36. Capitana Roxton.

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El capitán Teague subió a su barco, el Trobadour y siguió a la cabeza de los otros barcos. James se había quedado en su barco con Gibbs, Elizabeth con el capitán Teague y Jack. El Holandés los seguía cauteloso. Muchos barcos mercantes pasaban a lo lejos. Algunos de la corona se acercaban para atacar pero seguían su camino al ver el Holandés Errante, sabían que no podían solos contra ese barco.

-¿Se imaginaba que tenía una nieta, Capitán Teague? -Era Elizabeth, Jack se encontraba en la proa.
-De algún modo sí. Aunque jamás esperaba que Jack llegara a conocer a su hija o que supiera de la existencia de un hijo, en este caso ella, los piratas somos libertinos y Jack no es la excepción, debe parecerse a él para que crea que sí es su hija.
-Créame que sí. No físicamente, claro, la chica es muy hermosa. -Lizzi sonrió.
-Sólo el hecho de robar el Perla Negra la hace una pirata, como Jack, como usted, como yo.
-Dejé la piratería desde que supe que estaba embarazada, señor Teague.
-Quizá, pero lo seguirá siendo mientras tenga el compromiso de Reina Pirata de la Corte de la Hermandad. Además, si dejó la piratería ¿que hace en un barco pirata?

Elizabeth sonrió nuevamente.

-Nunca dejaré de serlo ¿cierto?

El capitán le dio una sonrisa.

***

En el camino había topado con algunos barcos, pensé que no la libraría pero ni siquiera se acercaron lo suficiente. Según los marineros, el Perla Negra tenían una temible reputación, sus 32 cañones no eran para menos.

-Bien, señorita Roxton, hoy será tiro al blanco con ésta. Una Flintlock. -me habló el rubio musculoso.

Miré el arma, era una nueva pistola que el señor Lankaster cambió por unas monedas de oro. Había algunas botellas de ron vacías sobre la borda.

-Debe disparar una a una sin perder un tiro, si no acierta a la primera no podrá seguir con la segunda.
-Pero...
-Tome en cuenta el vaivén, el barco sube y baja. Consiga el momento exacto.

Respiré profundo y disparé. No hubo ni un roce.

-Tome su tiempo, señorita.

Disparé una vez más y nada. Al menos me sentía tranquila porque no había herido a ninguna gaviota, ésta vez. Cargué el arma y gasté al menos cuatro tiros más hasta que acerté una.

Pasaron tres o cuatro días y ya había mejorado de 5 botellas 3. El dominio de la espada no era algo que podía aprender en una semana, se llevaba meses aprendiendo pero tenía una ventaja, era ágil, eso me ayudaba a esquivar y retroceder con facilidad. Sabía muy bien a quienes me enfrentaría, eran piratas, toda su vida habían peleado con sables y pistolas.

Al cumplir una semana de haber robado el Perla y de enrumbarme a Crimson Deep, pude tener certeza de que la había encontrado. El Venganza estaba cerca de ella, al parecer.

Aunque mi pequeña tripulación estaba cansada, seguía en pie, traté de llevar el Perla cerca de la isla. Sabía que el capitán Barbossa se enteraría de mi llegada pero la isla era grande y la distancia entre los barcos también. Quizá habría oportunidad de negociar con él para que liberara a Isaac a cambio de algo... que no fuese mi rubí ni el barco por supuesto.

-Bien, caballeros. Me han demostrado su esfuerzo y tenacidad, y eso lo agradezco, si salimos de ésta les serán muy bien remunerados. ¿Cada uno lleva sus armas?

-Sí, señorita Roxton. -contestaron todos en coro.

-Bien, demostremos nuestro coraje, señor Jacobs, usted se quedará en la nave. Iremos a rescatar al joven Gibbs y regresaremos cuando la marea suba.

-Sí, señorita Roxton.

-Una cosa más, soy la capitana Roxton de ahora en adelante. -El mono se posó en mi hombro y sonrió a los hombres.

Los hombres asintieron y luego caminaron al bote.

***

-Estamos cerca. -exclamó el capitán Teague.

Jack miraba con su catalejo.

-Yo no veo tierra, estamos en medio de la nada. -Era Jack.
-Mañana al salir el sol tendremos el Crimson de frente. -El capitán del Trobadour miró a Elizabeth y luego sonrió.
-Jack ¿ya pensaste en lo que vas a decirle a Juliette cuando la veas?

El capitán Sparrow hizo un gesto despreocupado.

-Debes pedirle disculpas por tu comportamiento. -Jack miró a Lizzy y luego sonrió.
-Estaba pensando en castigarla y dejarla en una isla con una pistola y un tiro.
-Jack. -Dijo Elizabeth sorprendida.
-Jamás haría eso con una chica... no otra vez.

Elizabeth rió.

-Eres increíble. -agregó la señora Turner.
-Lo sé. -hubo un silencio. -Necesito sentarme a hablar con ella y decirle que no me arrepiento de haber dejado a ir a Lucille y de no buscarla. Juliette no merecía crecer en un ambiente hostil, lleno de necesidades que su padre de crianza si podía cubrir, a ella y a su madre.
-Eres un buen hombre, Jack, te lo he dicho. Y un poco de cariño paternal no le haría mal a la chica, ni a tí un poco de cariño de ella.
-No, no quiero que se encariñe, no podría vivir en paz sabiendo que ella espera que yo esté bien, mientras lucho a muerte con otros piratas. Ya me fui una vez y sé que muchos lo lamentaron. Soy un pirata Lizzy, es la vida que escogí.
-Inténtalo.

***

-Bien, señores, estamos muy cerca. Al parecer no hay tripulantes en la cubierta. Deben haber ido a la isla por el tesoro.
-¿Es muy arriesgado, no lo cree, capitana?
-No es momento para rendirnos, joven Perkins, hay que llegar y enfrentar a los que hayan.
-Pero sólo somos tres, capitana.
-Señor Lankaster, debió haberlo pensado antes de subir al bote. -Vi a ambos hombres nerviosos. - Oh por Dios ¿no es cierto?
-Vamos, remen un poco más para acercarme.

Después de darme por vencida con los marineros cobardes que me acompañaban, llegué nadando al venganza, subí cautelosa, no observé a ningún hombre en la cubierta, de seguro estarían en el plan. Bajé despacio con espada en mano. Escuché un fuente ruido detrás mío y me aproximé hasta el final del pasillo.
-¿Isaac? -Pregunté confundida, él se volvió sorprendido. Guardé mi espada y lo miré seria.
-¿Señorita Roxton, que hace aquí? ¿Cómo subió al barco?
Me acerqué y le dí una bofetada, él me miró sorprendido.
-¿Por qué fue eso?
-Por mentirme.
Luego me acerqué y lo besé en los labios. ¡Dios! estaba loca ¿que estaba haciendo? Sabía que me sentía feliz de encontrarlo con vida, sentí mis mejillas arder. Él había correspondido mi beso y me había halado a su cuerpo con fuerza. Al separarme lo vi a los ojos y volví a bofetearlo.
-¿Y ahora?
-Eso es por subirse a este barco y haberme hecho pensar lo peor.
-¿Lo peor?
-Pensé... pensé que habías muerto.
-Entiendo lo de subirme al barco pero ¿en qué le mentí?
-De sus sentimientos hacia mí.
-Gibbs. -Susurró Isaac. -Bien,
-¿Dónde están los demás?
-Es una larga historia, lo mejor es salir de aquí antes que los piratas se enteren.
-Creo que es muy tarde.
Di media vuelta y observé lo que Isaac miraba, saqué la pistola e intenté disparar al capitán. No funcionó.
-Mojada. -Dijo Barbossa.
Desenfundé la espada y me puse en guardia. El hombre soltó una carcajada maléfica. Cuatro piratas detrás de él sacaron sus espadas.
-Será mejor que te rindas, Juls. -Miré a Isaac incrédula.
-Bien, me rindo. -Guardé mi espada y miré a Isaac que sonreía. ¿Por qué sonreía?

La hija de Jack SparrowWhere stories live. Discover now