13: Sol y sombra

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—La locura debe ser contagiosa —murmuró Sinuhé.

Rebecca le dio una mirada extrañada, antes de devolver su atención al frente, intentando mantener a raya el miedo y el nerviosismo.

—¿Por qué?

Sinuhé emitió un ruidito que ella pudo entender casi como una risa burlesca, con una sonrisa torcida y sin humor en sus labios.

—Porque los dos hemos vivido con Alex y... él siempre ha dicho que está loco. Y para intentar lo que estamos a punto de hacer, se necesita estar por completo demente.

No volvieron a decir nada, pero Rebecca tuvo que darle la razón: todo aquello era demencial, por completo irreal, y no podía concebir a sólo dos vampiros —«Vampiro y medio, en realidad»— luchando solos contra toda una familia. Si Annie y Aidan habían encontrado más aliados, ninguno era visible en ese momento.

Si estaban solos...

Miró a Sinuhé de reojo una vez más, considerando ese pensamiento que cruzaba por su mente, y pensando en lo increíble que era que estuviese dispuesto a arriesgarse tanto por Alex.

«Es su hermano

Se sorprendió que ella misma estuviese dispuesta a hacerlo. Jamás se había sentido tan unida a alguien antes, y jamás hubiese llegado a pensar que algo así pasaría alguna vez, que querría tanto a alguien —que lo amaría tanto— que estaría dispuesta a arriesgar su vida por él.

Alex era su compañero.

Quiso sonreírle a Sinuhé y agradecerle por lo que estaba haciendo, pero recordó que llevaba puesta la máscara y que él no podría verla, así que volvió a darle un apretoncito en el brazo, que él respondió de la misma forma.

Estarán bien, parecía querer decirle.

Sin embargo, al mirar al frente pudo ver que la representación parecía llegar a su apogeo cuando los actores comenzaron a gritar en italiano palabras para referirse a un demonio, señalando hacia donde se encontraba la única figura vestida de negro, alguien que estaba cerca de una Columna.

Una figura que, sólo Rebecca pareció notar, luchaba por mantenerse de pie.

Alessandro.




Fue obligado a avanzar hasta donde Derek lo esperaba, pero antes de poder llegar sintió el fuerte empujón de unas manos en su espalda. Sus piernas no pudieron sostenerlo, y Alex cayó de rodillas, apenas consiguiendo meter las manos atadas para evitar irse de rostro contra el suelo. Por la fuerza del golpe, supo que se trataba de Sergio o Sebastián.

Tiraron de él para hacer que se enderezara, quedando arrodillado ante Derek, y alguien desató sus manos con destreza tal que ninguno de los humanos se dio cuenta de ello, mientras dos vampiros se apresuraban a sujetarlo cada uno por un lado, haciendo que extendiera los brazos como en forma de cruz.

El vampiro que lo había hecho caer permaneció detrás de él, sujetándole la cabeza con ambas manos, sólo soltándolo el tiempo suficiente para arrancarle la máscara del rostro, haciendo que Alessandro sintiera el calor del sol acariciando su piel como una llama, incluso estando bajo la carpa donde la representación se llevaba a cabo.

—Aquí, amigos míos —decía Derek, representando su papel del líder de los cazadores—, aquí está el hombre que hemos buscado por tanto tiempo. Este hombre es una criatura abominable que beberá la sangre de nuestros hijos y esposas si se lo permitimos, y matará a todo aquél que tenga la desgracia de cruzarse en su camino.

El último Hawthorne: Sol de MediodíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora