El mudarme aquí era para alejar todos esos recuerdos, para empezar una nueva vida, pero había ocurrido todo lo contrario, y ahora me encontraba con el titulo de puta colgado en mi espalda, con un hermano que no sentía mi hermano y un amigo que, aun en el fondo, me observaba con recelo.

Decido pasarme por alto los susurros e insultos en voz baja de los pasillos pidiendo permiso a la maestra. Colin sólo observa en silencio y paso por algo la línea dura que se adueña de sus labios.

Tenía hambre, y no pensaba pasarme dos horas libres metida en la universidad. El rechistar de mis zapatos resuena en los pasillos, y por un segundo, dejo que lo único en mi cabeza sea ese molesto sonido.

El recuerdo del viernes en la noche se filtra en mi cerebro, y lo bloqueo con rapidez.

Me encontraba huyendo de clases por su causa, ahora etiquetada por todos gracias al moreno lleno de tatuajes. De alguna manera, no era su culpa, pero él afectaba indirectamente en todo esto.

Los demás eran unos idiotas.

Mis pies se detienen cuando observo mi auto.

Moreno, tatuajes, músculos y aquella seguridad propia me dejan sin habla.

Dash Barton se encontraba apoyado contra mi auto, observándome con una expresión seria. ¿Por qué diablos tenía que verse tan... Dash?

Me apresuro a llegar a mi auto, y este detiene su peso sobre sus pies, dándome una mejor vista de su alto y musculoso cuerpo.

—Pensé que te quedarías de por vida ahí —Suelta, parece divertido, pero ni una sola sonrisa aparece en sus labios—. ¿Podemos hablar?

—Dash...

—Lo siento por los susurros de hoy —Dice, sin importarle mi gesto de "detente, no importa" —. No se meterán contigo, Holly.

—Puede defenderme sola, Dash...

—No voy a dejar que te digan... —Se corta, claramente incomodo—. No lo eres.

—No lo soy —concuerdo con él, pero mis mejillas se calientan ante el recuerdo de nosotros en el baño de aquella fiesta... Si, tenía que terminar con eso—. No es necesario que hagas nada.

Su expresión se endurece aun más, y simplemente inclina la cabeza hacía mi auto.

—Quiero contarte algo, pero aquí no. —No lo pienso mucho y termino lanzando mis llaves en su dirección. Dash sonríe un poco, pero no logra llegar a sus ojos, y la duda ataca mi sistema mientras me dirijo al lugar del copiloto.

¿Será otra de sus confesiones?

Yo misma me encargo de cerrar la puerta y Dash da la espalda al auto. Sus ojos observan las llaves, y al siguiente minuto se encuentra subiendo al auto, ocupando el lugar del piloto.

No pierde el tiempo en correr el asiento hacia atrás, dándole más espacio a sus largas piernas.

—¿A dónde iremos? —No puedo evitar preguntar, Dash me observa por un segundo, y su rostro se oscurece.

—A ningún lugar en particular —Su voz es baja mientras se aleja de la universidad, las personas ajenas al chico dentro de mi auto caminan en la calle del frente, cada una metida en sus asuntos—. Sólo voy a conducir...

—¿Estás bien?

—No me arrepiento de haber golpeado a Tristán —Me corta. La sorpresa no tarda en agolparse en mi sistema, y todas las alarmas suenan n mi cabeza—. De lo único que me arrepiento es de haberlo dejado vivo.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora