Capítulo 27

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Samantha

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Samantha

Me despierto lentamente, desorientada, mareada, y tengo mucha sed. Trato de abrir mis ojos, pero se sienten muy pesados. Escucho murmullos lejanos, voces extrañas...pero aún no puedo ponerles nombres. Las voces siguen hablando, y al escucharlas detenidamente, el terror me paraliza todo el cuerpo porque recuerdo lo que pasó. Lo peor de todo es que reconozco esas voces. Son las de Max...y Jake. Dios mío. Tratando de dominar mi pánico, respiro profundo para quedarme quieta y hacerme la dormida, entonces escucho atentamente.

—La veo aquí frente a mí, en mi club, en mi territorio, y sigo sin poder creerlo. Es preciosa, una diosa jodidamente perfecta. ¿Estás seguro de que todo salió bien?

—Estoy seguro —responde resuelto Max—. El repartidor de cervezas hizo todo a la perfección, y el hombre que cortó la electricidad también.

—¿Ya le diste el dinero por los servicios prestados a esos hombres? No quise implicar a mis chicos en esto, era demasiado arriesgado.

—Sí, ya les di el dinero y desaparecieron de la ciudad. Todo como acordamos.

—La zorra...¿Ivy? ¿Es de confianza?

—Lo es, créeme. Cuando la contacté, no dudó en ayudarme porque su vagina chorrea por mí desde hace un tiempo, y como una perra en celo, obedeció todas mis órdenes —se jacta Max, y no puedo creer esto—. De todos modos, yo me encargaré de ella para que no abra la boca. Ahora mismo está esperándome desnuda en mi habitación.

—Bien, vigílala porque no quiero sorpresas. Ahora dime todo detalladamente y no obvies nada. Sabes que no me gusta que me mientan.

—Lo sé, Jake, y te agradezco que me hayas dado otra oportunidad. ¡Fue tan malditamente fácil! —ríe triunfante—. Ya tenía todo listo y a la espera, solo faltaba el momento adecuado, y ese momento fue anoche. La verdad es que la seguridad de los Dragones es buena, pero no sé qué carajos pasó que Daniel salió disparado de allí sin mirar atrás, y varios de sus hombres los siguieron. Entonces Ivy me llamó y puse mi plan en acción sin desperdiciar ni un puto segundo. Llegamos al club, y cuando ellos vieron que era el mismo proveedor y la misma compañía que siempre lleva la mercancía, pues nos dejaron entrar. Yo estaba escondido entre las cajas de licor, esperando. Cuando escuché que ya Samantha e Ivy estaban allí, le envié un mensaje de texto al teléfono del hombre que esperaba afuera para que cortara la electricidad que va directo al club, y todo quedó a oscuras. Luego salí, y le puse la inyección con el sedante a Samantha. Ivy me ayudó porque ella se resistió un poco, pero la subí a la camioneta y nos largamos rápido de allí.

—Hermano, aunque fue arriesgado como el infierno, ¡eso fue jodidamente espectacular! Danny sigue siendo un tonto de mierda —se burla Jake con esa voz malévola y ambos se ríen.

Dios mío. ¡Quiero gritar!

—Dime, ¿algo más que deba saber? —le exige, su tono severo.

—Nada más —responde tranquilo Max—. Todo salió bien, deja de preocuparte.

Cuidando de ti (Dragon's Family #1) (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora