Capítulo 20

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Stiles se levantó con la alarma programada para ir al segundo día de infernal instituto, se vistió rápidamente y bajó para tomarse algo de zumo antes de irse al instituto. Cuando salió de la casa, vio a su padre entrar con el periódico debajo del brazo y una taza de café.

-Buenos días. -saludó el sheriff.

-"Arg" días. -contestó el hijo con los ojos aún medio cerrados.

-¡Vaya! Qué buen humor hoy por la mañana.

-Ya...

-¿Has pasado mala noche?

-No ha sido buena. -dijo rascándose los ojos y oliendo el café de su padre. -Oye, papá... ¿me dejarías quedarme en casa hoy?

-Tienes instituto. -respondió el padre, lo cual significaba un claro "no".

-Verás... es que... pfff...

-¿Pasa algo?

-No es nada grave... es sólo que no estoy de humor para aguantar a nadie, quiero estar solo y dormir...

-Venga, haz un esfuerzo. Estar con Scott y los demás te animará. Además, después iréis a entrenar, ¿me equivoco?

-No. O sea sí: creo que ese es el plan... pero no quiero ir. -suplicó Stiles con la mirada.

-Tienes instituto.

-Vaaaaaaaaaaaaaale. -refunfuñó Stiles sabiendo ya que había perdido la batalla.

Stiles subió a su jeep y fue directo al instituto. Aparcó al tiempo que el entrenador, uno al lado del otro, y caminó hacia la entrada del instituto, donde estaba ya Lydia con Kira. Las dos muchachas lo saludaron alegremente y él, con un seco "hola" aún adormilado, se sentó a su lado sin decir más palabra.

Mientras las chicas hablaban de la última película de Chris Evans, llegaron Ethan y Scott y ya, juntos los cinco, caminaron hacia el interior. Los cuatro, Scott, Ethan, Lydia y Kira, miraban a Stiles como si le hubiera salido una segunda cabeza y se miraban entre ellos sin entender. ¿Desde cuándo Stiles estaba tan callado? ¡Incluso por las mañanas aparecía con energía desbordante y tornados de palabras que todo el mundo ignoraba por ser demasiado pronto para cualquier persona humana! Por no olvidar el comportamiento tan raro que había tenido en el entrenamiento de la tarde anterior.

Scott, en el descanso para comer, decidió (bueno, más bien Kira le dijo que lo hiciera) apartar a Stiles de los demás e ir al campo de Lacrosse para hablar con él tranquilamente y sin oídos ajenos alrededor.

-A ti te pasa algo, tío.

-¿A mí? -preguntó Stiles con la boca llena, señalándose con una ceja alzada. -A mi no me pasa nada, Scott.

-Ayer me engañaste, pero lo de hoy me deja claro que sí, que te pasa algo.

-Nah. -dijo dando otro bocado a su sandwich de pollo.

-¿Ves? ¡Creo que en toda la mañana no has dicho ni cuatro frases seguidas! ¿Te encuentras bien?

-¡Que sí, Derek!

-¿Derek? -rió Scott. Stiles rodó los ojos y tras tragar se corrigió.

-Scott.

-Así que el problema está con Derek.

-¿Qué? ¿Ahora te has vuelto avispado? -rió Stiles. -No pasa nada. Es solo que ayer discutí con él por la noche y casi no he pegado ojo y entonces estoy asqueado con el mundo.

-Vale... así que hoy estás raro porque ayer por la noche discutiste con Derek... pero... ¿ayer por la tarde por qué estabas tan raro?

Stiles tragó la comida y tras un sorbo a su refresco sin cafeína, le contó todo lo sucedido. Todo. De hecho, la historia se alargó tanto, que perdieron la clase siguiente al descanso de comer. Sin embargo, mereció la pena.

Yaguareté·Abà IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora