Capítulo 24

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Hola, disculpen por tardar, esta semana fue de trámites y trámites

En fin, es mucho drama...

Lean por favor.

Por cierto muchas gracias por sus mensajes y comentarios, ¡Son hermosas, divinas, las quiero!


Al entrar a casa las luces de la planta baja estaba apagadas, Minhyuk soltó mi mano para dirigirse al despacho, debía pensar que Minho ahí se encontraba. Le seguí.

- Papá, papá – Le llamaba Minhyuk.

El corazón se me encogió al entrar, las cosas que usualmente estaban en el escritorio, se encontraban ahora regadas y tiradas en el piso; Minho que se hallaba sentado en la silla principal, levantó la vista cuando nos vio parados ahí a los dos, sus ojos estaban completamente rojos y podía ver en sus mejillas el recorrido que habían seguido algunas lágrimas ya secas.

Minhyuk corrió hacia él, Minho se levantó de la silla y lo abrazó, le dio suaves besos en la cabeza, hasta que el pequeño le pidió que lo soltara.

De todos modos no lo bajó, si no que siguió aferrándose a él.

- ¿Dónde estaban? ¿Por qué no contestaste mis llamadas? – Su tono era molesto. Incluso sus rasgos se oscurecieron.

- Fuimos a ver muchos niños, papá, jugamos con la pelota ¡Hubieras ido! – Contestó Minhyuk.

Él volvió a verme con cara de confusión.

- Nana no podía ir po...

- Eso ya lo sé. – Me interrumpió.

Puse los ojos en blanco luego de eso, Minho bajó a Minhyuk y este corrió hacia mí; decidí salir de ahí y  prepararlo para dormir .

- Baja cuando termines, debemos hablar.

*

*

Estaba más que molesto, ya podía escuchar sus groserías y quejas. Minhyuk no tardó mucho en dormir, seguro estaba cansado. No quería hablar con Minho, pero viviendo ambos en esta casa, debíamos hacerlo.

Regresé al despacho, las cosas ya estaban en su lugar, Minho se encontraba en su asiento con los brazos recargados sobre el escritorio y las manos estrechadas. Tragué saliva y carraspeé un poco para que notara mi presencia, lo hizo. Señaló la silla frente a mí y me senté.

- ¿De qué quieres hablar? – Comencé con la charla.

- Cómo que de qué – Dijo a la defensiva, levanté una ceja e hice una mueca. Crucé los brazos sobre mi pecho y esperé a que comenzara a gritar.

- ¿Qué demonios pensabas al no contestar el teléfono? ¿Te estás vengando de mí por todo lo que ha pasado? ¿Es eso a lo que estás jugando?

Desde que iba bajando las escaleras me prometí no gritar, no decirle nada, pero no pude contenerme, que dijera aquello estaba acabando con mi paciencia. Y ver sus facciones llenas de rabia, acabaron conmigo.

- De qué hablas, ¿Venganza de qué? Entonces lo que he escuchado por los pasillos de la KBS es cierto. ¿Crees que me has hecho el daño suficiente para buscar vengarme de ti?-

Los gritos comenzaron a disminuir para convertirse en sollozos ahogados. Minho parecía aturdido al escucharme, su cuerpo se destenso y parecía querer acercarse a mí para consolarme.

- Yo no soy así Minho, jamás te haría daño – Hipé – No de la misma forma en la que me lo estás haciendo.

Se quedó perplejo, toda la rabia y los gritos que quería soltar se habían esfumado.

- No... Yo no... - Tartamudeó – Yo no quiero hacerte daño.

Me le quedé mirando tenía mucho más qué decir, pero el verlo de aquella manera me destruía, nos estábamos destruyendo, pero tampoco quería perdonarlo tan fácil, porque de inicio, ni si quiera había pedido disculpas.

- Si ya no me quieres, si ya no quieres estar conmigo, solo déjame en paz. Nos vamos de esta casa y ya.

Las palabras le cayeron como balde de agua fría, su expresión era de pánico. Comenzó a acercarse a mí así como comencé a alejarme de él, impidiendo que me tocara. Cerró sus manos en puños y volvió a endurecer sus facciones.

- Yo no quiero hacerte daño, no quiero dejarlos, ni a ti ni a Minhyuk; pero...

- ¡Pero qué! – Grité – Vamos dilo de una vez y se acabó.

Sus fosas nasales aumentaron de tamaño y comenzó a respirar aceleradamente. Y habló.

Cerré mis ojos ante la frase que acababa de pronunciar, era como si me hubiera golpeado, o peor aún. No sabía que pensara de aquella manera sobre mí.

Nos quedamos mirando unos segundos, volví a ver el camino de lágrimas que corrían una vez más por sus mejillas. Solté una leve risa que podía ser confundida por un quejido, negué con la cabeza y salí del despacho no sin antes recordar lo que había dicho:

- Solo quieres un pretexto para largarte con el idiota ese...





Let Me Get Close II (SHINee - Minho)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora