Capítulo 7

176K 11.4K 271
                                    

Samantha

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Samantha

No puedo creer mi suerte. Salgo de mi trabajo temporal como empleada de mantenimiento para la empresa tecnológica Píxel, y me voy caminando directo al albergue La Rosa. Espero reunir el dinero suficiente como para alquilar un apartamento. No exijo que sea lujoso ni nada por el estilo, con que tenga lo básico y sea un lugar cómodo y al que pueda llamar mío, con eso estoy conforme. Después de que el lunes pasara la entrevista inicial y llenara todo el papeleo, me contrataron al instante, pero temporalmente en empresas Píxel. ¡Casi y me pongo a dar saltos de alegría en la oficina de recursos humanos! Pero me contuve.

Me siento afortunada porque al fin pude conseguir un empleo, pero también me siento desanimada porque solo llevo unos días trabajando y ya tengo problemas, y no cualquier tipo de problema. No, uno muy feo llamado Wilson Morton. Él es el jefe de mantenimiento de la empresa y la ha tomado conmigo sin yo hacerle absolutamente nada.

Me tiene trabajando como una esclava lavando los baños solamente, y todo porque me he negado a responderle a sus comentarios fuera de lugar. Desde el primer día cuando nos presentaron, se me quedó mirando fijamente, lo que me hizo sentir muy incómoda y después sus nauseabundos comentarios no paraban cada vez que tenía oportunidad. "¿Tienes novio, marido tal vez?", "Tan bonita y tan sola, que pena", "Tengo aquí y a tu alcance justo lo que necesitas, nena." Eso y más me insinuaba con voz extraña, y no tenía que voltearme a ver, porque sabía muy bien a qué se refería.

A veces me asusta demasiado porque es un hombre alto y corpulento, pero necesito este trabajo desesperadamente y como no voy a dejar que ese idiota me pisotee, mañana hablaré con la señorita Betty, la técnica de recursos humanos y le expondré mi situación.

Sigo caminando, pero me detengo frente a una tienda de ropa para mujeres y me quedo mirando detenidamente mi imagen en el cristal. No entiendo qué ven en mí. ¿Por qué todos dicen que soy hermosa? No me siento hermosa en absoluto. Estoy pálida, más delgada, y siento que mi cuerpo llegó al límite y podría enfermar en cualquier momento. Mi Abu también me decía que era hermosa como mi madre y que tendría muchos enamorados. Que equivocada estaba, porque solo he tenido uno y cuando las cosas se pusieron feas en mi casa y ya no tenía tiempo para él, ni para fiestas, ni para nada que no fuera mi abuela enferma, se largó. Él fue mi primero en todo. Mi primer novio, mi primer beso, y mi primer amante, también. Recuerdo que me llevó a su casa y lo hicimos en su desordenada habitación. Fue horrible y él hizo la experiencia más horrible aún porque no sentí nada. Él no. Él sí lo disfrutó y no se ocupó de que yo también lo hiciera. Luego todo terminó. Se fue y me dejó con la frase cliché: "lo siento, muñequita, pero no eres tú, soy yo". Idiota. Después me enteré de que se revolcó con la mitad del estudiantado femenino mientras que yo me convertí solo en una más de su interminable lista. Imbécil. Mereces que te paguen con la misma moneda y, ¡vete a la mierda Bryan, donde quiera que estés! Resoplo y pienso en mi madre.

Casi nunca lo hago, pero cuando pienso en Sharon, me pregunto en cómo estará, qué hará, y si es feliz. Debe serlo. Tiene una linda casa en la parte privilegiada de esta ciudad, tiene dinero, un hombre rico que la cuida, que le consiente todos sus caprichos, y que no sabe que ella tiene dos hijos que dejó tirados. No tiene preocupaciones y come cenas de lujo todos los días, mientras que su hija es todo lo contrario. Tengo su número, lo encontré en la guía telefónica, y también sé su dirección, pero ni tan siquiera me molesto en llamarla y mucho menos en visitarla.

De ninguna manera. ¿Para qué? ¿Para que diga que no me conoce? No quiero pasar por ese mal rato. Lo poco que sé de ella, es porque lo leí a través del periódico local, específicamente en la sección de sociales. En la foto, ella estaba del brazo de su esposo John Smith, junto a otras personas que parecían importantes. Sharon, mi madre, estaba tan elegantemente vestida, peinada y maquillada, que casi no la reconocí. Todavía conservo ese estúpido pedazo de papel, tonta de mí. Debería tirarlo. No sé por qué aún no lo hago.

Despegando la vista de mi propia existencia, miro ahora la ropa a través del cristal, ropa linda y de moda. Hace tanto tiempo que no me compro algo bonito, algo para mí. Por suerte, tengo un uniforme de trabajo que me dieron en la empresa y no he tenido que comprar ropa. Ah, pero mi abrigo me acompaña a todas partes. Amo este abrigo, me lo dio mi Abu por mi cumpleaños número quince, y aunque ya está un poco descolorido, aún lo conservo. Además, es cómodo, calientito, y no pienso despegarme de él nunca porque cuando me lo pongo, siento como si ella me abrazara. Suspiro pesadamente. Como la extraño.

Las administradoras del albergue, Ester y Laura, me están ayudando a conseguir los documentos necesarios para poder llevarlos a la escuela de repostería y matricularme. Estoy muy ansiosa de comenzar a estudiar, pues a duras penas terminé la escuela superior. Dejé todo por cuidar a mi Abu y no me arrepiento por nada del mundo. Ella me enseñó muchas recetas de deliciosos postres y me las dejó todas en un lindo álbum. Fue una de las primeras cosas que eché en mi mochila cuando dejé la casa, y lo guardo como el mejor tesoro del mundo. No me habrá dejado dinero, ni cosas materiales, pero lo que me dejó fue mucho más valioso que todas esas cosas juntas. Sus valiosos consejos, palabras sabias y una buena actitud ante la vida, los llevaré por siempre tatuados en mi corazón.

No sé nada de Max, y el maldito sobre todavía está en mi mochila. ¿Por qué me lo dio a mí para que lo guardara? No sé en qué está metido y tampoco quiero saberlo. Ese club parece peligroso y no quiero enfrentarme a la ira del atractivo chico malo Daniel, otra vez. Espero que mi hermano aparezca pronto para así darle el sobre y que ya me deje en paz. Ya he aceptado que estoy sola y que no tengo a nadie más, pero eso no me detendrá de seguir luchando por mis sueños. Con eso en mente, respiro profundo, me acomodo la mochila y sigo mi camino.

Cuidando de ti (Dragon's Family #1) (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora