La hija de Jack Sparrow

43. Repítelo hasta que te lo creas...

-¿De dónde sacaste el anillo? -Le pregunté a Isaac mientras yo admiraba el diamante.

Isaac me enseñó un saquito de joyas.

-Estaban mal puestas en el barco de Barbossa. -respondió encogiéndose de hombros.
-Pirata. -Le dije acercándome a él.

Rodeé su cuello con mis manos y lo halé para besarlo, había robado como un bribón pero no me importaba, era mi apuesto y torpe Isaac. Había robado mi corazón.

Pasaron los días en el barco, Jack estaba al timón, Isaac y yo leíamos un libro en el plan, escuchamos a Jack decir a los hombres de la tripulación que fueran a sus puestos. Isaac y yo nos miramos asustados. ¿Iban a atacar?

Subí de inmediato a la cubierta y observe un barco de bandera británica acercarse con velocidad, conocí el barco a la distancia, le pedí el catalejo a mi padre y confirmé lo que sabía.

-Espera padre, déjalos que se acerquen.
-¿Qué? Pero van a atacarnos, Juls.

Caminé hacia la borda y grité hacia el barco que se acercaba.

-¡Comodoro Roxton! Padre, soy yo. Juliette. -moví mis brazos de un lado a otro para llamar la atención. -Mi padre de crianza vio por el catalejo y acercó el barco.
-Padre. Soy yo.
-¿Padre? Yo soy tu padre, Juls.
-Espera Jack, no seas tan celoso. -Era Lizzy.
-¿Juls? ¿Eres tu, mi pequeña?
-Sí. -Dije sonriendo.
-¿Qué haces en ese barco pirata?
-Es una larga historia.
-Bajen un bote, hay que traer a mi hija al barco.

Me volví para ver a Jack y sus amigos, él tenía sus ojos en el suelo.

-Padre.
-Sí hija. -Era Clarence.
-No... espera padre, enseguida voy contigo.
-Jack, padre. No te preocupes por el Comodoro, no voy a dejar que los arreste.

El Comodoro Roxton subió al Perla.

-Buenos días caballeros. Madame. -Clarence miró a Elizabeth encantado. -Vengo a tomar el barco, ya que, no tiene bandera y eso quiere decir que son piratas...
-Padre espera, son mis amigos. Ellos me rescataron, él es mi verdadero padre. Jack Sparrow.
-Capitán Jack Sparrow. -Reiteró mi padre pirata.

Jack lo miró serio.

-Pero Juls...
-Él es mi prometido. El mozo Isaac Gibbs, su padre el señor Gibbs y la señora Turner la mejor amiga de mi padre.
-Mucho gusto Madame. -Él fue hasta ella para tomar su mano y besarla.
-El placer es mío. -Elizabeth dijo con el ceño fruncido.
-Todos son mis amigos y te pido ahora que en favor de mi deuda con ellos, los dejes ir.

Él se quedó serio observándolo a Elizabeth.

-Bien. Lo haré por tu madre, solamente. -Dijo el Comodoro en una sonrisa luego cayó en cuenta y apagó su sonrisa. -¿Tu prometido? -Isaac le dio una humilde sonrisa.
-Es un buen chico y muy servicial. -le dije, luego enarcó una ceja y caminó a estribor.
-Despídete Juls, nos vamos.
-No me voy a ir sin Isaac.
-Me pides mucho, Juls. -Él dijo sin mirarla. Se había comportado muy arrogante.
-Déjalo, Juls, iré a Port Melbourne cuando llegue a Tortuga. Te iré a buscar mi dulce Juliette. -Él tomó mi mano y la besó.
-Isaac...
-Te amo, no lo olvides.
-Yo te amo más Isaac.

Él me tomó del rostro y me dió un cálido beso de despedida. El Comodoro miró de reojo y luego cedió al ver el amor de ambos.

-Bien, que venga el muchacho. -Isaac y yo sonreímos.

Me acerqué al señor Gibbs mientras Isaac iba por sus cosas y las mías.

-Gracias por todo, señor Gibbs.
-A tí, preciosa. Cuida a mi hijo, es un poco torpe a veces, ya sabes.
-Lo haré. -Me acerqué y lo abracé.
-Señora Turner, fue un placer conocer a la Reina de la Hermandad. Aunque robó mi rubí no tengo palabras para agradecerle todo lo que hizo por mí. Espero me visite en Port Melbourne algún día.
-El placer fue mío, y claro que lo haré, querida.
-Espero que James regrese pronto.