—Lárgate, Dash —Gruño, intentando nuevamente cerrar lo único que nos separaba, pero el moreno es más rápido y termina ingresando a mi casa, sin permiso alguno—Lar-ga-te.

—No- quiero —El contraataca, riéndose en cuando intento golpearlo—. Lo siento, ¿sí? Solo quería saber si quieras ir conmigo a un lugar.

—No —Suelto —Ya puedes largarte.

Las grandes manos de Dash se cierran en mis muñecas, impidiendo así, que logre sacarlo de la casa (algo que no iba a pasar).

—Lo intente por las buenas —Un chillido se libera de mi interior cuando Dash me levanta por las piernas, lanzándome sin algún cuidado sobre su hombro. Lo escucho reír en cuanto empiezo a patalear y soltar largos insultos, pero él los pasa por alto—. ¿Las llaves de tu auto?

—En mi trasero —Gruño, golpeando su espalda con más fuerza. Sé que no debí decir aquello, y me arrepiento en cuanto las grandes manos del moreno están sujetándome de aquel lugar. —. ¡Eres un hijo de puta!

—Y tú tienes un bonito trasero, nena. —El sonido de las llaves resuena en mis oídos, y suelto un gruñido cuando lo veo dirigirse nuevamente a la puerta. La puerta es cerrada con llave, y siento la presión de algo deslizándose en los bolsillos de mis jeans. El había tomado las llaves de mi casa.

—Esto cuenta como secuestro —Suelto, completamente enojada cuando Dash me deja en el asiento del copiloto—. Eres un imbécil.

—Gracias. —La sonrisa de Dash es completamente autentica, puedo ver el brillo divertido que cubre sus ojos antes de que cierra la puerta frente a mí. Observo como rodea el auto con rapidez, subiendo de un solo salto a mi auto.

Trato de buscar su moto por la calle, pero mi búsqueda termina en cuanto me doy cuenta que anda sin ella.

—¿Qué estás haciendo, Dash? —Murmuro, posando mis ojos sobre él. El tatuado chico junto a mi no dice nada, y simplemente guiña un ojo en mi dirección—. Estás loco.

—En realidad no —Responde, una vez que ya se ha alejado unos cuantos metros de mi casa—. Sólo necesitaba secuestrar a alguien, y Leigh no cuenta como secuestro, ella prácticamente se lanza sobre mí.

—¿Debería tomar eso como una indirecta? —Suelto, observándolo confundida—. ¿Si me lanzo sobre ti dejaras de seguirme?

—En realidad —Vuelve a sonreír, esta vez mostrando sus dientes—, podría tomar eso como una invitación, y créeme que no perderá la oportunidad.

—Nunca la tendrás. —Ruedo los ojos, cruzándome de brazos mientras observo el camino que toma. La vista de arboles cubriendo lo que parecía ser una entrada, me hace fruncir el ceño.

Dash no había conducido más de 1 kilometro, y parecía estar entrando a un bosque, un tenebroso bosque.

—No da tanto miedo como parece —Murmura, leyendo mis pensamientos—. En realidad es divertido.

—Quiero irme —Murmuro, siendo consciente del sonido de lo que parecía ser un sinfín de motores. Música retumbando contra los cristales de mi auto me hacen acomodarme en mi lugar, un amplio camino se abre frente a mis ojos y soy capaz de diferenciar al sinfín de personas en el lugar—. ¿Qué diablos es esto?...

—¿No has visto carreras de motos? —Su pregunta me hace negar con rapidez. Por alguna extraña razón, siempre había tenido fobia a las motocicletas, no quería tocar una en toda mi vida—. Estarás bien, te gustará.

—Odio las motocicletas. —Los ojos de Dash se detienen sobre mí, y parece ciertamente asustado por mis palabras. El moreno me observa como si tuviera un ojo de más.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now