21: Absolución

3.8K 395 172
                                    

Ambos se miraban con la ira y el odio pintados en los ojos.

Alex le enseñó los colmillos, a lo que Derek respondió con un gruñido.

Todos los Collingwood que aún permanecían dentro de la casa se apartaron, pegándose a las paredes y abriendo espacio para el combate que estaba a punto de iniciar. Era claro que nadie intervendría en esa lucha.

Rebecca no quería quedarse ahí, como ellos, siendo solo una espectadora. Intentó soltarse del abrazo del vampiro que aún la sujetaba, pero él apretó los brazos a su alrededor. Renata se acercó silenciosamente hasta donde ella forcejeaba con el hombre, diciéndole casi al oído:

—No hagas nada. El reto ha sido tomado por Alessandro y solo él puede participar en esto.

—¡No pienso quedarme aquí y ver cómo lo matan!

Tienes que quedarte aquí. No puedes intervenir.

Desesperada, miró al frente y se fijó en algo que no había visto antes: Derek aún llevaba la garra con él, pero muy bien escondida entre los pliegues de su ropa.

Cuando inició la pelea, Alex no pudo ni ver de dónde salió.

Sin importar que estuviera herido en un costado, Alessandro siguió luchando contra Derek, moviéndose ambos a una velocidad increíble; si Rebecca parpadeaba, podría perderse de mucho.

Alex se lanzó hacia adelante, enseñándole los colmillos, y ambos cayeron al suelo, comenzando a girar, tratando de liberarse el uno del otro. Derek terminó por arrojar a Alessandro hasta el otro lado de la sala, pero Rebecca pudo ver que sangraba por un lado del cuello, donde Alex lo había mordido, arrancando un enorme trozo de carne.

Alessandro tenía el rostro manchado de sangre, tomando un aspecto amenazante mientras se levantaba, y eso pareció enfurecer a Derek, que volvió a atacar con la garra, y Alex la esquivó por muy poco. Sin embargo, el tiempo que le tomó evitar el golpe de la garra le costó que el puño de su adversario se estrellara contra su cara.

Ambos estaban en un estado horrible: Alex estaba manchado de sangre y bastante golpeado, pero Derek no estaba mejor. Además de la herida que Alex le había provocado en el cuello, tenía la ropa desgarrada y un corte en la mejilla que ya comenzaba a sanar.

Rebecca notó gracias a eso que, a pesar de no tener un arma consigo, Alessandro no daría tregua. Estaba obteniendo su fuerza de toda la ira y el rencor acumulados por años, y no iba a contenerse más.

Sin embargo, y si bien Alessandro era muy rápido, Derek era mucho más fornido que él, y un nuevo y poderoso golpe lo hizo caer bocabajo una vez más, luciendo desorientado.

Derek se acercó entonces hasta él y lo sujetó por el cabello de la nuca obligándolo a ponerse de rodillas, exponiendo su cuello, y preparando la garra.

Rebecca gimió y se retorció, intentando ayudar a su esposo, pero el otro vampiro parecía hecho de roca.

Todo había terminado...

... o eso creyó.



Alessandro cayó demasiado cerca de la chimenea encendida, tanto que podía sentir el calor de las llamas contra la piel de su brazo izquierdo. No logró levantarse a tiempo y Derek se acercó, listo para dar el golpe final.

Sin embargo, esta vez tenía cierta oportunidad. Ya no tenía que temer por que le hicieran algo a Rebecca.

Podía defenderse.

El último Hawthorne: Sol de MediodíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora