Capítulo 15

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-Aquí huele a perro mojado. -dijo sonriendo Stiles entrando por la puerta de su casa y encontrándose con la manada desperdigada por todo su salón.

-Te echaba de menos... pero ahora me pregunto por qué no te quedarías allí dos semanas. -rió el alfa acercándose a abrazarle.

-No podrías vivir sin mí, y lo sabes. -contestó Stiles abrazando también a su mejor amigo y pasando la mirada por todos y cada uno de los allí presentes.

-No te pongas triste, gatito. Llegará por la tarde, tenía cosas que hacer. -se adelantó Ethan acercándose para darle una palmada en el hombro.

-¿Qué? ¡Ah! No, no... si yo no...

-Claro que no, Stiles... por supuesto que no le estabas buscando. -rió Scott.

-¿Y tu padre? -preguntó Lydia de golpe.

-Tenía que estar descansando, pero como son ahora las oposiciones de policía... Le veré de noche. -dijo sonriendo al ser abrazado por la pelirroja.

***

Se pasaron toda la mañana comentando tonterías varias, la semana que había pasado en Utah, y el comienzo del último curso. Quedaban tan sólo dos días para disfrutar antes de volver al instituto. Y cómo no, la conversación terminó dirigiéndose hacia el Lacrosse. Kira fue arrastrada por Lydia hacia la cocina para huir del tema de conversación deportivo y acabaron haciendo tortitas para todos y, como llamado por el olor a dulce recién hecho, el sonido del motor del Camaro retumbó en los tímpanos de Stiles, que saltó por encima del sofá para salir a ver llegar a Derek.

-Para nada estaba ansioso... -rió Ethan al ver cómo Stiles se abalanzada sobre Derek, que le cogió al vuelo y le devolvió el beso.

-Hueles bien. -sentenció Stiles, haciendo que Derek alzara las cejas.

-Huelo bien.

-Sí. -sonrió Stiles. -No es que normalmente huelas mal... es que... esto... bueno, yo me entiendo.

Stiles volvió a la casa arrastrando a Derek, que le tenía bien cogido de la mano. Cuando entraron, las chicas aparecieron con las tortitas y tras saludar al recién llegado, las pusieron en el centro de la mesa para que todos cogieran. Derek acercó una mano a una tortita y, para sorpresa de todos, Stiles le golpeó en la mano.

-Un momento. -dijo antes de levantarse y desaparecer hacia la cocina. Los lobos miraban hacia donde había desaparecido con confusión.

-Stiles, tengo hambre. -gritó Ethan.

-¡Ah! Comed, comed... todos menos Derek.

Ahora las miradas se dirigieron al lobo, que pasó de alzar las cejas a fruncir el ceño, pero sin apartar la mirada de la puerta de la cocina por la que, segundos después, apareció Stiles con un bote en la mano.

-¿Por qué me miras así? -dijo tendiéndole el bote. -Es miel. Deaton me obligó a cogerla en el lago de Utah. O sea, no en el lago, lago, porque en los lagos no hay panales de abejas... era de una colmena que había en un árbol en lo profundo del bosque. Deaton pensó que era buen plan intentar controlar mis instintos mientras un montón de abejas gordas y cabronas me picoteaban. Y no, no fue una gran idea porque acabé destrozando la colmena y el árbol del que colgaba, pero... está buena. Y te gustan las tortitas con miel.

Derek cogió el bote, probó al miel y, tras asentir, se echó un buen chorro de miel en su tortita. Scott miraba a Derek boquiabierto y no era el único. Todos los allí presentes lo miraban como si le hubiera salido una oreja en medio de la frente.

Yaguareté·Abà IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora