Diario de Paul XLIII: ¿Hemos llegado ya?

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Entre Londres y Carrbridge, 22 de diciembre

El sábado estabamos invitados a una fiesta. Eso suena muy guay, pero la realidad era que Barry había montado un pequeño evento para despedir el trimestre y tenímos que ir sí o sí —porque en qué lugar quedaríamos si no—. Cosas de delegado, decía. No voy a quejarme porque yo en Inverness habría hecho lo mismo con Thom, aunque el tráfico de influencias que manejaba Barry Grant era apabullador con respecto al nuestro. Había encontrado un local cercano a Picadilly que regentaba el hijo pijo de algún colega del despacho su padre; consiguió para la merienda-cena un catering que dirigía alguien que había trabajado en The Rajdoot —que por lo visto es un restaurante de comida india de la leche, según me explicó Joanne—; también tenía un amigo que conocía al manager de David Geta y, aunque según él, intentaron traer al DJ —sí, claro, no tenía mejor cosa que hacer que venir a una fiesta de instituto—, vendría a poner unos temas alguien que le había hecho alguna vez de telonero en Ibiza. En fin, si todo era cierto, sería un fiestón. Llamé a Joanne para ir juntos, pero me dijo que iría con Aaron, porque habían quedado la noche anterior en que pasaría a buscarla. Se habían marchado juntos después de la obra de teatro y me suponía, y quise preguntar pero no supe abordar el tema, que por fin había pasado algo entre ellos. Y, yo que sé, quizá no quise preguntarlo a propósito porque, por una vez, no me hacía especial ilusión saberlo. De hecho, en mi interior, cabía la esperanza de que le hubiera vuelto a dar calabazas.

Dean me salvó de tener que llegar solo, porque me llamó para recogerme en mi parada de metro. Iríamos con Emily, pero no me importaba en absoluto. Durante el camino el enano sacó el tema de lo de Aaron y Joanne la noche anterior y yo sólo me encogí de hombros. Emily quiso sumarse a nuestra conversación, en un intento de parecer interesada en nuestras mierdas y no sólo en las de sus amigas las Gossip Girls, y ella apuntó a que era blanco y en botella: había habido por fin algo entre mi mejor amiga y el mejor amigo de Delia.

Joanne no había llegado todavía cuando nosotros entrabamos al local. No era enorme como me había imaginado, era más bien de un tamaño «fácil de llenar». Barry no es nada tonto, pero ya había llegado a esa conclusión hacía tiempo. Quienes sí estaba allí eran Delia, Pia y Erick. La morena me hizo señas con un brazo, de una manera m's animada de lo que cabía esperar, para mi sorpresa y, cuando llegué para saludarla me confesó que estaba un poco cansada de hacer de sujetavelas de Pia y Erick. De hecho, confesó que se moría de ganas de verme. Sonreí divertido y miré de reojo a Dean y a Emily, como si a mí me pasara lo mismo que a ella, aunque a mí me había dado igual acompañarlos. Nos sonreímos. Es inevitable. Si me mira y sonríe, yo no puedo evitar quedarme en stand by disfrutando del momento. Ella inspiró y yo meneé la cabeza como si así consiguiera que el cerebro se me refrigerara y dejara de pensar cosas que no pueden ser.

—Estamos jodidos, Stonem —pronunció de forma desenfadada. Me sorprendió y ella soltó una carcajada porque se me notó—. Erick y Pia, Dean y Emily y, ahora también, Aaron y Joanne —explicó señalando a éstos últimos que estaban llegando hasta nosotros. La miré y asentí un poco resignado—. Me encanta ella para él, son muy el uno para el otro, ¿no?

Volví la vista a Joanne y Aaron, que ya estaban saludando a los demás. Joanne se quitaba el abrigo con una sonrisa enorme mientras hablaba con Emily. Llevaba el pelo más liso de lo habitual, aunque no es que hubiese conseguido un gran resultado, pero le quedaba perfecto así. Parecía muy feliz. ¿Eran el uno para el otro? No sé, a mí no me parecía que fuese así. Joanne pedía más guerra de la que Aaron parecía poder dar, pero quizá sólo eran percepciones mías. Me encogí de hombros como respuesta a Delia. No iba a decirle que, hasta hacía poco, Joanne me había dicho muchas veces que Aaron no era su tipo. Sobre todo porque había terminado resultando que sí. Incomprensiblemente.

Parecemos Tontos...Where stories live. Discover now