Capítulo 31

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Tras dos días intensos de papeleos en los que ocupaba sus ratos libres con Stiles, aprovechando cada momento juntos, Derek se fue a Oregón con una partida de dos perros y Jordan Parrish como compañero de patrulla. Tendrían cuatro días sin descanso, en busca de la red de distribución de la nueva droga y Stiles esperaba que en cuatro días fueran suficientes. Por experiencia de su padre, sabía que esos casos solían alargarse más de lo que podría creerse "normal".

-Tranquilo, Stiles... cuidaré bien del novato. -dijo sonriendo Parrish, chocando una de sus manos contra un hombro de Derek, que bufó y rodó los ojos.

-Eso espero... -rió Stiles. -Vuelve pronto. -dijo enterrando la cabeza en el pecho del lobo.

-Ya verás que sí. -contestó en un susurro inaudible para todos excepto para Stiles. -Te quiero. -terminó dando un beso en el pelo del muchacho.

-Bueno... nos tenemos que ir o nos retrasaremos... -comenzó Parrish.

-Id avisándome de todos los avances. -recordó el sheriff, al lado de la puerta de su casa.

Los dos agentes uniformados asintieron y tras una última mirada rápida, subieron al coche patrulla, teniendo por delante más de cinco horas de viaje.

Parrish condujo durante todo el camino. Al principio, todo fueron secas conversaciones superfluas. Los que habían sido cuñados no se odiaban, pero por ciertos sucesos pasados, preferían mantener las distancias. Bueno... en realidad, el lobo prefería mantener las distancias a pesar de las evidentes muestras de intentos a acercarse del rubio. Unos intentos bastante extraños y descarados.

-Derek, nos conocemos desde hace mucho tiempo... ¿no puedes contestar con algo que no sea un sí o un no?

-No. -contestó Derek alzando las cejas.

-¡Oh, vamos! -rió Jordan. -Y lo haces por joder...

-Nunca he sido muy hablador... -dijo sin más el lobo, mirando hacia la parte trasera del coche, donde dos perros, Troy y Sniffles le miraban con la lengua fuera. Alargó una mano y acarició a Sniffles, el más cachorro de todos, pero el más habilidoso.

-Eso no es cierto... -sentenció Jordan mirándolo de reojo. -Antes no eras así.

Derek no contestó, se limitó a volver a mirar hacia delante, con sus ojos clavados en la carretera, mientras sentía la mirada del otro agente clavada en él. Suspiró intentando mantener la compostura a pesar de lo mucho que le irritaba que le intentaran analizar (todos los que no eran un adolescente hiperactivo que podía transformarse en un jaguar).

-Antes eras un chaval como cualquier otro... hablabas, bromeabas... Ahora eres un tío con cara seria y borde que intenta espantar a todos con su aparente apatía.

-Jordan, me estoy conteniendo para no arrancarte la garganta.

-¿Ves? -rió irónico Jordan. -Antes...

-Antes yo tenía una familia. -espetó mirándolo directamente, intentando cortar la conversación.

-Ya, bueno... -siguió Jordan tragando saliva. -Ahora, si no me equivoco... te has hecho otra familia. Y de todos modos, Derek... te mereces ser feliz, ¿sabes? Lo que pasó en tu familia fue una desgracia, pero hay que superar las cosas.

-Lo que le pasó a mi familia no fue una desgracia, fue un asesinato. -dijo sereno el lobo. -Y si lo que quieres es que lo supere, no tienes que preocuparte. Ya lo he superado.

-¿Que lo has superado? -bufó Parrish.

-Sí. -le miró directamente a los ojos. -Estoy bien, mejor de lo que he estado en mucho tiempo.

Yaguareté·Abà IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora