-...han mandado refuerzos y han localizado a Parrish. -dijo la voz de uno de los subordinados de su padre. -Le han llevado al hospital. Sigue inconsciente, pero han confirmado que no tiene la droga en su organismo.

Stiles abrió los ojos con el pulso acelerado. Respiró hondo y volvió a escuchar la conversación. Había silencio total entre todos los allí presentes, tan sólo escuchaba sus corazones... y pudo localizar sin lugar a dudas el corazón de su padre, que latía fuerte por la preocupación más sincera.

-¿Se sabe algo de Derek? -dijo entonces su padre haciendo que el corazón del jaguar cortara los latidos para poder escuchar mejor la contestación.

-El sheriff Oak y sus patrullas han localizado su coche y a uno de los perros, pero... siguen buscándole.

Al escuchar la respuesta, Stiles apretó las manos alrededor del volante y se mordió el labio, confirmando uno de sus mayores temores. Sin pensárselo dos veces, arrancó de nuevo el motor y fue rumbo a la autopista que le llevaría hasta Oregón. No permitiría que nada malo le pasara a Derek y, si estaba en su mano, revolvería toda la ciudad y todo el estado para encontrarle.

Stiles pisó a fondo el pedal de acelerador del jeep. Puso la radio a todo volumen para retener todos los pensamientos negativos que le invadían la mente. Después de todo, Derek era fuerte, no era un simple humano... podría curarse pronto pero... ¡Un momento! No podía pensar así... no mientras estaba conduciendo a más de 150 km por hora por una carretera que dejaba bastante que desear. Tenía que serenarse... Derek estaría bien, ni siquiera le habrían herido... seguramente él estaba detrás de alguna pista, por su riesgo y cuenta. Seguramente intentara acortar su estancia en Oregón al mínimo posible... Mierda, no debería haber sido tan gafe cuando le dijo que no quería que se fuera... ¡Todo esto había pasado por su culpa! ¡Por ser tan egoísta! Daba igual que después le hubiera dicho por teléfono que no se preocupara... conocía a Derek y era un cabezota. ¡Joder!

Stiles pisó aún más a fondo, haciendo rugir al jeep más que nunca. Durante todo el camino, durante las escasas 5 horas que duró, su mente se disparaba en pensamientos positivos y de repente cambiaban de dirección y se imaginaba a un Derek sangrando, malherido, sin nadie que le pudiera ayudar.

En un punto del camino, cogió su móvil y marcó el número de Lydia, que lo cogió instantáneamente.

-Déjate de cuentos y acaba el trabajo de química. -comentó ella alegremente.

-Si sintieras algo malo sobre Derek... ¿Me lo dirías? -preguntó al borde de las lágrimas. La banshee de repente, consciente por el tono del jaguar, guardó silencio.

-¿Ha pasado algo? ¿Dónde estás, Stiles?

-Contéstame. -suplicó. -¿Me lo dirías?

-Claro que sí. -dijo nada segura la pelirroja.

-Mientes.

-Stiles, no lo sé... ¿Pero de qué demonios hablas? ¿Qué estás haciendo?

-¿Has sentido algo acerca de Derek?

-¿Qué? ¡Stiles! Contéstame.

-¡Contéstame tú! -rugió Stiles desesperado.

-No, Stiles. No he presentido nada de Derek. -dijo por fin la pelirroja con un pulso estable. -Pero dime, ¿dónde estás?

Sin embargo, Stiles ya había cortado la llamada, algo más tranquilo, aunque no demasiado. Paró en una gasolinera para llenar el depósito y, tras pagar en caja, volvió a arrancar y unos cientos de kilómetros después, pasó el cartel que rezaba "Bienvenido a Oregón". Aún no había amanecido del todo, aún era madrugada. Aparcó el jeep delante de la comisaría y tras un suspiro, rastreó con su oído cualquier conversación que hubiera dentro del edificio.

Yaguareté·Abà IIWhere stories live. Discover now