4. El tesoro que buscas está en Tortuga.

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-Buen día, hijo.
-Sácame de ésta celda, no soy peligroso.
-Sí, claro, derribaste a Jack de un sólo golpe.
-Se lo merecía.
-Entonces, quizá yo también lo merezco.
-¿Por qué tomaste este rumbo?

Gibbs suspiró.

-Me cansé. El mar era lo que más amaba y tener una familia no era lo que yo deseaba para mi libertad. Luego de volver de la búsqueda fallida de Jack y perder mi puesto de teniente, ella me dijo que escogiera el mar o a ella.
-Escogiste el mar.
-No, primero, decidí quedarme porque estaba embarazada, me quedé hasta que cumpliste dos años. A pesar de amarte pensé que no era feliz y quería ir por el mundo, no quería que te criaras con un padre malhumorado. Encontré isla Tortuga y viví meses ahí entre el licor y bellas doncellas, me sentí mal, había un vacío hasta que un capitán pirata buscaba una tripulación. Yo me reclute al ver quien era el capitán. Quería matarlo.
-¿Sparrow?
-Sí, pero bueno, él me salvó la vida en uno de los enfrentamientos y lo perdoné. Ahora llevo años de servirle y ser el segundo al mando.
-Un gran amigo, también. -Jack bajó por las escaleras y miró al muchacho. Gibbs le había traído el desayuno y no lo probaba aún. El plato de la cena también estaba intacto. -Aunque, me es difícil confiar en los piratas y mucho menos en los civíles.
-Me crié sin un padre y sufrí maltratos porque no tuve uno que me defendiera.
-Mira el lado bueno de las cosas, niño, ahora eres fuerte, viniste en busca de tu padre y lo encontraste.

El chico se quedó mirando a Jack furioso.

-Eres muy simpático. ¿Sabes? -Jack le sonrió.
-Jack, debemos llevar a Isaac a la costa. No quiero que su vida corra peligro.

En ese momento se escuchó un estruendo, el barco choco con algo.

-Ay no.
-¿Qué pasa?
-Chocamos con un arrecife.
-Padre, espera. Sácame de aquí.
-No puedo. Ya te lo dije.
-¿Y si la nave se hunde?
Gibbs dudó y luego abrió la celda. Isaac corrió tras él y luego subió a la cubierta.
-¿Qué fue eso? -Exclamó Gibbs.
-¿Es un arrecífe? -Preguntó Isaac.
-No, seguimos avanzando. -Respondió Jack, luego sacó la espada y la acercó al cuello del muchacho. -¿Tu que haces aquí?
-Jack, temía que el barco se hundiera. -Respondió Gibbs.
-Claro, que eso no pasará.
Otra vez hubo un golpe, no se veía más que el agua moverse.
-¿Tía Dalma? -Exclamó Jack.
-¿Quién? -Preguntó el chico.
-Calypso. -Respondió Gibbs sorprendido.

Una columna de agua se empezó a formar a babor. Jack estaba atónito. Luego tomó la forma de una mujer. Era ella.

-Jack Sparrow.
-Capitán, capitán Jack Sparrow. -Susurró él.
-¿Cuanto tiempo ha pasado?
-Tía Dalma, te extrañé. -Dijo Jack fingiendo alegría. -Tengo de nuevo el mono por si lo quieres.
-Jack. Debes volver.
-¿Qué? ¿A dónde?
-El tesoro que buscas está en Tortuga.
-¿Qué? -Jack estaba confundido.
-Vuelve, Jack. Vuelve. -Hubo un susurro y el agua cayó en la cubierta del barco como una ola. Todos gritaron y se sostuvieron de donde podían. Isaac no pudo sostenerse y cayó al mar.
-Hombre al agua.
-¡Isaac! -Gritó Gibbs.

Isaac no sabía nadar, estuvo unos segundos bajo el agua y vio una mujer nadar hacia él. Parecía real pero era un espejismo. Escuchó voces en su cabeza que gritaban su nombre. Luego de unos minutos estaba en la cubierta tosiendo agua salada por la boca.

-¿Estás bien? -Era Gibbs.
-No. ¿Donde está ella? -Exclamó el chico.
-¿Quién es ella? - Preguntó su padre.
-La chica. -Replicó Isaac.
-Estabas alucinando, chico. -Exclamó Jack. -Estuviste a punto de morir.
-¿Qué?
-Jack, debes cambiar el curso. -Exclamó Gibbs.
-No volveremos.
-Pero tía Dalma dijo...
-Tía Dalma... Calypso, sólo quiere asustarnos. -Jack sonrió.

Una nube oscura apareció con rapidez sobre ellos. Hubo truenos y empezó a llover con fuerza, el barco se movía de un lado a otro bruscamente.
-Jack. -Gibbs gritó.
-Bien, todos a sus puestos, regresemos a Tortuga.

La hija de Jack SparrowOn viuen les histories. Descobreix ara