Capítulo 17

215K 12.6K 1.3K
                                    

Samantha

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Samantha

Estoy arropada y sentada en la cama pensando en muchas cosas cuando la puerta se abre lentamente y luego aparece Daniel. No lo veo desde que me dio su parche y se marchó con rostro ensombrecido, y en mi pecho, mi corazón se agita al verlo por razones que no puedo explicar, pero una sola prevalece. Él viene a hacerme suya. Su actitud determinada así lo demuestra, y no estoy preparada para tal cosa. Para satisfacer sus necesidades y cumplir con sus reglas. Aprensiva, me arrebujo más con la sábana morada, pero también determinada en no acceder a sus deseos por ser su mujer temporalmente. ¡Es demasiado reciente...todo!

Pero Daniel me nota con esos ojos fijos en mí, sabe lo que pasa, y comprende cuando alza sus manos para decirme con calma: —Solo quiero hablar de Max, no vengo a otra cosa. —Oh. Exhalo, y mis hombros se relajan. Él rasca la parte trasera de su cabeza y luego coloca sus manos sobre sus caderas, y añade—: Bueno, sí, también vengo porque quiero conocerte, Samantha.

Vuelvo a quedarme quieta mientras lo veo acercarse a su cama, pero ahora es diferente, la presión se concentra en otras áreas de mi cuerpo como mi pecho, mi vientre, y reconozco que no es tensión, es emoción. Una que me calienta en todas esas áreas antes mencionadas.

—Está bien —respondo, mi voz suave porque yo también quiero conocerlo. A él y su mundo. Bajo la sábana y me atrevo a preguntar—: ¿Aún no lo encuentran?

—No —responde moviéndose hacia la pared de la ventana y sentándose en el suelo. A una distancia segura de mí, y sé que lo hace para que no tenga miedo.

Ya no lo tengo, pero su cercanía es tan poderosa que se siente en realidad como si estuviera a mi lado. Y me siento segura.

—Por eso quería preguntarte algunas cosas —asiento y él continúa—: ¿Desde cuando tu hermano es un ladrón?

No me esperaba esa pregunta, y no voy a hablarle sobre nuestra madre y su abandono. No tengo esa confianza todavía. Pero desde ahí comenzó todo a ir mal con Max.

Respondo sinceramente: —No sabía de la vida delictiva de mi hermano hasta que tú me lo dijiste en tu oficina. ¡No sabía que estuvo en la cárcel! Pero si te sirve de algo, recuerdo que cuando era adolescente, Max siempre llegaba a casa con cosas.

—¿Qué clase de cosas? —su ceño se arruga.

—Bolsas de ropa y comida, televisores pequeños, radios, teléfonos, videojuegos, y dinero.

—Sin trabajar obviamente, ¿no? —cuestiona con sarcasmo.

—Sí —digo de repente triste al recordarlo, moviendo un pedazo de sábana entre mis dedos—. Yo era una niña y no lo comprendía.

—¿Nunca fue denunciado o detenido?

Muevo mi cabeza para negar: —No, nunca. Siempre se jactaba de sus logros.

Cuidando de ti (Dragon's Family #1) (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora