Kimberly: Es muy lindo que pienses así de mí. No soy muy buena juzgando a las personas, sin embargo, sé que tú también eres una gran persona, no han pasado ni siquiera veinticuatro horas desde que te conocí. Pero de todas formas siento como si fuésemos amigos de muchos años.

Jason: A mí me pasa igual.

Jason: (Nota de Voz) “Eres la persona más dulce y hermosa que he visto en mi vida” “Tengo algo que hacer, escribir un artículo, editarlo, enviarlo. Espero que duermas bien, cariño, te prometo que soñaré con toallas rosadas y pieles bronceadas. Espero que tú también tengas dulces sueños”

Jason: Imagen.

Recibo una imagen de él vestido con un pantalón largo de pijama, a rayas de colores verde y azul. Sin nada encima, se puede ver ese pecho perfectamente esculpido y unos abdominales para morirse. Seguro sí tendré dulce sueños.

Kimberly: Buenas Noches.

De inmediato, me levanto de la cama y me visto con mi pijama azul. Una vez me acuesto, caigo rendida en un sueño profundo.

Abro mis ojos despacio siendo sorprendida por el sonido de la alarma y miro el reloj de mi teléfono. La 7 a. m. Es hora de levantarme. Me espera un largo día por delante. Me doy una ducha rápida y me pongo un vestido sencillo color turquesa que llega a mis rodillas. Bajo y encuentro a Kelvin en la puerta un poco molesto.

—¡Date prisa Kimberly, qué vamos a llegar tarde!

—¡Falta poco menos de una hora, por Dios! Vamos a llegar antes que todos.

—Es que tengo que pasar a buscar a Karen por su casa.

—Con razón. Vayámonos, pues.

Cuando llegamos al estacionamiento de la universidad, Kelvin, Karen y yo nos bajamos del auto. Mientras esperamos a Kelvin, quien está buscando su maleta del gimnasio en el baúl, veo el carro de Jason estacionarse justo frente a nosotros. Cuando Kelvin termina de cerrar la cajuela, se acerca a Jason y lo saluda:

—Hermano. ¿Cómo estás?

—Aparte de adormilado, bien.

—Discúlpame, estas son mis chicas. Ella es Karen —dice tomándola por la cintura y dándole un beso en la mejilla—. Es mi prometida. Y esta hermosa chica de acá, es mi hermana.

—Mucho gusto Karen —él le da la mano y le ofrece esa sonrisa matadora que provoca en mí inmediatamente un rubor, que obviamente todos deben notar, ¿qué sería de mí si esa sonrisa fuera para mí?—. A Kimberly ya la conocía. Nos vimos ayer en el gimnasio. —sonríe.

—Me tengo que ir, mi clase empieza en cinco minutos, los dejo —Kelvin se despide de nosotros, le da la mano a Jason y se despide de nosotras con besos en las mejillas.

—Está bien, nos vemos en un rato —le respondo.

Hoy Jason está impecablemente vestido. Tiene una camisa blanca con unos pantalones negros. Muy formal. Y sexy. Qué combinación más explosiva y mucho más cuando sé lo que se encuentra debajo. Ruedo mis ojos ante el recuerdo de Jason parcialmente vestido en el gimnasio y la fotografía de ayer por la noche, solamente vestido con unos boxers apretados.

—Kimberly, ¿Cómo amaneciste hoy?

—Estoy bien, gracias por preguntar —le sonrío—. ¿Terminaste tu artículo? —pregunto.

—Afortunadamente sí. Después de eso tuve el mejor sueño que haya tenido en mucho tiempo.

—¿Sí? ¿De qué se trata?

TRUST ME© El amor rompe todas las barreras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora