***

—Así que... ¿te golpeaste contra tu mesita de noche cuando despertaste? —Colin pregunta, luego de haber observado mi labio por un largo tiempo. Asiento, dándole un poco de credibilidad a mí historia.

—Soy demasiado torpe —Aseguro, cerrando mi libro de psicología. Decido cambiar el enfoque de la conversación, basándome en él —, ¿no te ha pasado nunca?

—En realidad no —Responde, negando con la cabeza. Colin fija su mirada en un punto detrás de mí, y la incomodidad se dibuja en su rostro. Me giro, y al instante sé que fue un error hacerlo. Ojos grises mirando con odio al chico ocupando la mesa conmigo, como si estuviera listo para golpearlo... o mucho peor—. Creo que alguien te busca, Holly.

En cuanto mi nombre se libera de los labios de Colin, los ojos de Dash se posan sobre mí, la expresión de ira se elimina por completo de sus ojos y, de un momento a otro, su lengua sale a vista de todos, paseándose por su labio inferior.

Sintiéndome completamente avergonzada, regreso mi vista hacia Colin, ignorando el color en mis mejillas. La mirada sorprendida que el teñido me lanza, aumenta mi incomodidad, obligándome a clavar la vista en el libro frente a mí.

—Holly...

—¡Yo no quise! —Me apresuro a defenderme—. Él solo fue a mi casa y- y —Me atraganto con mis palabras, sintiendo la vergüenza filtrarse en mi sistema—. Él me beso.

No recibo respuesta alguna de Colin, lo que me obliga a observar al rubio frente a mí. Mis palabras quedan atrapadas en mi garganta cuando una pesada mano se apoya en mi hombro, logrando ponerme incomoda.

—Scott —El veneno en la voz de Dash no es disimulado—. Largo, necesito hablar con Holly.

Intento removerme para quitar la mano de mi hombro, pero fallo por mucho, ganándome a un Dash sentado junto a mi, mientras uno de sus brazos rodea mis hombros.

La escena era incomoda.

Mucho más que cuando estas frente a varias personas que te cantan feliz cumpleaños.

Dash me ponía incomoda conmigo misma.

—Creo que ella no quiere hablar contigo —Colin responde con tranquilidad, apoyando los codos en la mesa mientras fulmina a Dash con la mirada—. Será mejor que te largues, escuche por ahí que solo necesitaban una amonestación más para que te saquen de Columbia.

—Buen intento, Colin —Dash se rie, haciendo que mi rostro gire un poco hacia él. Mis mejillas se calientan con rapidez en cuanto sus ojos se posan en la herida de mi labio, logrando atraer aun más incomodidad a mi cuerpo—. Papi y mami deben hablar cosas de adultos.

Podía sentir la tensión recorrer el cuerpo de Dash, dejándome por única alternativa correr a mi amigo.

—Estaré bien —Aseguro, sonriendo con dirección a Colin. Este parece dudar ante mis palabras, pero termina soltando una maldición para luego levantarse con mala gana de la mesa. Cuando cercioro que el rubio se ha marchado de la cafetería, clavo mi codo contra el estomago de Dash, obligando al moreno a alejarse de mi—. Lárgate, no tengo nada que hablar contigo.

Dash se rie, obligándome a rodar los ojos.

—No me tienes miedo.

—Porque eres un idiota —Murmuro en respuesta, completamente exasperada—. ¿Puedes dejarme en paz?

—Scott no me agrada —Su cambio de tema me hace observarlo, completamente confundida. Sus ojos se enfocan en la salida de la cafetería, talvez esperando a que el rubio cruce nuevamente esas puertas—. Es un imbécil.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now