto deseaba verlo y decirle lo que sentía, pero...
-¿Está averiada?

Saludos, gracias por votar por mi loca historia, pronto le daré fin así que subiré sólo un capítulo por día.

La hija de Jack SparrowWhere stories live. Discover now